Un mal sueño.

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Cuando se despertó, unos minutos antes de que los despertaran con la música, Agustin ya sabía que iba a ser un mal día.

Cuando abrió los ojos, se sentía cansado, con ganas de seguir durmiendo unos tres días más. Su estómago estaba revuelto y la pesadez en su cuerpo le decía con anticipo que ese no era su día. Y, al no ser la primera vez que le sucedía, Agustín no quiere saber absolutamente nada: su cerebro le juega completamente en contra cuando tiene uno de estos días, y con el hecho de que vuelve a estar en placa y sabe están hablando mal de él casi todos los de la casa, no cree poder levantarse y actuar como si nada estuviera pasando.

El solo pensamiento de levantarse, prepararse e ir a desayunar le cansa, y aunque quiere ir y estar con Marcos y fijarse que desayune bien, algo le dice que hoy no debería hacer ese esfuerzo. Marcos estuvo mal la noche anterior, tiene que levantarse y fijarse si se siente mejor, si le sirvió desahogarse y si no está pensando en abandonar por extrañar a su familia. No le importaría que cualquier otro abandonara por el mismo motivo, pero Agustín realmente quiere que Marcos gane Gran Hermano. 

Sale de sus pensamientos cuando comienza a sonar "Te felicito" de Shakira, y suspira, escondiendo su cabeza bajo las sábanas. Va a tratar de dormir un poco más y, con suerte, se va a levantar de mejor humor. Espera que Marcos se despierte bien y despejado hoy. Es doloroso ver a su amigo triste, y Agustin no quiere volver a verlo así.

Lo vuelven a despertar los susurros.

—... afuera, yo qué sé— reconoce la voz de Maxi, y la risita que definitivamente es Marcos. Sonríe un poco, todavía debajo de las sábanas, feliz de que su amigo esté bien.

—No sé si piensa que soy tonto o qué— dice Marcos. Agustín está a punto de descubrirse la cabeza para preguntar de quién hablan, pero Marcos sigue—. Es obvio que no lo quieren afuera, pero me conviene que esté hasta la final. Ganamos fácil, digamos.

—Yo pensé que ustedes eran amigos de antes de que él saliera...

Se da cuenta de que hablan de él. No es muy difícil darse cuenta, en realidad. Pero es extraño, porque aunque es la voz de Marcos y el acento de Marcos, no suena como Marcos. Y Agustín lo conoce, y el mismo Marcos le dijo la noche anterior, que no le gusta el hablar mal de otros. Y es verdad, porque nunca lo escuchó decir algo mal de otros, ni siquiera a sus espaldas. Hasta ahora.

Hasta que es sobre Agustín, al parecer.

—Me caía bien al principio— la voz de Marcos es un poco más baja ahora, pero aún puede escucharlo con claridad—, pero después se volvió muy... pesado, digamos. Y más desde el repechaje, viste. No puedo hacer nada sin tenerlo atrás mío o hablando boludeces que a nadie le importan.

—Eso te pasa por ser el único que se lo banca— Agustin puede escuchar la sonrisa de Maxi, y aunque él sabe que no lo quieren dentro de la casa, sigue doliendo escucharlo.

—Pero ya fue eso, primo. Muy cansador ya es...

Duele más viniendo de Marcos.

—Si lo dejo en la placa, se va, eh.

—La idea es, digamos, dejarlo tanto como podamos-

La próxima vez que se despierta, la sábana no está sobre su cabeza, y lo primero que ve es a Marcos, con una sonrisita en la cara y sentado a su lado, en el borde de la cama.

—Vamos, Agus— está diciendo Marcos, con una mano en el hombro de Agustín y apretándolo levemente—. Ya están todos despiertos desde hace un rato, y no le quise despertar antes porque parecía bastante cansado primito.

Fue un sueño, más bien una pesadilla. Agustin le dirige una sonrisa cansada a Marcos y asiente, diciendo algo sobre que ya iba y que tenía hambre, aunque era mentira. Tenía el estómago revuelto y seguía sin querer moverse de la cama, pero sabía mucho mejor que parecer un llorón en la televisión pública. De todas formas, el alivio lo inunda mientras se despabila más, y se da cuenta que en realidad simplemente tuvo una pesadilla bastante boluda.

Un mal sueño [Margus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora