Sirena

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Ese verano fue uno de los más calurosos y pero también uno de los más difíciles en la ciudad.
Yo vivía en el centro histórico, en una casa en primer piso hecha con ladrillos rojos y pisos de madera, que acentuaban terriblemente el calor. Los techos eran muy altos pero aún así no se sentía la circulación del aire... entonces nos veíamos obligados a estar con las ventanas abiertas todo el tiempo a pesar de la inseguridad de ese entonces.

Una madrugada nos despertamos por un sonido ensordecedor. Todo el mundo gritaba afuera y entró una gran humareda negra, negrísima por las ventanas. Salimos corriendo hacia la puerta...

Las luces de los postes estaban apagadas y con muchos vidrios en el suelo que también se sumaban a los de las ventanas destrozadas. Había mucho bullicio, mucho desorden, perros ladrando, gente con sangre en la cara corriendo por la calle sin rumbo...

Entre tanta confusión, alguien dijo que los terroristas habían puesto un coche bomba. 

Yo no entendía muy bien como era eso. Pero vivía con miedo. y ¿si explotaba mi casa?, ¿si explotaba yo? El resto de la madrugada no pude dormir pensando, que tal vez una bomba podría entrar por la ventana y que ya no tendríamos mucha suerte.

Cuando la mañana llegó, apareció un tanque en la esquina de la casa, era igualito a esos de juguete sino que era enorme... yo lo miraba con terror y curiosidad. ¿Era así como se detendrían a los coches bomba? Así que las pocas veces que salía de casa, huía de los carros parqueados en las aceras... por si acaso...

Mi tía nos dijo que por seguridad debíamos salir de Lima, que era peligroso quedarnos sobre todo en el centro. Así que una mañana muy temprano, mi mamá me despertó, metió mis cosas en una maleta y me mandó con mis tíos y mi abuela que me esperaban afuera en un escarabajo blanco que yo odiaba por el olor a guardado penetrante que tenía y porque entre otras cosas, era un sauna viajar allí adentro.

Tenía que salir corriendo así que con las justas cogí una muñeca de plástico y me la metí debajo del polo, sujeta por el pantalón, para que no se me cayera.

La travesía fue larga, desperté y me dormí muchas veces. Alcancé a ver que pasabamos por un túnel y mi tía hablaba que por allí había un boquerón donde habitaba el diablo y que si me portaba mal me iban a llevar allí y ofrecer como ofrenda. Me asusté pero también tuve curiosidad porque no sabía como era eso y pues, sonaba interesante... a lo mejor un día... podría intentar hacer algo y...

Estaba en esos pensamientos cuando llegamos ante una gran reja negra. Un hombre se nos acercó, nos pidió identificación y nos abrió la puerta. El carro entró y pude ver una calle larga separada por un cerro pedregoso con terrazas y charros cantando con guitarras para un lado,  y casas muy grandes (algunas muy raras) para el otro. 

Nos detuvimos en una casa blanca de tres pisos con un gran patio al nivel de la calle y plataformas que terminaban en un muelle. Tenía una forma rara, incluso algunas ventanas eran redondas, como un barco? mmm creo que si... sobre todo para el lado del muelle que se extendía largamente sobre el mar.

Allí en la casa todos eran mayores, viejos en realidad, y no me tenían mucha paciencia, así que me despertaba, me ponía mi polo, mi short, mis medias cubanas con blondita y mis zapatillas y me iba a jugar a la parte de atrás de la casa, donde habían unas estructuras abandonadas y... el muelle largo e inmóvil, que me miraba desde lejos y me llamaba...

Me tenían prohibido ir allí, pero la casa era tan grande que podía escabullirme y meterme en esos cuartos abandonados, sucios, tenebrosos, saltando entre las gradas hasta terminar en la plataforma que limitaba con el muelle. Lentamente me acerqué al borde. Había una reja de protección que separaba con el mar quedando solo libre la parte de acceso al muelle. El mar se veía verde azulado. Estaba mirando hipnotizada el movimiento ondulado de la corriente cuando vi algo moverse por entre las aguas. Era como un pez pero... grande... bastante grande, y con escamas. Me asusté y dí unos pasos atrás... sin embargo la curiosidad era más grande y algo dentro de mí me hizo acercar nuevamente. 

[Anti]memoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora