capítulo único

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Universo alternativo/

No había nada que el pudiera hacer, todo a su alrededor se estaba desmoronando y cayendo a pedazos.

Nunca lo vio venir, jamás se imaginó que pudieran existir esa clase de personas en la vida real. La clase de gente lo suficientemente fría como para cometer actos tan sanguinarios y sucios como el que se estaba desarrollando frente a sus ojos.

Su mundo se caía lentamente y una ansiedad e impotencia invadieron todos sus sentidos. Se resignó a ser un objeto, un peón en medio de un juego de ajedrez en donde los más débiles eran sacrificados, y el estaba contado como uno de ellos.

Sus brazos estaban atados, en un segundo entendió que habían situaciones que se salían de su control. Y era gracioso, ya que sabiendo que sus horas estaban siendo contadas, lo único que sentía en ese momento era el frío y el entendimiento de que iba a morir.
Pensó en las cosas que quería hacer y no hizo por miedo o por estar cansado, pensó en lo poco que aportó por el mundo y en cómo le hubiera gustado irse y ser recordado. Pero solo teníaa su hermano,excepto el nadie iba a extrañarlo esa noche que no llegara a casa. Sería otra noticia más para rellenar espacio en los periódicos.

Nahoya Kawata se convertiría en ese chico del que la gente se lamenta pero agradecen no ser ellos mismos los que se encuentren en esa situación; nadie sabría cuál fue su color favorito o cuáles eran sus ideales y sus más profundos pensamientos. A nadie le interesaría que pasara cada noche leyendo un libro antes de acostarse, o que si se iba, dejaría una mascota en casa que siempre se acomodaba sobre sus pies para recibir algo de atención. Nadie se preguntaría qué fue lo último que pensó, o cuál fue su canción favorita o sus mejores recuerdos… o su único novio y primer amor por quién decidió salir del closet y durar años de relación.

Eran trivialidades que pasarían por alto y que a nadie le importarían.

Iba a ser como si nunca existió.

El olor a sangre se mezclaba con el aire caliente de la noche que hacía que su cabello naranja se pegara contra su cara.

Siempre sintió curiosidad acerca de lo que sentiría cuando llegara su hora. Tal vez miedo, tal vez ira o paz. Pero mentiría si diría que estaba aterrado. El simplemente no sentía nada.

Estaba a punto de dejar de ser recordado.

Estaba a punto de convertirse en otra mancha en el pavimento, en otra víctima que ni siquiera llegaría a primera plana.

Se preguntaría a quién le servirían sus insignificantes posesiones, o si Ran volvería por su hijo canoso de siete años. Él necesitaba de una dieta especial y no podía comer cualquier cosa, no esa comida barata o de mala calidad, sino de la otra, la que era incluso más cara que la de un humano.

¿Alguien vendería sus libros? Ni siquiera pudo terminar de leer el último que compró, lo dejó marcado en la página cincuenta y siete porque el sueño le había ganado la noche pasada y tenía que trabajar temprano al día siguiente.

También recordó las tacitas de té que su madre le había dejado de herencia. Para los demás sería poca cosa, pero para Nahoya eran su posesión más preciada, la que no era tangible como el dinero, sino algo más importante por su valor sentimental.

Solía jugar con las hermosas tazas pintadas a mano y fingía que el era refinado e impactante, incluso levantaba el dedo meñique porque eso se suponía que la mamá le enseñó a hacer.

Jugaba a que de hecho le gustaba el té, aunque en realidad le desagradaba su sabor. Recordaba a su mamá enseñándole a no poner los codos en la mesa, o a masticar con la boca cerrada. Nahoya siempre decía que con la hora del té no se bromeaba.

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⏰ Última actualización: Jan 14, 2023 ⏰

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The Black Skirts | SmileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora