Entonces lo supe, yo era el principito y ella era la rosa. Ella era caprichosa, egoista y orgullosa; llena de espinas, pero calida y hermosa al mismo tiempo. Alguien asustada del amor pero que lo anhelaba más que nadie. Yo era el Principito que se encargaba de cuidarla y regarla sin importar qué, quien por más que quisiese quedarse se la pasaba buscando algo que sentía que le faltaba.
Tal vez desde su punto de vista yo sea la rosa, no lo sé.
O tal vez ninguna tenga razón y ambas seamos el zorro, alguien que necesitaba ser domesticado para confiar y querer, quien se queda solo con su tristeza al perder su lazo tan valioso.
Pero para mí ella siempre será mi rosa, aunque se haya marchitado y sus espinas se me hayan enterrado en la piel.
Me gusta pensar que aunque yo me hayan ido siempre seré su Principito torpe e iluso que se la pasa buscando algo que no se le ha perdido.
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Los Vagos Pensamientos De Una Mente Cansada
Поэзияpensamientos tontos de una mente que divaga todo el tiempo.