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La insignificante existencia humana era algo que no mortificaria jamás a un demonio. Admitir algo como eso era un motivo de vergüenza y humillación ¿Quien sería tan patético como para simplemente considerar la vida mortal como algo que debería atesorarse?
El hombre no era algo que mereciera la preocupación de ningún ser divino o demoníaco, la existencia de un mortal era efímera, apenas un pequeño paso por la historia, un fragmento de tiempo ínfimo que nada significaba para cualquier ser inmortal.
Y aún así... El demonio más orgulloso de todos no podía dejar de ver a aquella delicada criatura merodear por ahí, con su torpe forma de andar, contrastando grandemente con todos los demás seres a su lado que se movían con la gracia de cisnes.
La chica hacía lo que podía, se acomodaba el cabello en un moño alto porque le estorbaba en sus tareas diarias (que él mismo de había encargado de asignarle), aún así, algunos mechones se escapaban en el movimiento que hacía su cuerpo al desplazarse por los pasillos de la escuela, trotando, casi corriendo.
La reprenderia en la cena por aquella violacion del reglamento.
Aunque le resultaba extraño, la muchacha rara vez cometía alguna falta, era demasiado bien portada, demasiado preocupada por sus calificaciones y reconocimientos.
Entonces... ¿Por qué corría?
La curiosidad despertó en Lucifer. Como una pequeña chispa, generando una llama apenas visible...
Decidido a averiguar el destino de la joven, se propuso a seguirla por los oscuros pasillos, apenas viendo su pequeña silueta iluminada por algunas lámparas de luz calida.
Si alguien pudiera ver a la chica de frente, se encontraría con la ominosa presencia de Lucifer siguiendo como un mal presagio a la pequeña alma mortal que parecía apresurada por llegar a su destino, aunque también se veía como una presa huyendo de su depredador.
El demonio se coloco discretamente cerca de la pared, observando como la chica entraba en una aula.
La pequeña llama de curiosidad se elevaba más conforme escuchaba la conversación dentro.
"Te digo que te quiero, en serio."
Una voz masculina, joven, se escuchó claramente por la acústica del lugar, escuchó un pequeño jadeo de sorpresa.
La llama de curiosidad se elevó furiosamente, estaba deseando realmente acercarse e intervenir, o al menos ver el rostro del infeliz...
La pequeña chispa de curiosidad era ahora un completo incendio que ya no era esa búsqueda de información en absoluto, si no indignación, molestia... Y había otro sentimiento, uno que no terminaba de identificar.
El estómago se le hizo un nudo y sintió que sus manos antes relajadas se convertían en puños.
¿De dónde venía tanto drama ahora?
"L-Lamento no poder responderte ahora... Lo siento... Debo irme..."
Escucho repentinamente un movimiento brusco, un jaloneo que lo hizo querer saltar sobre aquel individuo, pero se contuvo, probablemente ella podría arreglarlo, y en caso de que no, aparecería a la mas mínima provocación.
"Solo quiero saber lo que sientes, solo dime..."
"Lo siento, estoy enamorada de alguien"
Enamorada de alguien.
La humana estaba enamorada de alguien.
Y esas eran palabras significativas. No le gustaba alguien, no quería a alguien, estaba enamorada.
Probablemente ni siquiera sabía lo que estaba diciendo, para los humanos era demasiado fácil ponerse pasionales y decir cosas que no sabían bien que significaban, amar era un sentimiento gigantesco, colosal que incluso a él le parecía difícil de definir, e incluso más, de sentir.
Era una pequeña niña hablando de cuestiones que la superaban. Pero que podía esperarse de un ser como los de su especie, siempre egoístas, hedonistas e impulsivos. Por un momento el desprecio cruzó su rostro, en forma de una expresión de desagrado.
Recuperó la compostura rápidamente.
En fin... ¿Que estaba haciendo él ahí? Ocultándose cómo un vil ladrón.
Caminó con seguridad, hasta encontrarse en el umbral de la puerta, cruzando miradas con la pareja de jóvenes ahí presente.
Sonrió cuando el joven demonio lo miró e identificó rápidamente.
Su rostro que parecía abochornado ahora estaba ahora pálido como una hoja de papel.
"Oh... Una disculpa... ¿He interrumpido algo importante?" dijo en voz alta, notando cómo ambos individuos presentes estaban sorprendidos por su presencia.
Pero la cara de preocupación de la chica lo tomó por sorpresa a él.
Una mueca de preocupación y hasta temerosa le pareció de lo más extraña... Acaso... ¿Acaso ella le temía?
No recordaba haberle dado razones para ello, pero a su mente vinieron los numerosos regaños y castigos hacia sus hermanos, de los cuales probablemente ella tenía conocimiento.
Lucifer quiso deshacerse de esa idea en la mente de la chica, negando con la cabeza y mirándola con toda la amabilidad que pudiera.
"No te preocupes, si quieres que vuelva después..."
"Q-Quedate, n-no era nada importante... De hecho... ¿Podemos irnos? Hoy me toca hacer la cena y no he comprado nada..." respondió ella rápidamente, el demonio acompañante se quedó indignado, mirando a la chica, pero su mirada se fue al piso inmediatamente cuando se cruzó por accidente con la de Lucifer, que lo fulminó completamente ante lo que el consideraba una altanería.
Después de todo... Ella lo había rechazado ¿Cómo se atrevía a ser insistente si aquella humana ya le había dado un claro no por respuesta? ¿Quien se creía para cuestionar sus razones y hacerla justificar su respuesta? Asqueroso bastardo egocéntrico... No podía llegarle a los talones ni al más débil de sus hermanos y se sentía con el derecho de acaparar la compañía de la chica.
Deseó romperle el cuello ahí mismo pero... Si hacía aquello, tenía que ser lejos de la humana, ya mucho le consternaba el hecho de pensar que ella le temía como para darle razones legítimas para tener un trauma de ese tamaño. Se detuvo un momento a pensarlo... Le estaba pareciendo raro que le importara tanto lo que aquella chica pensara de él... Después de todo... El temor no era algo malo, era una herramienta bastante útil para la obediencia y el respeto... Para él, siempre había sido mejor ser temido.
Salió de sus pensamientos cuando su mirada se topó con la de la muchacha.
Suspiró y sonrió con superioridad cuando la chica lo tomó por el brazo y comenzó a caminar rápidamente, jalandolo por el pasillo.
No pudo contener una pequeña risa burlona.
"¿Estabas en problemas?"
"No, sólo... Todo se puso muy incómodo y ya quería irme de ahí" dijo ella sonriendole con una expresión aliviada.
"Oh, lamento mucho haberlos interrumpido de esa forma tan descortés... Estaba pasando por ahí y cuando pude verte, iba a preguntarte por tus calificaciones en el último período"
Mentira. Obviamente. Claro que no le iba a decir que la había seguido hasta ahí por un rato, sería idiota si lo hiciera...
"N-No... En realidad... No tiene nada de malo, de hecho, me salvaste, ya no quería seguir hablando con él"
Respondió la chica, alentando su paso y caminando más normalmente.
"¿Te estaba molestando? Puedo encargarme del asunto si lo deseas..."
Sin poder evitarlo, casi por instinto, el rostro de Lucifer manifestó una expresión espeluznante e intimidante a partes iguales, pero con aquella sonrisa carismática que poseía. La mezcla de todo era un coctel ideal para atemorizar a cualquiera.
La chica lo miró detenidamente, negó con la cabeza y le sonrió.
Le sonrio con dulzura.
"Gracias por preocuparte por mi..." Lucifer pudo notar a la chica algo avergonzada, otra sorpresa más, no se esperaba que reaccionara así.
"No te preocupes Lucifer, no quiero causarle problemas a nadie, se que el solo estaba algo confundido, se dejó llevar, pero todo está bien"
Suspiró con cierta frustración... Ella era demasiado comprensiva, de haber tenido su permiso ya habría destrozado a aquella insignificante criatura, con una mano le sostendria del cuello, mientras con la otra...
"Hay... ¿Hay algo que te guste comer? V-Voy a cocinar hoy así que puedes pedir lo que sea"
Lucifer agradeció infinitamente que la chica solo caminara viendo hacia enfrente, por que así no se podía percatar de la cara de estúpido que tenía él ante aquella amable oferta.
Tenía los ojos más abiertos que lo usual, su pulso se había acelerado ligeramente, sentía sus mejillas calientes y tenía los labios ligeramente separados tratando de responder inmediatamente pero al mismo tiempo su propio orgullo lo hacía morderse la lengua para no caer en aquella humillante respuesta, algo como "¡Lo que sea! ¡Si tu lo cocinas seguro lo disfrutaré! ¡Por favor cocina para mí! ¡Solo para mí!", no, definitivamente no iba a hacer algo como eso. Portarse como un niño, feliz y emocionado por que ella le había ofrecido cocinar lo que a él le apetecía...
"No se que podría pedirte... Me parece excesivo de mi parte pedirle a una humana realizar algun platillo muy complicado solo para mi disfrute, prefiero comer lo que tu elijas hacer, mas acorde a tus capacidades"
Sintió que la mortal lo soltaba y volvía a caminar rápidamente.
Un pequeño jadeo escapó de la boca de la chica y quiso alcanzarla para ver su rostro.
Era la única forma que tenía de leerla, sus reacciones y sentimientos eran para él un enigma.
Volvió a sorprenderse cuando al alcanzarla había una mezcla de tristeza y temor en sus ojos.
Aunque una sonrisa nerviosa y tímida lo había recibido, la mirada era, sin duda alguna, la que delataba a la muchacha.
"S-Si, lo siento... C-Creo que haré algo sencillo para no hecharlo a perder..."
No.
Eso no era lo que le había querido decir.
Se refería a que no quería presionarla, que prefería algo que no le significara trabajo o un esfuerzo excesivo...
Analizó sus propias palabras...
Maldita sea... Había sonado como un completo patán.
Pero ¿Como iba a disculparse por algo así?
Además... Ni se podía imaginar dándole explicaciones a una humana solo para no herir sus sentimientos.
Se quedó callado.
Una de las muchas veces que lo hacía cuando decía algo por el estilo a cualquiera.
Pero por alguna razón... Esta vez la cara triste de la humana lo dejó intranquilo.

Una vida mortal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora