╼𝐸𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑉𝑒𝑛𝑎𝑠╾

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-Omnisciente-

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Se sentía horrible, lloraba sentando dentro de aquella tina abrazando su delgado y ya débil cuerpo, el cual era bañado ante ya tan conocido líquido rojo, de un olor leve a hierro casi a metal, sollozando con la luz de la luna iluminando aquel solo lugar, intentando ser lo más silencioso posible sin querer despertar a su pequeño. Intentaba moverse pero le era imposible, podía escuchar el crujir de sus hueso ante el más pequeño movimiento, y el dolor esparcirse en su ser causándole puntadas en su corazón tan lastimado, miraba su sus brazos se hallaban marcados ante manos, cortés y moretones, estos adornando todo su cuerpo. Aun sintiendo aquel agarre tan violento y sin amor, dejándolo sin aire mientras su cuello pedía a gritos que lo dejara, que lo sentía, y que con cada segundo aquella voz bajara con menos esperanzas, hasta estar al borde de la inconciensa siendo al fin liberado, recordaba con lujo de detalles como su interior era tomado y desgarrado con el miembro del híbrido de cabra, el cual sin amor y cuidado mordía su cuerpo haciendo que este sangre, sintiendo como aquellos colmillos de inundaban en su pálida piel, llorando y temblando ante el miedo, intentando alejarlo de el sin logró alguno.

Se sentía asqueroso al permitir esto, queriendo frotar su cuerpo más de lo debido queriendo quitarse aquella sensación, pero sin poder moverse aun Suspiro sabiendo que debía dormir aunque sea un poco ya que mañana debía levantarse temprano, teniendo que quitar algunas estructuras.

Cuando se levantó de aquella tina, podía sentir como aquel dolor tan conocido se expandía por todo su cuerpo, haciendo que este saque de sus secos y rotos labios leves quejidos de dolor, con toda la fuerza que podía tener en esos momentos se fue a su habitación poniéndose su pijama, cerrando de una vez por todas sus ojos.

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Nuevo día, nuevas cosas que hacer.

Quackity ya preparado salía de su hogar, dejando en su hogar a su hijo Tubbo, este ya desayunado y con su ropa habitual, viendo ya solo la televisión.

Mientras tanto su madre se hallaba rompiendo bloque tras bloque mientras tarareaba una canción que el tanto amaba de su tan apreciada banda "Los Tigres del norte". Estaba feliz por serle util a su amado esposo, el cual ahora mismo se encontraba quitando una de las construcciones que le pidió el menor no quitar, ¿a este le importó?, ni mierda, y en consecuencia Quackity al ver esto a la lejanía fue a confrontarlo, teniendo una de sus ya tan diarias discusiones.

"te pedí que no la destruyamos, lo hice con Wilbur y Tommy!, ¡¿acaso no te importa?!"

Schlatt ya harto de su esposo solo lo ignoro, no sin antes darle un golpe en la cara empujandolo lejos de el.

Este solamente quedo estático, mirándolo fijamente sin parpadear, sin inmutarse cuando el de cabra le devolvió la mirada amenazante, pero sorprendido ante la nueva y repentina actitud del pato. Lo ignoro, solamente no le tomó importancia, como siempre lo hacía.

Y en su pecho ante tal acción se hallaba ya incrustada una flecha en su pecho, lugar donde salían montones de sangre, se sintió mareado, empezando a sentir una punzada en su la parte lastimada, mientras de su boca salían hilos e hilos del líquido rojizo, arrodillandose y cerrando los ojos de manera lenta, ya estando muerto en el suelo frío.

Quackity solo lo quedo mirando, sin demostrar sentimiento alguno, sin arrepentirse, pero sin estar feliz del todo.

Se sintió bien, se sintió poderoso.

Más cuando entre sus manos tenía su corazón.

Aquel corazón que en su boda el le había prometido darle, y hoy en burla a aquellas sucias e insignificantes palabras se lo comía.

Saboreando su sabor tan peculiar, estando este crudo, sus manos llenas de su sangre, al igual que sus labios le recorrían montones, como si estuviera comiendo alguna fruta jugosa, lamiendo y saboreando aquella carne, sus afiliados dientes adentrándose en esta, sacando con fuerzas trozos del corazón, siendo aplaudido y alabado por todos en el lugar, burlándose de la cabra y riéndose en lo que se suponía era su funeral.

Mientras tanto Quackity seguía saboreando aquella carne, encantandole como este pasaba a través de su lengua para después pasar por su garganta, como aquella sangre era como un vino.

Era un completo festín para el.

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