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EL SOL ESTABA EN TODO SU ESPLENDOR, parecia un día perfecto para ambas jóvenes

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EL SOL ESTABA EN TODO SU ESPLENDOR, parecia un día perfecto para ambas jóvenes. Hoy era el gran Premio de Mónaco y gracias a la gran amistad de su mejor amiga con el piloto de Ferrari Carlos Sainz, tenían pases para visitar su garaje.

La lluvia caía por su espalda mientras la rubia se concentró en sus pensamientos que nuevamente rondaban hacia aquel joven que había roto su corazón, se sentía tan tonta por aún recordarlo.─ La joven castaña llamo su atención al tocar tres veces la puerta del baño.

─¡Emma! Ya vamos tarde, apurate. ─ replicó Elizabeth.

─Ya voy. ─ respondió la rubia desconcertada.

Definitivamente había iniciado el día con el pie izquierdo, tenía un mal presentimiento pero no dejaría que eso arruinará su visita al paddock en su hogar.

Después de una hora ambas jóvenes ya se encontraban en el circuito, llamando la atención de la gente ambas caminaron hacia el garaje de Ferrari. ─ El primero en recibirlas fue el piloto español, quien las recibió con un cálido abrazo.

─Pense que no iban a llegar. ─ admitió.

─Todo es culpa de "Miss me tardo en arreglar " . ─ replicó Eli mientras observo a su mejor amiga quien se sonrojo al escucharla.

─Perdi la noción del tiempo. ─ respondió mientras se cruzaba de brazos causando una sonrisa en el español.

─Charles me pidió que le avisara cuando llegaras, así que ¿puedes ir a la entrada del hospitality? ─ cuestionó el piloto de Ferrari.─Yo estaré con Eli hasta que inicie la carrera.

La joven rubia asintió mientras se despedía de ambos y se dirigía a buscar al monegasco. ─ Al vivir en la misma ciudad se veían muy seguido por las calles de Mónaco, hasta que el piloto de Ferrari se animó a hablarle entablaron una amistad.

A lo lejos lo pudo ver, lucia desconcertado mientras buscaba insistentemente a alguien con la mirada. ─ sonrió inconscientemente al ver a su mejor amigo tan perdido buscándola, siguió caminando hacia sin prestar atención a su alrededor que chocó contra alguien.

Al levantar la vista pudo ver que era un joven que portaba una gorra naranja, dejando a la vista algunos mechones castaños a la vista.

─Lo siento mucho, no te vi. ─ admitió el miembro de McLaren.

─No te preocupes, también fue mi culpa. ─ respondió.

El joven de McLaren al escuchar su voz finalmente observo detenidamente a la rubia, revelando su rostro. ─ Emma sintió sus piernas temblar cuando se dio cuenta que era Oscar el que se encontraba frente a ella, trato de mantener la compostura mientras veía como el joven se quitaba su gorra.

─Realmente eres tú, Emma.

─Ha pasado tanto tiempo Oscar.─ respondió la joven.

Mónaco era una ciudad de reencuentros.

𝗕𝗥𝗢𝗢𝗞𝗟𝗬𝗡 𝗕𝗔𝗕𝗬: 𝖮𝖯𝟪𝟣. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora