Primer día de Otoño

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Sentí los cálidos rayos del sol acariciar mi cara y darme los buenos días con su agradable calidez matutina recordándome amablemente que me levantara ya, que tengo un trabajo al que ir y demás responsabilidades que atender.

Otro día que superar.

Simplemente estiré mi cuerpo y me levanté finalmente deshaciendo finalmente mi abrazo con mi único amor verdadero en esta vida, mi cama, siempre escucha y nunca juzga además de que siempre estaba ahí para mi como la música, que es como una amiga que siempre trae nuevas historias que contar. Si tan solo pudiera quedarme así un ratito más sería feliz. 

Meneé mi cabeza de un lado a otro, debía dejar de pensar un rato, y simplemente vestirme con lo de siempre, una sudadera ancha y unos vaqueros con mis calcetines de estampado diferente y mis pobres botas marrones desgastadas después de tanto uso.

-Desayunaré después- Pensé para mi misma mientras rellenaba el cuenco de comida de mi mascota-Tal vez vaya a la cafetería nueva que han puesto cerca de aquí- 

Me senté en mi pequeño tocador y por un segundo me sentí como una estrella de cine preparándose para su próxima escena de una película cuando solo me estaba poniendo algo de maquillaje y acariciando a mi gato Panqueque quien ronroneaba  tranquilamente en mi regazo.

Estaría bien ser un gato, comer y dormir, sin necesidades reales que atender además de arrancarle los pies a tu dueña a las tres de la madrugada. Pequeño ninja.

Salí de mi casa mientras echaba el cerrojo de mi nuevo hogar y me paré a observarlo por unos instantes para ver bien como iba decorar la fachada y como se vería. Volví a menear la cabeza, tengo que ir a trabajar, no puedo llegar tarde. Aunque no es como si me necesitaran demasiado, digo, solo soy bibliotecaria, no es tan increíble o aburrido como en las películas, es solo tranquilo.

El aire era frío y sentía como cortaba la piel de mis manos creando las comunes heridas pequeñas que suelen crearse durante el otoño y el invierno, pero empezaban sobre todo ahora en la estación de las hojas caídas, las castañas y los tonos cálidos, el tiempo perfecto para abrigarse y beber chocolate caliente mientras se lee un buen libro y se escucha la lluvia o alguna canción en bucle.

Llegue finalmente a la universidad y finalmente tras pasar por algunos estudiantes que habían llegado temprano llegue a mi actual destino, la biblioteca de la universidad, llena de libros he historias interesantes sobre el propio lugar.

Suspire profundamente antes de saludar cordialmente a mis compañeras y simplemente empezar mi trabajo, por poco que fuera debía de hacerse y bien, los estudiantes ya tienen suficiente trabajo sobre sus hombros como para ahora toparse con una biblioteca desordenada, mal coordinada y poco fiable.

Puse mi mejor cara intentando ocultar mi cansancio y mi poca energía y me cargue de oxigeno con olor a antigüedad. Hoy iba a ser un gran día.

 ¿Verdad?

 Nada lo podía arruinar como- ¡No! Nada de pensamientos negativos, solo positivos.

Solo haz tu maldito trabajo y ya está, no es tan difícil.

~~~

Observé el gran y viejo reloj que se cernía cerca de la puerta de entrada y observe como sus antiguas manijas daban la hora de salida de mi trabajo.

La vuelta a mi casa se sintió más corta que la ida incluso siendo el mismo camino, tal vez por la rapidez de mis pasos al ver la tormenta que se avecinaba o por mis ganas de volver a ver mi gato.

Finalmente llegue y sentí como mi felino amigo saltaba a mi hombro a maullar y maullar en mi oído, enfadado de que me fuera y demandando comida cuando su cuenco seguía claramente lleno.

La casa a pesar de tener que hacerle algunos arreglos por lo general estaba bien y podía descansar a sabiendas de que estaba limpia y ordenada y ahora simplemente podía descansar tranquilamente en el sofá. 

¿Qué puedo leer hoy? Rocé con la yema de mis dedos los diferentes libros de mi pequeña biblioteca y me paré en uno de agradable tacto en la tapa y tenía relieve de una especie de flor.

"La flor de Melocotón", suena bien, además tiene una mariposa en la portada, amo las esos animales, son increíbles y hermosos. Coloridos.

Puse en el reproductor de música mi canción melodía favorita y me dispuse a leer finalmente y tranquilamente con Panqueque a mi lado.

Me sentí ligera como una pluma y sentí un dolor agudo en mi tobillo derecho, iba a haber cambios en mi vida y sentí como algo dentro de mi se marchitaba, como la primera caída de una hoja de un árbol en otoño.

Extraño, como un aleteo de mariposa, se fue rápido. Mariposas.




Pensamientos de una mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora