Capítulo 2

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Esa noche Genevieve no fue capaz de conciliar el sueño. Todo era confuso, y la fuerte impotencia en el pecho no hacía más que ahogarla. Era demasiado fácil y tentador creer en todas esas falacias, y ahora que había descubierto más acerca del oscuro mundo real, todo su concepto de la verdad se sentía como migas de pan desmoronándose.

Por otro lado, le resultaba indigerible la notícia de última hora, acerca la muerte del político. Tampoco es que le tuviera gran afecto a él o a su partido, pero era una sensación demasiado extraña el hecho de haber entablado una conversación con él justo horas antes de su fallecimiento. Si hubiera sabido algo, quizás todo esto se podría haber evitado...

¿Pero cómo iba a saber nada, siendo una mera civil?

Su camino a su despacho se llenó de pesadez y cansancio mental. El día anterior había sido demasiado agitado para ella. Y por si fuera poco, las teorías la consumían.

¿Tenía algo que ver el asesinato con lo que hablaron esos hombres en el almacén? ¿Debería confiar en las palabras del espía? ¿Y si alguno de ellos fue el que cometió el crimen?

La duda existencial que se arremolinaba en ella obtuvo todo el centro de su atención, llevándola a ignorar los desconocidos ruidos que se producían dentro de su área de trabajo.

Abrió la chirriante puerta con descuido y...

Un par de ojos en alerta la sorprendieron.

Su corazón casi saltó de su pecho cuando se encontró con la figura de un hombre, inicialmente desconocido, con documentos privados en mano, mirándola fijamente. Su garganta se secó del susto y el aire no fue capaz de entrar por sus fosas nasales, llevándola al borde de un ahogamiento repentino e impidiéndole gritar por ayuda. No obstante, el gesto de hacerlo estuvo presente en su mueca.

Fue por ello que el hombre inmediatamente dejó caer todo y se abalanzó sobre ella para abrazarla por la espalda y colocando una de sus ásperas manos en la boca de la chica para mantenerla muda.

Su primer instinto fue clavar sus cortas uñas en la piel de su agresor, intentando dar alguna patada en su pierna para desestabilizarlo.

—Shh, tranquila—intentó calmarla, aunque no fue efectivo debido a la contradicción de sus actos.

—Suéltame —intentó reclamar Genevieve sin éxito, moviendo esta vez su cuerpo entero para deshacerse del chico.

—Te soltaré cuando me asegure de que no vas a llamar la atención —susurró amablemente a su oído, dejando un rastro de su cálido aliento en la zona.

Por inercia sus impulsos frenéticos se mantuvieron durante unos segundos, aunque una vez su cerebro razonó sus músculos se relajaron para aceptar el acuerdo. Y así, su contrincante cumplió con su palabra y la soltó, apoyándose en el escritorio apenas hecho esto. La observó de pies a cabeza y con una discreta sonrisa de aprobación, levantó la cabeza esperando preguntas.

—¿Qué hace usted aquí? —preguntó ella algo irritada una vez reconoció los rasgos faciales del espía.

—Me han indicado de venir aquí para buscar unos ficheros, la puerta estaba abierta y usted no había llegado, así que me tomé la libertad de actuar por mi cuenta.

Ella frunció el ceño ante la mentira obvia y un leve pinchazo de miedo llegó a su pecho. Él no estaría mintiendo a menos que no tuviera las manos metidas en algo.

—Permítame dudar de sus palabras. Los únicos que podrían haberle encomendado esa tarea son los de la jefatura, y créame, sé de antemano que ninguno de ellos entra a trabajar a esta hora. Por si fuera poco— relajó su postura y se acercó a la puerta con pasos perezosos—, esta puerta es cerrada con llave cada noche por mi misma—se agachó hasta estar a la altura de la cerradura y la señaló— Y por muy sútil que haya sido, es perceptible la marca de una intrusión a la fuerza. Excelente trabajo, pero no el mejor.

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⏰ Última actualización: Jan 12, 2023 ⏰

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