Uno más (oneshot)

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Uno más

Oscuridad y alcohol era lo único que se podía percibir en ese pequeño apartamento descuidado...

Hace ya más de un año que su madre, junto con su hermana, le habían abandonado a su suerte a los nulos cuidados de su padre. El verle llegar a casa, a altas horas de la noche, borracho y con fuerte olor a tabaco acompañado, ocasionalmente, de alguna que otra señorita ligera de ropa era ya una costumbre para el niño. También era un hábito soportar todas las palizas e insultos que descargaba sobre el muchacho para desahogarse de sus problemas financieros que acarreaban sus vidas.

Después de las palizas y los insultos, el niño corría, con gruesas lagrimas brotando de sus ojos ya sin vida, al único lugar que le parecía más seguro en ese piso, su cuarto. Era una habitación oscura y bastante silenciosa, más organizada que el resto de la casa, donde guardaba su gran tesoro: Cartas. Cartas escritas por su madre y hermana que hablaban de una vida mejor lejos de las garras de su padre. El niño había escrito cientos de respuestas a las cartas pero sin atreverse a enviarlas por miedo a su padre.

El chico se enfrentó al temor que le causaba corriendo calle abajo. El padre se dio cuenta de que algo faltaba en la casa, ya que no sabía donde descargar su ira ni a quien culparle de sus problemas. Se asomó a la ventana para descubrir al chico corriendo lo más rápido que podía, cojeando ligeramente de la pierna derecha. Bajó hecho una fiera detrás del niño dibujando eses en el suelo. El chico se percato que su padre le pisaba los talones gritando blasfemias y amenazando con una nueva paliza como no volviese a la casa. El niño se aferró a la carta, intentando ignorar a su padre, pero el miedo podía poco a poco con él. Al doblar la esquina divisó un pequeño buzón. "Solo unos cuantos metros más" pensó el chico después de ver a su padre aparecer por la calle a paso torpe. Depositó la carta en el interior del buzón con manos temblorosas y lágrimas rodando por sus mejillas. Al menos en su pequeño momento de libertad pudo cumplir el deseo de hablar con su madre, aunque solo fuese por carta.

- Hijo de perra, como te atreviste a responder a la zorra que te abandonó- el padre empezó a descargar varios golpes seguidos sobre el cuerpo del niño que se retorcía de dolor en la fría acera. Las lágrimas cristalinas se tiñeron de rojo intenso dejando un pequeño lago carmesí alrededor de la cabeza del niño.

- Te lo mereces- escupió al cadáver de su hijo.

Días más tarde, en el funeral del chico, la medre recibió un sobre arrugado. El contenido de dicho sobre era un papel escrito con letra bastante temblorosa y una deplorable caligrafía por la falta de práctica. En él, se podía leer:

"Hola mamá

¿Qué tal esta mi hermana? Os hecho mucho de menos. No me había atrevido a escribiros antes porque papa se enfada mucho cuando recibimos vuestras cartas, aunque las consigo salvar de la basura a tiempo. Cada día papá llega borracho y con una chica distinta. Paso mucho miedo cuando me insulta y me pega. Por favor, mamá, ven a buscarme. Te necesito. Me gustaría que todo volviese a ser como cuando era pequeño, siendo felices todos juntos. Ahora necesito que me saques de aquí y me lleves lejos de papá, te lo ruego.

Te quiere, tu hijo"

La madre no pudo contener más las lágrimas al leer tal confesión de su hijo.

- Juro que le meteré entre rejas, me asegurare de eso - sentenció la madre arrodillada delante de la tumba de su pequeño.

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⏰ Última actualización: May 19, 2015 ⏰

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