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Despertó en un sitio oscuro, no tenía sus lentes y eso dificultaba el intentar distinguir las cosas, quiso moverse pero se percató que estaba atado a un pilar.

Se quedó callado al escuchar que una puerta se abría y pudo notar que una persona bajaba la escalera.

Aquella persona se le acercó y le puso sus lentes, era Hanma, quiso pedir ayuda pero estaba amordazado, lo miro con ojos suplicantes pero el solo le dedicó una sonrisa.

-Mi lindo Kisaki, al fin te tengo para mi solito- decía mientras daba vueltas soltando risas debes en cuando.

Él solo respondió con un ruido de molestia.

-No te enojes, tú no te diste cuenta- se acercó nuevamente y le pico la nariz.

Otro sonido de molestia.

-Mm, y si..- le saco la mordaza y lo primero que recibió fue un escupitajo por parte del moreno.

-Maldito loco, seguro que ya me están buscando- lo miro con odio y se preparo para escupirle otra vez.

-Me escupiste- su cara se puso sería -¡Kisaki me escupió! ¡Que alegría!- su sonrisa regreso pero más retorcida, un gran sonrojo se poso en su rostro y se puso a girar a su alrededor, mientras reía encantado.

Y fue ahí cuando Kisaki cayó en cuenta de que Hanma estaba completamente loco, se había obsesionado con él de una manera que jamás se hubiera imaginado.

La mente retorcida del pelinegro ya no tenía salvación alguna, estaba en una etapa de locura poco entendible, era de esperarse, después de todo su mente había sido quebrada desde hace mucho y lo que ahora hacia lo veía normal.

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Cuanto llevaba en aquel sótano, había perdido la cuenta hace mucho, Hanma venia, le dejaba su comida, le contaba todo sobre su día y luego se perdía un buen rato.

-¡Kisaki!- la alegre voz de Hanma retumbó de las paredes del oscuro sótano y sus rápidas pisadas despertaron a Kisaki.

El menor lo miro cansado, esperando aunque sea un vaso de agua, aunque su acción lo sorprendió demasiado.

Comenzó a quitarle las cuerdas que lo mantenían atado al pilar, sintió un gran alivio al poder tener sus manos libres y moverlas sin lastimarse.

Fue levantado del frío suelo y llevado a la habitación del mayor, no entendía que pasaba y tenia un mal presentimiento.

-Mira, decidí que hoy será el día en el que me entregues tu cuerpo- decía mientras lo dejaba en la cama.

-¿Que..?- lo miro con horror y quiso escapar pero Hanma fue más rápido y lo dejo inmóvil en la cama -¡suéltame!- comenzó a patalear pues sus manos eran sujetadas por una de Hanma.

-Quieto- en un rápido movimiento lo dejo boca abajo y comenzó a bajar sus pantalones.

Nadie sabe que fue lo que pasó, nisiquera el mismo Kisaki sabe con exactitud lo que pasó en aquella fría habitación, solo recuerda sentir un dolor punzante en un parte trasera y luego sentir como su interior se desgarraba.

Recuerda llorar mientras pedía que parará, pero lo único que recibía era el mismo dolor pero multiplicado.

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Despertó a la mañana siguiente con un fuerte dolor en la cadera y su entrada, no podía ni sentarse y solo se limito a cubrir su desnudez con la manta.

Lloro en silencio durante todo el día, Hanma había desaparecido y agradecía eso, se sentía tranquilo con él lejos.

Después de un par de horas llorando el dolor se apaciguó un poco, con dificultad salió de la cama y se dirigió al baño.

Ya ahí lleno la bañera de agua tibia y se tiró para comenzar a frotar su cuerpo con la esponja, poco le importo que su piel comenzará a arder, solo quería quitarse esa sensación de suciedad.

Tras un buen rato de haberse frotado el cuerpo hasta dejarlo rojo y sensible salió de la ducha envuelto en una toalla, se sentó en el piso y se puso a analizar la situación.

Lloro, volvió a llorar pero está vez con más fuerza, se desahogo todo lo que quiso hasta que el sonido de la puerta abrirse lo saco de sus pensamientos.

Se giro y pudo ver a Hanma, se veía tranquilo, se acercó con lentitud al moreno y se sentó a su lado, mirándolo de reojo.

-Ya me deshice de otras piedras en nuestro camino- dijo antes de mostrarle un par de fotos.

Aquellas fotos fueron el golpe final que hizo añicos la mente de Kisaki, ahí se podían apreciar los cuerpos sin vida de sus amigos y padres.

Tal fue el shock que sufrió que se desmayó, Hanma solo lo miro con alegría, ahora nadie se interpondría en su destino, lo levantó con delicadeza y lo dejo en la cama, apreciando el hermoso cuerpo de su amado, de su lindo muñequito de caramelo.

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No me lo creo, termine con esta historia.

En fin, ¿le doy otro final o se quedan con este?

Le dedicaré más tiempo a mi otro proyecto de Haitani x Kawata, por lo tanto puede que no vean HanKisa un tiempo.

Ahora, denme su sincera opinión, ¿les gustó esta wea? ¿alguna observación que quieran hacerme?

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