Había pasado más de media hora desde que el sirviente que lo recibió lo había dejado solo en esa habitación. Podía notar que ni siquiera era el recibidor principal, sino un cuartucho más de los que abundaban en ese complejo.
La verdad, era lo suficientemente maduro para admitir que la noble mansión de los Zen'in tenía una arquitectura y acabados impresionantes, dignos de una de las familias más importantes en su pequeño mundo de fantasía. Aun así, había un aire sombrío que parecía acosarlo desde cada esquina de la casa y si fuera otra persona, seguramente en esos momentos estaría teniendo escalofríos recorriéndole la espalda.
Para nadie era un secreto lo que se desenvolvía en esa casa. La manera en la que todo el clan Zen'in hacía o no hacía las cosas. En otros tiempos lo hubiera llamado barbárico, pero después de años de seguir trabajando clandestinamente, encuentra que la peculiar manera en la que aquella familia manejaba las cosas era una de las mil situaciones que nunca cambiarían y no importaba lo cruel que fueran, siempre había alguien más cruel demostrando que los récords estaban para romperse.
El último rumor que se supo fue que un par de cabos sueltos habían escapado de las garras del líder de la familia y su paradero era desconocido, hasta para él que se jactaba de saber todo lo que una persona con su trabajo tenía que saber. La actualización más reciente de Maki y Mai Zen'in era que ambas habían sido vistas por alguna parte de la frontera entre Vietnam y China.
¿Por qué allí?, nadie tenía una sola idea, pero a su clan no parecía importarle mucho lo que esas chicas hicieran. Después de todo, las mujeres no tenían realmente un valor tangente en la familia si no era como futuras madres o casi sirvientas, y debido a que la otra parte del rumor era que la gemela mayor, Maki, tenía ciertos inconvenientes con respecto a la energía maldita, bueno... Era un poco lógico que se armara de valor y lograra huir.
Algo parecido a la empatía pasó por su cabeza, pero fue rápidamente eclipsado cuando la puerta se abrió, dando paso al líder del clan.
-Veo que esa vida te está pasando factura, Gojou -Naobito Zen'in pronuncia con burla, sentándose con una botella de sake en la mano izquierda. Casi con ira coloca un folder amarillo en la pequeña mesa frente a él.
-No tanto como a ti, Naobito, deberías probar dejar de tomar tanto si no quieres acabar muerto en tu baño -contesta Gojou Satoru con una sonrisa. Sin muchas ceremonias, se inclina para tomar el folder y lo abre, sacando los papeles con toda la información que necesita, que realmente no es mucha.
Una sola hoja con una fotografía a color y una descripción detallada sobre la apariencia de la persona que le valdrá más dinero como para vivir escuetamente por un año. Sin embargo, una palabra es la que logra colarse por entre la información que está leyendo. Sonríe de nuevo y mira fijamente a Naobito antes de continuar.
-Recuerda lo que acordamos, viejo, cien mil yenes por cada día antes de la fecha límite -Naobito truena la boca y Gojou lo ignora, hablando claramente-, ningún tipo de intervención de parte de tu clan, si me doy cuenta que alguno de tus perros me sigue date por muerto, y no debería agregar esto, pero... si no me pagas lo acordado o incumples de alguna forma el trato, también puedes darte por muerto.
Cuando dice lo último, Naobito suelta una carcajada que Gojou toma como mal presagio. El anciano asiente despacio y se acomoda, luciendo más cómodo de lo que debería después de haber escuchado una amenaza de parte de Gojou.
-Por supuesto, niño, si algo no es de tu agrado podrás matarme y a todo mi clan si prefieres -hay algo oculto en el tono del hombre, pero Gojou lo ignora como ignora todo lo que le resulta molesto.
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Jazmines en Chinatown.
FanfictionLa descripción de los hechos es concisa: Desapareció de su habitación una semana antes de su cumpleaños veinte, ni las barreras ni su habitación daban indicio de haber sido profanadas, los sirvientes no habían visto nada, las cámaras de seguridad ta...