𝔈𝔩 𝔢𝔰𝔭𝔢𝔧𝔬 𝔱𝔦𝔢𝔫𝔢 𝔲𝔫 𝔰𝔬𝔩𝔬 𝔩𝔞𝔡𝔬

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❝Siempre que una parte de mí encuentra la palabra adecuada, la otra no puede alcanzarla.❞

—Tokyo Blues.

Hades no estaba acostumbrado a los sobresaltos.

Encajaba perfectamente en el clásico arquetipo de oficinista aburrido: Trabajaba en una prestigiosa compañía de arquitectura en el departamento de Diseño, era un hombre soltero cuyo expediente de citas en su juventud no superaba las ocho o nueve, vivía solo en una casa grande y sobria en un conjunto residencial cerrado, rara vez se lo veía vestido de otra manera que no fuese un traje. El típico vecino silencioso sin una vida interesante que es tachado de raro —y con frecuencia molestado— por los niños y es objeto de chismorreo de las señoras. 

Tenía una vida monótona con la que en realidad se sentía bastante cómodo: Su rutina consistía en poco más que despertarse, tragar un té con ensalada de frutas y conducir hasta su oficina, donde se quedaba desde las ocho de la mañana hasta las seis de la tarde para volver a conducir a casa e irse a dormir sin mayores contemplaciones. Aunque cualquiera podría tachar esta clase de estilo de vida como vacía, solitaria y triste, lo cierto es que el hombre se sentía cómodo. Un espacio tranquilo y estable en el qué quedarse sencillamente en silencio mirando por la ventana era más que suficiente para mantenerlo contento, no necesitaba de nada más.

Así había sido hasta el 2015, en el que una familia nueva, aparentemente extranjera, se mudó a la casa de enfrente, un primer cambio abrupto en su simple rutina debido a que llevaba casi dos años sin tener vecinos, y por ende se había habituado al silencio de la calle vacía. Al contrario de él mismo, aquella gente era el escándalo personificado. Principalmente si se hablaba de sus tres hijos. En ese entonces la hija mayor, llamada Seika, tenía nueve años, el del medio, Seiya, tenía siete años, y Shoko, la más pequeña, tenía cuatro.

Para alguien tan observador como Hades y con tan buena memoria era bastante fácil describir aquella escena: El camión de la mudanza estacionado en la carretera provocando su característico y molesto ruido, que fácilmente llamaba la atención de los demás propietarios, varios hombres fornidos cargaban muebles y cajas dirigiéndolos con trabajo a las puertas dobles abiertas. Y sobre todo, un auto familiar del que salió un hombre alto de cabello castaño, una mujer esbelta de cabello negro azulado y de los asientos de atrás, salieron disparados dos niños también de cabellos castaños que no tardaron en dirigirse como balas hacia las puertas de la casa, mientras la mujer sacaba en brazos a una niña chiquita, de curioso cabello rojizo y vestida de blanco.

Hades predijo ese día que la aparición de aquella familia causaría sensación, y no se equivocó. Empezando por el mero hecho de que la misma casa de enfrente hubiese sido habitada como tal, después de haber estado muchísimo tiempo vacía, en años anteriores había vivido allí una estudiante de la carrera de Periodismo con su novio, pero cuando se separaron el chico se mudó y la muchacha desapareció justo dos días después, para que otros dos días más tarde corriese por el barrio la noticia de que se había suicidado. Esto sumado al hecho de que, durante otros cinco años después de este suceso dicho hogar "misteriosamente" no fuera ocupado por nadie más, causó que los clásicos rumores de que la casa estaba embrujada corrieran, rumores a los que Hades jamás le prestó atención y realmente jamás supo si llegaron a oídos de los Makri, si supieron lo sucedido alguna vez en su entonces nuevo hogar jamás hablaron al respecto, y Hades tampoco expresó curiosidad al respecto.

Otra razón por la que fueron por mucho tiempo la comidilla del vecindario fue el hecho de que fuesen extranjeros. Aioros, como se llamaba el hombre era griego al igual que Hades, pero su esposa Mei era china y Seika y Seiya según sabía, habían nacido en Japón, mientras que Shoko sí nació en Grecia. Por todas las primeras semanas desde que los Makri llegaron al barrio las señoras los atacaron con preguntas acerca de sus países natales y cómo habían llegado allí. La pareja sonreía y respondía sin problemas, mientras que los niños tendían a esquivar inocentemente el tema, poniendo rostros confusos o marchándose a jugar sin responder.

Pero lo que sin duda era más distintivo de aquella familia era su hijo del medio, Seiya. Aquél muchacho bajito de puntiagudos cabellos castaños no tardó nada en hacerse un nombre en el vecindario debido a su extravagante carácter. Se volvió una costumbre para los mayores saludar esa pequeña ráfaga a menudo vestida de azul y rojo con la que casi se tropezaban en la acera, a menudo las señoras bien podrían gritarle por ser escandaloso o bien lo atacaban a besos y pellizcos exclamando cuán encantador era, los otros niños que apenas solían ser vistos saliendo de casa ahora cubrían las zonas verdes y parques del vecindario, gritando y corriendo como si apenas hubiesen aprendido a ser niños, liderados por el pequeño muchacho castaño. Como si con su llegada se hubiesen dado cuenta de que existían estos sitios para ser juguetones y escandalosos y sólo estuviesen empezando a disfrutarlos.

El conjunto residencial, alguna vez silencioso y monótono pareció hacerse de colores distintos, más intensos, las risas y gritos de los niños pasó a ser una costumbre para los más grandes e incluso aprendieron a disfrutar y divertirse con las locuras que se les ocurrían a los infantes, locuras que seguro jamás habrían imaginado que pudiesen salir de sus chicos. Una vez Hades oyó a una señora decir:

«Es como si con ese pequeño el vecindario fuera más fresco, con más vida, como si nos hubiera devuelto algo que perdimos sin darnos cuenta.»

Y aún siendo poco menos que un simple espectador, alguien que se sumía en su propia rutina contemplando desde lejos la transformación del lugar donde vivía, Hades no pudo sino estar de acuerdo con ella, y sonreír con suavidad.

Por otra parte, de los padres podía decir menos y lo que sabía lo sabía a través de habladurías o cosas que había oído cada vez que los vecinos planeaban un evento o reunión. Sabía que Aioros era fiscal y Mei era profesora de baile de una academia infanti, sabía que habían concebido a Seika siendo bastante jóvenes y a menudo las otras mujeres se metían con la mujer por eso mismo. De la misma manera conocía algunos gustos y rutinas que tenían al observarlos cada mañana desde su puerta: Veía a Seiya y a Seika impecables en sus uniformes para ir a la escuela y Seiya corriendo y brincando como si nunca pudiese contener la emoción, como si para él cualquier mínimo evento significase una gran aventura mientras que Seika lo contenía con esa severidad típica de quien se sabe la hermana mayor y "la más responsable", veía a Aioros con la pequeña Shoko en brazos, vestida con su pequeño delantal del jardin de infancia mientras la acomodaba en el auto, y por último veía a Mei, siempre siguiendo a sus hijos y estos oyendo cada palabra de ella, siempre cerca de su marido y a veces incluso lo besaba delante de los niños, que no tardaban en gritar que aquello era asqueroso.

La rutina era más o menos así, fue así durante dos años. Dos años en los que los Makri se instalaron y se hicieron un lugar en el conjunto residencial, dos años en los que el pequeño Seiya se apoderó de los corazones de casi todos, dos años en los que incluso calificaron el matrimonio de Aioros y la señorita Mei como perfecto. Dos años que Hades sencillamente vio pasar como un testigo, sin nunca tomar un gran partido.

Hasta un día que no parecía contener nada interesante, pero terminó sacudiendo a todo el mundo.

«¡La señorita Mei ha muerto!»

«¡La asesinaron!»

«El señor Aioros está destruido.»

«¿Qué será de los niños ahora?»

«¿Qué será del pequeño Seiya?»

Decir que las cosas fueron distintas desde entonces sería quedarse corto.

তত꘏⑅*❀꘏তত

¡Hola hola! Ya que ando contenta porque estoy a nada de terminar Romance de la viuda enamorada decidí ponerme a hacer esta historia que tiene, como notarán, un concepto o idea general muy similar, pero con personajes y un contexto distinto.

Decidí basarme para su desarrollo en el drama "Está bien no estar bien", el libro Tokyo Blues de Haruki Murakami y otras cosas que sinceramente no recuerdo ahora xD, aparte es mi primera historia como tal protagonizada por Seiya, espero que salga bien.

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