Man in the mirror

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Sora recargo su cabeza contra la ventana del bus, las luces navideñas aún brillaban en las entradas de los edificios y una fina capa de nieve comenzaba a caer sobre la ciudad.

Después de algunos minutos, apretó el botón de alto y bajo en su parada. Solo unos pasos más y podría descansar.

Al llegar a la puerta de su edificio, sacudió la nieve de su cabeza y de la caja que llevaba en sus manos. Ese día, 31 de enero, había sido el día en que su paciencia se acabó y decidió renunciar a su trabajo después de haberle dedicado 4 años a aquella empresa.

Tomo un largo baño y después de secarse el cabello y ponerse su pijama más calientita y sus calcetas de lana, salió a su sala y se sentó en el suelo para comenzar a sacar las cosas de la caja que había traído de su cubículo. Realmente solo eran materiales de papelería y cosas de higiene personal, le gustaba su trabajo pero al ver las pocas cosas que tenía sobre su mesita, se dio cuenta de que siempre había sentido que no pertenecía ahí. Y ahora, por fin podía respirar en paz.

Miro la hora en su celular y sonrió al mirar su espejo, aquel viejo espejo que compro en línea en una página de artículos de segunda mano que se ubicaba en Jeju y que en unas horas cumpliría un año de estar en la sala de su hogar.

Con un lápiz y su cuaderno de bosquejos, se sentó en el sillón y comenzó a dibujar al hombre con el que se encontraba todas las noches. Se rió al pensar que mañana contaría como su primer aniversario y él solo la vería en pijama.

—Toc, toc—su voz la hizo sobresaltarse.
Sora miro al espejo y su sonrisa se hizo brillante.

El año pasado no solo había comprado un viejo espejo, sino que era uno que guardaba un secreto.

De las 11 p.m. a la medianoche aquel espejo dejaba de reflejarla a ella y abría una puerta a un mundo parecido al suyo, pero en sí, bastante diferente.

Se llevó una gran sorpresa al ver a un hombre al otro lado del espejo porque era un evento imposible de pasar y esa vez durmió al lado de su puerta pensando en una explicación coherente para aquel suceso. Con las bolsas negras muy marcadas debajo de sus ojos, envío un sin fin de mensajes a la página donde compro el espejo y quién le contesto solo la llamo loca y termino bloqueandola.

A veces, solo pasaban cosas inexplicables y esa noche con un talismán para ahuyentar a los malos espíritus que le compro a un ancianito en su viaje a China, decidió esperar al hombre del espejo, quién se convertiría en alguien especial para ella.

—No me di cuenta de que el tiempo corrió tan rápido—dijo susurrando y cerrando su cuaderno en donde acaba de dibujar el retrato de ese hombre.

—¿Qué estabas dibujando?—pregunto con curiosidad—¿Es una nueva idea para uno de tus proyectos?

Sora era arquitecta paisajista y siempre le gustaba pedirle opiniones a él sobre las ideas que tenía.

—En realidad, Junmyeon—lo llamo por su nombre—, no podré enseñarte mis dibujos en un tiempo—lo vio fruncir el ceño—. Hoy renuncie a mi trabajo.

Junmyeon abrió un poco su boca y después sonrió.

—Una muy buena decisión.

Junmyeon sabía que los compañeros de trabajo de Sora no eran las mejores personas, por ser la más nueva en la empresa le terminaban dando trabajo de más y no le daban el crédito que merecía por las propuestas e ideas que aportaba en los proyectos de la empresa. Había convivido con ella durante casi un año y sabía los momentos difíciles que había pasado.

Platicaron de todo un poco hasta que Sora se dio cuenta de que el programa de fin de año en la televisión anunciaba el último minuto para dar inicio al próximo año. Se acercó al espejo y puso su mano contra el vidrio, la hora de la despedida se acercaba.

—Feliz año nuevo, Sora—Junmyeon puso su mano frente a la de ella.

Los dos anhelaban lo mismo: que sus dedos pudieran tocarse y así poder entrelazarlos.

