EXPIACIÓN

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A VECES LA VIDA NO ES COMO ESPERABAS


Él era exactamente todo lo que yo no deseaba ser. Estaba lleno de hijos, gordo, descuidado y pobre. Yo quería hacer tantas cosas en la vida, deseaba seguir patinando, anhelaba viajar por el mundo, aprender otros idiomas, poder ganar una beca deportiva e ir a la universidad... pero... todo cambió un día.

Y me convertí en aquello que tanto detestaba. Un simple omega, ama de casa, lleno de hijos, al igual que mi tío político, Yuuri Katsuki.

Me faltaban dos años para terminar la preparatoria, tenía 16. Estaba emocionado porque había logrado ganar las competencias nacionales de patinaje artístico sobre hielo y pronto podría acceder a las eliminatorias internacionales. Estábamos en primavera y vivía la vida al máximo, amigos, fiestas, entrenamiento. Podía con todo. Además tenía un hermoso novio rebelde que manejaba una moto cool. Aunque él iba en último año de prepa, Beka era el alfa más deseado de la escuela. Y era todo mío.

Pero un día mi mundo se vino abajo y mi perfecta vida se me fue de las manos... o en realidad empezó una nueva etapa que no había planeado, ni estaba preparado para enfrentar.

Estaba embarazado.

A pesar que Beka y yo nos protegimos, quedé encinta. Quizás el preservativo se rompió, quizás el líquido pre seminal me preñó... tal vez soy demasiado fértil. El hecho es que esperaba un cachorro y con eso mis sueños, como los tenía pensado, se vinieron abajo.

Mi abuelo casi mata a Beka si no fuera por mi tío Viktor, me habría quedado sin pareja. Todos se sintieron con derecho de opinar desde entonces, abuelo Nikolai, los padres de Beka, Viktor... hasta Yuuri su omega, metió las narices.

Hubo de todo, gritos, lágrimas, reprimendas, quejas, acusaciones pero al final, luego de sentarnos todos a conversar terminé comprometido.

Mi abuelo y los padres de Otabek estaban decepcionados de nosotros pero no nos dieron la espalda. Yo soy huérfano así que solo tengo a mi abuelo y a mis tíos, ellos soñaban con que siguiera los pasos de la familia y me convirtiera en un patinador famoso, que pudiera estudiar, conociera mundo e hiciera algo de fortuna. Claro que Viktor, el hermano de mi madre, tampoco pudo hacer mucho dinero porque embarazó a su omega de gemelos y con eso tuvo que dejar su brillante carrera de patinador. Pero yo ni siquiera he empezado.

Me jodí. Totalmente jodido.

Beka y yo nos casamos en una sencilla ceremonia. No hubo una gran fiesta, ni una súper celebración. Apenas un pequeño almuerzo, sólo nos acompañaron los amigos más cercanos. A todas luces era un matrimonio apresurado para encubrir la falta cometida. Eran otros tiempos, no como ahora que salir embarazados a los 16 te hace ver como un omega luchón. Antes, sobresalir siendo omega era muy difícil si no tenías alfas que te apoyen.

Otabek y yo empezamos una nueva vida para la que no estábamos preparados. Tuve que dejar la escuela. No se permitía a un joven omega embarazado asistir a clases. Decían que podía incitar a los demás a seguir mis pasos. Demasiadas feromonas maternales en el ambiente

Y mi esposo no pudo terminar su último año porque debía trabajar para poder mantenernos. Ninguna de nuestras familias era adinerada, mi abuelo es guardia forestal, no podía encontrar mucho apoyo por ese lado, él siempre estaba metido en el bosque.

Los padres de Otabek tienen tres hijas más, Yusefa, de 12 años y un par de mellizas omegas llamadas Zulma y Zulima, apenas les alcanza para vivir.

Nos instalamos en una pequeña, vieja y destartalada cabaña que el abuelo Nikolai nos consiguió del gobierno, para pagar en alquiler—venta. Pero para poder mudarnos y dar el adelanto Beka tuvo que vender la hermosa motocicleta que le había costado años comprar. Él entró a trabajar en una de las pequeñas fábricas de muebles de la zona. Tenía una jornada de 8 horas y regresaba cansado. Yo me quedaba solo todo el día, mientras mi vientre crecía. La única persona a la que visitaba con regularidad era al cerdo, que vivía muy cerca, también en una casa vieja pero más refaccionada que la mía. Pero no lo aguantaba mucho, cuando empezaba con sus clases de cocina, lavado, limpieza o cambio de pañales, salía corriendo de allí. Los Nikiforov tenían 4 cachorros, el mayor ya tenía 6 años y parecía que iban para largo. El cerdo cada día estaba más redondo pero eso a Viktor parecía encantarle. Llegaba mucho más temprano que mi Beka, siempre con comida y algún dulce para su rechoncho esposo.

EXPIACIÓN (OTAYURI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora