Había un montón de cosas que a Adrián le atraían de su novia.
Podía empezar por sus caderas anchas.
Su busto prominente y el hecho de que nunca le pedía nada realmente.
Las citas siempre comenzaban igual.
El pasaba a comprar un par de sopas instantáneas, las llevaba, comían juntos viendo algún partido de fútbol porque eso era algo que a él le gustaba y le emocionaba, se besaban un rato, pasaban cosas de adultos, sin llegar a concretar nada en realidad, continuaban así por un rato y cuando su madre lo llamaba entre gritos y reclamos, él solo se ponía de pie y se iba caminando.A Alexa no le gustaba salir, prefería la comodidad de su hogar, no le pedía rosas y en las pocas ocasiones que llego a hacerlo él siempre se zafaba diciendo algo como: "ya sabes que no tengo dinero", puesto que lo poco que llegaba a ganar, haciéndole las tareas a sus compañeros de la universidad y desvelandose todas las noches, lo invertía en la reparación de su moto, la cuál, ya llevaba por lo menos dos meses en el taller. Complacer a Alexa era realmente tan fácil, que estaba comenzando a hacerse a la idea de que esa seria su vida.
Su mamá solía repetirle que ese era el tipo de mujer que quería para él, alguien que no pidiera mucho, se conformará con lo que él podía darle y fuera muy, muy trabajadora. Y en definitiva Alexa encajaba en esa descripción, no estudiaba, pero consiguió un empleo en alguna fábrica, Adrián realmente no sabía realmente que hacía, pero le venía bien saber que no era una niña mimada.
Cada cosa estaba en su lugar, justo como debía ser.Él estudiando con una pareja estable, Samuel en el ejército quizás pagando cada una de las cosas que le hizo a Erika, Lalo concentrado en sus maquetas y cosas de arquitectos, Gabriel y Helena juntos, justo como debería ser, como lo tenía planeado el destino.
Si, así debía ser.
Su novia comenzó a besarlo, se acomodo en medio de sus piernas y recorrió con su lengua el cuello del chico, en otro momento él la habría tomado del cabello antes de ponerla contra la cama...sin embargo ese día...algo estaba distinto, por alguna razón, sentía miedo, algo no muy frecuente en un hombre ante esa situación y quizás tuviera algo que ver la pequeña caja de preservativos que encontró en la mesita de noche al lado del lecho de su novia.
Probablemente ese sería el gran día, sin mucha ceremonia de por medio y pensó que cundo llegara el momento se sentiría emocionado, con la temperatura hasta el tope y las manos ansiosas...pero no pasó.
Simplemente se quedó ahí, mientras Alexa se restregaba contra el y le susurraba cosas obscenas al oído. Por alguna razón...no quería.—Detente—le ordenó, con indiferencia, sin intentar quitársela de encima.
—Pero si estamos por llegar a la mejor parte—Alexa hizo caso omiso ante la petición y continuó con lo suyo.
—Alex, de verdad, para—llevo ambas manos a la cadera de la jóven e intento quitarla sutilmente, sin embargo, un mordisco, lleno de baba y aliento caliente en su lóbulo izquierdo, ocasionó una reacción poco usual, de forma inconsciente, debido a lo desagradable de la sensación, lo llevo a empujar bruscamente a Alexa hacía un lado, dejándola caer en el colchón.
—¿Qué demonios te pasa?—le gritó, claramente ofendida, mientras intentaba levantarse.
—Nada, solo no quiero—Adrián se puso de pie, tomó la mochila qué siempre llevaba consigo y se la puso en los hombros, dispuesto a irse—Será mejor que me vaya Alex, tengo tarea que hacer.Dicho esto salió de la casa, escuchando aún los gritos de su novia, pero tras responder con un apenas audible, "lo siento", simplente se fue y no se le ocurrió otra cosa más que ir a un lugar donde nadie le recriminaria por nada. La casa de Lalo.
Para cuando termino de contarle su relato a su mejor amigo, el chico solo pudo comenzar a reírse, sin disimular nada las carcajadas, mientras se dejaba caer en el sofá.
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Delirios Juveniles
Teen Fiction"𝕷𝖆 𝖛𝖎𝖉𝖆 𝖊𝖘 𝖙𝖆𝖓 𝖇𝖊𝖑𝖑𝖆, 𝖘𝖆𝖇𝖎𝖊𝖓𝖉𝖔 𝖈𝖔𝖒𝖔 𝖛𝖎𝖛𝖎𝖗𝖑𝖆" Helena no esperaba ningún cambio drástico aquel año. Estaba en segundo de preparatoria y esperaba que su vida fuera tan fácil como en aquella época; siempre sería mejo...