—Feliz año nuevo, Junmyeon. Nos vemos mañana—Sonrió cálidamente y le dio una última mirada al hombre del espejo, quién desapareció justo al momento en el que todos se felicitaban y los fuegos artificiales adornaban el cielo en distintas partes del mundo.

Se acostó en el sillón y cerro los ojos deseando poder tener más tiempo con Junmyeon.

Despertó cuando sintió un toque en su cabello.

—No sabía que era tan guapo—Junmyeon volteó el cuaderno con su retrato en el.

Sora abrió y cerro los ojos un par de veces, debía estar soñando porque Junmyeon estaba frente a ella.

—¿Cómo paso?—le tocó las mejillas y se asombro más porque su piel estaba cálida.

—No lo sé, simplemente volví a aparecer y está vez pude pasar a través del espejo.

Sora no entendía por cuáles leyes se regían su mundo y el de él, pero en ese instante no importaba mucho buscar el por qué. Lo mejor que pudieron hacer en vez de pensar en preguntas abrumadoras, fue abrazarse fuertemente por un largo tiempo.

Sus miradas se conectaron y Junmyeon tomo la mano de Sora para al fin poder entrelazar sus dedos. Los sentimientos del uno por el otro estaban estallando en sus pechos y sin más, se fundieron en un interminable beso antes de que el universo se diera cuenta de su error y los separara de nuevo.

Sora apretaba sus brazos alrededor de Junmyeon mientras él besaba sus mejillas y bajaba sus labios a su cuello.

—¿Me detengo?—le pregunto cuando sus manos acariciaban su cintura por arriba de su pijama.

Sora negó con la cabeza mientras se sonrojaba y tomándolo de la mano lo guío hasta su habitación donde ahora era ella quien iniciaba el beso.

La noche se fue entre caricias de ambos y la mañana llegó con su amor consumado. Sora despertó con el ruido de la alarma de su celular proveniente de la sala y cuando trato de estirarse; los brazos de Junmyeon, quién la tenía pegada a su pecho, le impidieron moverse.

No había sido un sueño, él aún seguía ahí.

—Buenos días—dijo ella mientras cubría su cara con la sábana. No era su primera vez, pero se sentía tímida.

Junmyeon le quitó la sábana y la beso en la frente, después se ofreció a ir a apagar su alarma y a hacer el desayuno mientras ella se duchaba. Sora se quedó mirando al techo por unos minutos tratando de asimilar todo.

Después de ducharse, salió a su cocina y el delicioso olor de café, huevos y pan francés la recibió.

—No me mentiste, si sabes cocinar—se sentó frente al plato que él le sirvió.

—Mi menú no es tan extenso, pero los platillos que sé hacer saben bien. Aparte, aunque es un desayuno sencillo, tenía que lucirme porque hace un año que nos conocimos.

Cuando fue el turno de Junmyeon para ducharse, Sora se acercó al espejo y lo observó con detenimiento, el mundo de él no se reflejaba, solo estaba ella y no parecía que hubiera algo fuera de lo normal. O eso pensaba hasta que extendió su mano al vidrio y esta paso sin ningún problema.

¿Podía entrar al mundo de Junmyeon?

—¿Segura que quieres entrar? La verdad es que me da miedo que volvamos a ser como antes—la abrazo—. No sé cuánto dure esto, pero quiero quedarme aquí contigo.

—Hay que intentarlo, ¿Sí?—le estiro las mejillas.

Junmyeon cerro los ojos y con indecisión paso a su mundo, ahora podía ver a Sora al otro lado. Con miedo extendió su mano temiendo que ya no pudiera sentir el tacto de Sora, pero para su sorpresa, ella tomo su mano y en un movimiento rápido se encontraba junto a él.

¿Algún día dejaría de funcionar el espejo?

No lo sabían, pero aprovecharían al máximo el tiempo que les restaba juntos.

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Espero te guste, ValeKkaebsong 💜💜💜
Feliz año, te quiero mucho 🎊💖

Mirror «Junmyeon»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora