CAPÍTULO 01

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Club Dominium, Dallas, jueves por la tarde.

«¡Zas!»

Lee Eunhyuk azotó las enrojecidas nalgas del sumiso siguiendo el ritmo de la vieja canción de Depeche Mode que resonaba en la mazmorra del Club Dominium. Con los dientes apretados, alzó la mano y la dejó caer.

El sumiso jadeó, pero le ofreció su trasero. ¡Oh, sí! A Dakho le gustaban el dolor y el castigo, por eso frecuentaba aquel club de BDSM. Pero a lo largo de las últimas dos horas había demostrado que su actitud no era tan sumisa como su cuerpo.

Aunque si le daba un poco más de tiempo, él conseguiría cambiar por completo aquella disposición.

El joven tenía la espalda cubierta de sudor y se le habían soltado algunos mechones negros que se le pegaban al cuello húmedo. Tenía la cabeza caída entre los brazos extendidos. Eunhyuk dio un paso atrás y lo observó contorsionarse todo lo que le permitían las ataduras. Su pene brillaba, empapado e hinchado.

—¡Más! —exigió el.

Eunhyuk se inclinó para susurrarle al oído.

—No aprendes, sumiso. ¿Quién manda aquí?

—Pero lo necesito —lloriqueó.

—Lo que necesitas es disciplina, por eso estás aquí conmigo.

Dices que quieres aprender a complacer al que será tu amo algún día, pero no te esfuerzas por conseguirlo. Creo que sólo quieres obtener esa pizca de dolor que hace más intensos tus orgasmos y que todo lo demás te importa una mierda.

—Eso no es cierto. ¡No seas idiota!

«¡Zas!»

—Eres demasiado irrespetuoso, sumiso. ¿Cómo debes dirigirte a mí?

—Señor —El contuvo el aliento—. Lo siento, Señor. Estoy muy excitado. Me ha llevado una y otra vez hasta el límite...

—Han sido sólo treinta minutos —lo interrumpió —. Y tu obligación es llegar al límite tantas veces como yo desee, acatar mis órdenes con honradez, dignidad... y absoluto silencio.

Dakho inclinó la cabeza. Eunhyuk movió los hombros, estirando el cuello; dejó pasar el tiempo mientras tomaba un sorbo de agua. El sumiso iba a tener que decidir qué era más importante, si alcanzar la meta a largo plazo o su necesidad de alcanzar el orgasmo de inmediato.

Lo oyó sollozar, luego respiró hondo y se contuvo.

—Sí, Señor. Tiene razón, Señor. Lo siento.

¡Joder! Por fin progresaban un poco esa tarde.

—Pero... —continuó el con un gemido—, me resultaría más fácil someterme si antes me diera lo que necesito.

«Vuelta a empezar.»

Detrás de él, Eunhyuk meneó la cabeza con desagrado y rodeó lentamente al sumiso. Se dobló por la cintura para que el pudiera verle la cara. Dakho reclamaba su orgasmo como un niño un caramelo. Iba a costarle mucho entrenarlo para que llegara a ser un sumiso decente.

Se preguntó por un instante si sería divertido dedicar a ello las dos semanas que duraría su permiso. Desde luego tiempo iba a sobrarle; lo único que tenía que hacer hasta reincorporarse a su unidad era asistir a la renovación de votos matrimoniales de su hermano mayor.

Le agarró el húmedo cabello y tiró hasta que el alzó la cabeza.

Tenía los ojos negros y vidriosos.

—Esto no funciona así. Te lo he explicado antes de empezar. Y sé que también te lo han dicho los otros. Conseguirás antes lo que quieres si muestras respeto y sumisión.

Kozan - Adaptación EunHaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora