El brote de un virus desconocido para la humanidad acabo con la mayor parte de la población.
Solo pocas personas fueron lo suficientemente fuertes para sobrevivir a este apocalipsis.
Aquellos que habían muerto infectados han resurgido de entre la ti...
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Alex, 22 años, Los ángeles.
Estadísticas indican que hay un 75% de infectados, 20% Sobrevivientes y 5% de personas inmunes a la infección.
Tenemos poco tiempo para parar con esta locura antes de que la humanidad se extinga; algunos infectados están mutando, se vuelven más peligros, cada día hay más variantes de estos muertos vivientes.
El único lugar seguro que tenemos es la isla de Karmaland, un lugar seguro para la población restante y por supuesto el lugar donde queda la última esperanza de encontrar una solución a esta locura.
Tres barcos zarparan durante las siguientes semanas, los lunes por la tarde antes de que se ponga el sol.
No podemos asegurar que después de esas semanas vuelvan más barcos, por nuestra seguridad así que por favor intente ponerse en marcha lo antes posible.
Las coordenadas son: #### #### ##
Usted, quien quiera que escuche esto lo estaremos esperando.
— Me lleva la pinche chingada.— Quackity daba pequeños golpes a la radio que se veía interrumpida con la horrible señal que llegaba a la casa abandonada.
Llevaba días intentando captar más, había viajado muchas horas para acercarse al centro de la ciudad para llegar a la estación de radio con la esperanza de saber las coordenadas de su destino, sin embargo la vida le jugaba una mala pasada, la señal era horrible desde que dejaron de mantener las instalaciones principales de servicios básicos, se notaba que estaban deteriorandose con el paso del tiempo.
Estar incomunicado en situaciones así era como andar a ciegas sin un destino al cual moverse. Lo peor es que su radio apenas y podría sobrevivir, las pilas podrían acabarse en cualquier momento y jamás sabría cómo llegar a Karmaland.
—Puta madre, me va a cargar la verga esto. — Miro a su al rededor, logro colarse en una casa abandonada está mañana. Había tenido suerte de encontrar un refugio como este. Los fraccionamientos en específico eran los lugares más desolados que cualquier otro de la ciudad ya que los ricos fueron los primeros en abandonar sus hogares para ir a otro lugar más seguro. No había muchos zombies y si se encontraba con alguno estos era uno o dos como máximo.
Solo tuvo que pasar desapercibido y quedito para no captar la atención de los pocos zombies que rondaba por la zona. Ni en pedo se arriesgaria a matar alguno.
Inspeccionó la casa para estar seguro y decidió que sería un buen lugar para quedarse durante algunos días. Saldria a explorar los al rededores, estaba seguro que habrían centros comerciales o supermercados dónde podría abastecerse ya que estaban cercanos a la zona principal de los Ángeles, cuyo lugar también era uno de sus destinos al encontrarse ahí la estación de radio.
Por ahora solo tenía unas cuantas piezas de pan, una lata de atún y dos botellas de agua.
¿Estaba en la miseria? Si, pero era mejor que nada.
