Cada noche desde el balcón de un pequeño departamento en una inmensa ciudad, ella mira el cielo.

¿Qué busca?

Esperanza, fuerza y ganas de vivir.

Sí, las estrellas la animan a levantarse cada día y anhelar que llegue la noche para verlas brillar en medio de esa total oscuridad. Le encanta soñar que su vida será como la noche, que después de la oscuridad llegarán esa luces a inundarla de fé.

Una estrella fugaz irradia sus negras pupilas, la emoción invade su débil cuerpo. Ese mismo cuerpo marcado por huellas de pura crueldad por un alma vil. Golpes, pequeños hematomas y un gran daño psicológico.

¿Miedo?

No, temor.

Rabia, odio e ira.

Pero no le importa, seguirá soportando eso y más para proteger a su pequeña.

¿Qué no hace una madre por sus hijos?

Hasta lo imposible.

¿Dolor?

Es fuerte, tanto que aguanta cada día por su niñita, sabe que necesita de ella todavía, aún tiene cuatro años.

En cambio, ella es abusada sexualmente y obligada a prostituirse para poder mantener a salvo de las amenazas de ese hombre a su pequeña. Pero es capaz de soportarlo, por tal de verla crecer. Además, porque sabe que cada noche, después de amargas tormentas, podrá ver estrellas fugaces que terminarán por iluminarle el alma. Por sacarle al menos una curva en sus finos labios.

Se llena de valor y fuerza para seguir luchando contra la tempestad, contra corriente. Las luces en medio de la fría noche le iluminan el alma, estrellas fugaces que le drogan la mente y le alegran el corazón...

Estrellas FugacesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora