PARTE UNO.

50 5 0
                                    

INTRODUCCIÓN.












A mediados del siglo XX, la extinción de los lobos internos en humanos fue masiva, miles y miles de lobos abandonando su mitad humana, dejando así, personas comunes y corriente, sin aroma a omega o alfa, personas simples y sencillas, sin celos que pasar y sin voz dominante.

Han Jisung apodado como el último omega, fue estudiado desde su primer celo hasta que tuvo los dieciocho años, científicos no podían creer tal descubrimiento, se suponía que estaban extintos. 

Una noche de Junio con ayuda, logró escapar del lugar, él no debía estar ahí, él debería estar en casa, con su familia, familia que le fue arrebatada.

Jisung llevaba corriendo alrededor de una hora, el bosque era infinito, a estas alturas el joven muchacho tenía la sensación de que el bosque no tenía fin. Las heridas de sus pies ardían, cuando se planteó correr los siete kilómetros de bosque adentro, no se recordó conseguir algún calzado digno de cubrir sus pies. Tampoco había pensado en ponerse algún abrigo para protegerse del frío, no eso no. Jisung solo quería salir, huir de tanta tortura.

Podía calcular fácilmente que eran alrededor de las cuatro o cinco de la mañana, le agradeció mil veces al enfermero que se encontraba de guardia, el cual había aceptado cubrirlo y así poder escapar.

Yang Jeongin era su guardia, su enfermero y su amigo en ese lugar, le fue otorgado cuando él tenía catorce años, y Jeongin diecinueve. Al pasar tiempo juntos, se volvieron amigos. Yang no sabia porque el joven estaba ahí encerrado, y Jisung no quería contarle.

 Habían planeado su huida por varios meses, calculado quien entraba y a qué hora salían, Jisung se esmeraba en pasar desapercibido, teniendo un comportamiento digno de admirar, acatando todas las órdenes que les eran dadas. Debido a su buen comportamiento le permitieron recorrer los establecimientos acompañado de dicho enfermero, esposado de manos y pies para no escaparse, pero no le importaba estar en esa condición porque sabía que se estaban confiando demasiado de él al dejarlo entrar a el sector prohibido del lugar. 

Corrió una hora más hasta escuchar la carretera a un par de metros, estaba llorando, no podía creer que lo había logrado, no conocía nada de lo que veía, Jisung veía con asombro los objetos que se cruzaban por sus ojos, Jeongin le había hablado sobre eso, se llamaban tatoos o algo asi.

Una vez a un paso del asfalto se preguntó hacia donde le había dicho Jeongin que debía correr ¿Cuál era la derecha y cuál era la izquierda? Bueno, Jeongin le había dicho que hacia la derecha, el sabía que escribía con la derecha,¿ o era con la izquierda?. Sé tiró  de rodillas en la tierra y lloró, sacando todo lo que sentía, ¿debía volver?¿ a donde se debía dirigir? 

Yang le dijo que apenas renuncie al trabajo él lo buscaría, pero tenía que seguir sus indicaciones para poder buscarlo fácilmente.

No...NO...no. Ahora no te rindes,mierda.

Tenía razón, no se rendiría ahora, tomo la que creia que seria la direccion, tomo la derecha. Bueno en realidad se fue por la izquierda. 

Siguió un sendero a paso rápido, quería descansar pero no sé lo permitiría, sus piernas dolían y sus pies no podían seguir y aún así no iba a descansar.

Estaba sediento, con frío y hambre. Pero se alegro al ver ciudades a lo lejos, cálculo que estarían a unos dos kilómetros de dónde se encontraba, podría saltar de alegría pero el dolor de sus piernas no se lo permitía.

Siguió a pasos lentos hasta entrada de la ciudad, donde habían un par de guardias, entrando en pánico Jisung se escondió rápidamente detrás de unos pocos arbustos, pensando en como haría para pasar al otro lado. Eran al rededor de las ocho de la mañana y a plena luz del día, lo verían fácilmente.

Suspiró cansado mirando a su alrededor pensando en que podría hacer, si los guardias lo veían en ese estado – magullado, sangrando, sucio y con una bata de hospital– lo detendrían al momento, tenía que haber otra forma para entrar sin que lo vieran.

Elevó un poco la cabeza de aquello arbustos que tapaban perfectamente su delgado cuerpo, haciendo visible solo la parte superior de su cabeza escaneo su alrededor y pudo observar que lo que separaba la ciudad del bosque era un gran lago, presto atención a las orillas de este, pero de la parte contraría, no estaba vigilando esa parte pero ¿Lo harían a más tardar?

Estuvo todo el día escondido tras de este arbusto, cortando el pasto con sus dedos, vigilando que no lo estén siguiendo y pidiendo al cielo un poco de agua, comida o cualquier cosa que le sirviera.

Viendo el horizonte, lloro al ver cómo se escondía el sol, el cielo se pintaba de naranja rosado y un poco violeta, pronto las estrellas saludaron desde arriba y Jisung no pudo evitar sonreír nostálgico ¿Cuánto del mundo se había perdido en todos estos años?

Observó la tan preciada luna por horas, no podía evitar llorar mientras sonreía, todo se encontraba hermoso, todo se encontraba lindo, todo se encontraba perfecto.

Por poco lo olvidaba, observó a los lados comprobando que no se encontraba nadie a la mira y se apresuró a ir hasta la orilla del lago, se adentro en este, soltando un chillido por lo fría que estaba el agua.

—Mierda, mierda, mierda...— repetía mientras intentaba no ahogarse, no sabía nadar a si que llegar al otro extremo le era un problema demasiado grande.

Cuando llego a tocar tierra firme suspiró aliviado, mientras se ayudaba con los brazos a salir de la fría agua.

Descanso unos minutos, cerrando los ojos, lo había logrado. Una sonrisa brotó de sus labios y río amargamente, ahora tendría que preocuparse de a dónde iría, no tenía a nadie, no conocía a nadie.

Tenía que esperar a que Jeongin lo busque, él se lo había prometido.

Sincerely, Abril.

El Último Omega.{MINSUNG}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora