Cada vez que le decía mi edad a alguien mayor, me decía: «oh, Marinette, ¡estás en plena flor de tu juventud, disfrútala!», pero solo eso. Los adultos no nos advierten que parte de crecer es tener responsabilidades, cometer errores una y otra vez; que no todo es alegría, que vivimos buscando la felicidad y que haríamos lo que fuera para, al menos, ser feliz una noche.
Por eso, cada vez que oscurecía, yo salía a mi balcón a ver las estrellas mientras reflexionaba lo que había hecho en mi vida. Lo único que había logrado a mis veinte años, había sido convertirme en Ladybug y enamorarme de alguien que no me correspondía de la misma manera. Esto último yo lo tomaba como un logro porque creí que ya había aprendido mi lección, pero no. Allí estaba yo de nuevo, en mi balcón, recostada a la valla, viendo las estrellas, mientras pensaba en aquel chico que ahora invadía mi mente día y noche; mientras pensaba en mi compañero de batallas.
—¿Por qué creerías que sería buena idea? ¡Ni siquiera te conoce!
Las palabras de mi mejor amiga se hicieron presente una vez más. Ella estaba sentada en esa silla detrás de mí y no había dejado de mencionar que Chat Noir jamás correspondería mi amor, tal y como lo había hecho Adrien.
—Él es mi mejor amigo, Alya. Lo conozco muy bien.
—No, no lo conoces. Te recuerdo que él usa una máscara y no puedes ver lo que hay detrás.
—Sí, sí lo he podido ver —confesé al voltearme hacia ella—. No se trata de cómo es su rostro, se trata de quién es él en su interior. Y durante todo este tiempo que hemos sido compañeros, he llegado a ver a un chico valiente, divertido, simpático, inteligente, carismático, leal…, no necesita quitarse la máscara para enseñarme su nombre y amarlo tal y como es.
—¿Y si te decepcionas al saber quién está detrás de la máscara?
—Eso jamás pasará, Alya.
—¿Cómo estás tan segura? ¿Y si… es uno de los chicos cercanos a ti? ¿Y si es alguien que conoces de lejos, pero nunca le has querido hablar en tu vida?
—Alya, por favor… —bufé, mas ella continuó:
—Esto es serio, Marinette. Así como no hay que juzgar a un libro por su portada, tampoco hay que ir tan lejos, como querer decirle tu identidad secreta sin antes saber mínimo su apellido.
—Alya…
—¿Y si él no llega a quererte de la misma manera? ¿Y si es débil y al saber tu identidad se hace aliado de Monarch? —insistió, lo cual comenzaba a cansarme.
—Yo lo conozco, Alya. Él jamás haría algo así. Conozco su corazón, él es la persona más leal que he conocido.
—¿Disculpa? ¡Yo soy tu mejor amiga!
—¡Tú prefieres creerle a Lila que a mí! —acredité levantando un poco la voz.
—No cambies de tema, Marinette. Además, ¿no crees que si lo conocieras cómo es en realidad, ya lo habrías hallado en alguna calle de París sin su máscara? Estoy segura que Ladybug ya tuvo que haberse encontrado con él en alguna ocasión y no te diste cuenta. ¿Por qué? Porque no lo conoces.
Un gran suspiro salió de mis labios en cuanto me abracé a mí misma. Esas palabras me habían dolido. Alya estaba en lo cierto, si yo lo hubiera conocido, tal vez ya lo hubiera descubierto sin su máscara, o viceversa, pero no era así. Ambos no éramos más que dos desconocidos, pero, esa cuestión no cambiaba mis sentimientos por él.
—Tienes razón —dije al voltearme—. Pero eso no hace que deje de sonreír cada vez que pienso en él, cada vez que recuerdo las muchas aventuras que hemos pasado juntos —aseguré viendo sus ojos—. Yo lo amo, Alya. Así que, por favor, déjame amarlo.
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Noche Estrellada | Marichat | One Shot
RomanceMarinette ahora había decidido dejar atrás a su amor por Adrien Agreste. Su corazón ahora latía por el héroe de París y todo lo que quería era confesarle lo que sentía. No obstante, todo da un giro inesperado cuando aquella noche estrellada se encu...