Un nuevo mundo

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En el inframundo

-Me me has derrotado- diría un sorprendido Vergil que se encontraba de rodillas

-¿Qué te pasa? ¿Eso es todo lo que sabes hacer? Vamos, seguro que tienes más trucos en la manga- respondería su hermano Dante, ante esto Vergil se levantó irradiando un enojo increíble

-Con la separación de los amuletos, el portal al mundo de los humanos se está cerrando, Dante- comentaba Vergil a su hermano

-Acabemos con esto, Vergil, debo detenerte aunque tenga que matarte- comentaría Dante de manera seria

Ante esto Vergil se preparó para atacar, fue cuestión de segundos que este se dirigiera corriendo hacia su hermano Dante, y Dante hacia lo mismo se dirigía hacia su hermano dispuesto a acabar con el combate, ambos se acercaban, ambos preparaban su ataque pero solo uno acerto

-Nadie tendrá este amuleto Dante-cometaba Vergil mientras levantaba su amuleto que se había caído y con otra mano se sostenía donde había sido impactado por su hermano. Me pertenece a mi, uno de los hijos de Sparda- seguía diciendo Vergil mientras se alejaba, Dante intentó acercarse pero fue detenido por la katana de Vergil. Márchate si no quieres quedarte atrapado en el mundo demoníaco, yo me quedo, este era el hogar de nuestro padre- comentó Vergil antes de tirarse de espalda hacia el vacío, su hermano intentó detenerlo pero fue interceptado por un corte de Yamato, Dante imponente y triste solo veía como su hermano se dirigía hacia las profundidades del mundo demoníaco, o eso creía.

Vergil se encontraba cayendo pero de lo que no se dio cuenta fue que un agujero apareció atrás de él haciendo que no llegara al mundo demoníaco, sino que este agujero lo va a mandar a un lugar muy distinto del mundo demoníaco.

Después de algunas horas, Vergil se despertó, pero no estaba en el mundo demoníaco, parecía estar en un dormitorio 

-¿Dónde estoy? Esto no es el mundo de los demonios-pensaba Vergil mientras se levantaba de la cama, al hacer esto se dio cuenta que se encontraba desnudo de la cintura para arriba y que la herida que le había sido causada por su hermano estaba vendada, aunque a estas alturas la herida ya se debió de haber cerrado, este se encontraba buscando sus cosas hasta que las encontró en otra cama junto a su Katana Yamato, este estaba dispuesto a irse cuando escuchó la puerta abrirse y vio entrar a una joven rubia de ojos azules con lo que parecía ser agua y un plato de comida

-Veo que despertaste, aunque no deberías de pararte aún la herida que tenías parecía ser bastante fea así que deberías de seguir descansando-comentaba la joven rubia

-¿Tu fuiste la que me trajo a este lugar? fue la pregunta de Vergil que observaba analíticamente a la joven extraña

-Sí, así es, te encontré afuera en el bosque estabas herido, así que decidí ayudarte, de hecho ahorita estamos en mi cuarto, por cierto mucho gusto soy Enid Sinclair-decía animadamente la joven ahora conocida como Enid ¿Y tu eres? preguntó curiosa la joven

-Soy Vergil y agradezco la ayuda- decía Vergil mientras se dirigía a la salida

-Oye espera-interrumpió Enid

-¿Que necesitas? preguntó el hijo de Sparda sin darse la vuelta

-Aún no te puedes ir- dijo seriamente la rubia

-¿Por que? preguntó Vergil mientras se preparaba para atacar en caso de ser necesario

-Aún necesitas comer- mencionó Enid poniéndose enfrente de Vergil y mostrandole la bandeja con comida

-No gracias- contesto Vergil intentando esquivar a Enid pero fue ibterrumpido por esta nuevamente

-No, necesitas comer y recuperar fuerzas además aún necesitas recuperarte de tu herida-mencionó la joven de manera seria

Nevermore may cryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora