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Ya que mi apartamento estaba a la vuelta de la esquina del The Watering Hole, me detuve en casa y me di una ducha para lavar el olor a cerveza y la 'otra cosa' que SeHun había olido en mí. Yo estaba vibrando, mi piel sensible, mi mente nublada. Estaba irritado por la confrontación −si se podría llamar así− con SeHun y sus osos.

Salí del baño y me acosté con mi mirada en el reloj. No era ni siquiera la medianoche todavía. Normalmente, un viernes, yo no regresaría a casa hasta las cuatro de la mañana. Mordiéndome el labio, hice todo lo que estaba en mi mano para no mirar el papel, pero fracasé.

Busqué en Google la dirección y encontré que era un condominio en el centro de la vida nocturna. Nada malo me pasaría allí, ¿verdad?

—¡No! ¡Absolutamente no! — Gruñí a mí mismo. Mis manos temblaron cuando me metí en mi ropa limpia, maldiciéndome todo el tiempo. Mi fuerza de voluntad fue fusilada y acepté que estaba a punto de entrar en la guarida de tres osos muy grandes y muy peligrosos. No estaba seguro de por qué, pero el temor de no saber qué esperar envió una emoción a través de mí.

Una hora más tarde, me paré en la entrada del edificio, con la cabeza inclinada hacia atrás mientras miraba la parte superior donde las nubes colgantes lo envolvían en una niebla plateada. Tuve que comprobar el papel varias veces para asegurarme de que estaba en el lugar correcto, pero sabía que eran sólo los nervios. Mis piernas eran como goma mientras penetraba en el vestíbulo principal.

Mientras el ascensor recorría hasta el piso superior, mi respiración se hizo cada vez más dificultosa y un nudo se formó en mi estómago. La campana me sobresaltó y salté. De puntillas, salí del ascensor y parpadeé en el pequeño pasillo que conducía a una singular puerta. La música amortiguada se derramó, el ritmo de un tambor sincronizado con mi pulso frenético.

Levanté la mano para llamar, pero no pude encontrar el valor para hacerlo. ¡Anímate!

La puerta se abrió de repente y BaekHyun dirigió sus ojos hacia mi cuerpo con aprecio. Miró hacia atrás y gritó:

—La apuesta terminó, JongIn. Ganamos. Él está aquí.

—¿Qué? —El tercer oso apartó a BaekHyun del camino y sonrió. —Maldita sea. Ahí van mis diez mil.

Arqueé una ceja, la curiosidad momentánea ahuyentó la incertidumbre.

—Fuera del camino. Denle un poco de espacio. —Oí decir a SeHun antes de que él pusiera su cuerpo delante de todos los demás. Sus cálidos ojos se abalanzaron sobre mí desde mi rostro enrojecido hasta mi cuerpo tembloroso. —Entra.

Obedecí, sabiendo que debía darme la vuelta y volver a mi apartamento. Mierda, escapar del continente podría ser una buena idea. BaekHyun y quien supuse que era JongIn, se acercó a la mini-barra y sirvió un líquido ámbar en vasos de cristal.

SeHun bajó el volumen de la música a un leve zumbido.

—JongIn estaba seguro de que no vendrías —dijo SeHun, su voz suave y oscura. —Pero BaekHyun y yo sabíamos que lo harías.

—Sí, yo tampoco lo creía —murmuré, mirándolo con recelo. Miré alrededor de la enorme casa, era opulenta, todo en su lugar y sirviendo a su propósito. El lugar de SeHun ponía a mi modesto pequeño apartamento en vergüenza. —¿Por qué estoy aquí?

—¿Por qué no me lo dices? —SeHun ronroneó suavemente. —¿Por qué viniste aquí cuando esas pequeñas campanas de advertencia están sonando en tu cabeza?

—Yo… —Tragué saliva y lo miré. Yo no tenía ni idea de por qué estaba aquí. Tal vez era la forma en que SeHun me estaba comprobando, o la forma en cómo hablaba, eso me hacía estremecer. —Tal vez me gustaba la emoción atada al miedo.

SeHun se rió entre dientes y mi corazón saltó. —Eres naturalmente sumiso, ¿no es así? Dime qué papel tienes en tu manada.

Me quedé boquiabierto ante sus preguntas descaradas mientras BaekHyun le entregaba una copa. Pero su orden me penetró, me instaba a darle lo que él había pedido. No sabía por qué, él no era mi alfa, y mucho menos un lobo. No le debía lealtad.

—Oh, ¿podemos hacer una apuesta? —dijo JongIn. —Necesito recuperar algo, hombre.

SeHun me miró fijamente, sus ojos penetraron a mi alma. Me aclaré la garganta. —Soy un omega por lo que si estás buscando información sobre mi alfa, comparto muy poco con los lobos de mi manada.

—¿Él piensa que está aquí porque queremos hacernos cargo del territorio de su manada? Qué lindo —murmuró BaekHyun.

Nadie dijo nada durante mucho tiempo como si estuvieran comunicándose telepáticamente entre sí. JongIn se acercó y los osos me encajonaron, el calor flotando de sus cuerpos rivalizando con el sol de verano.

—No, ChanYeol —dijo SeHun en voz baja. —Tú estás aquí porque queremos reclamarte como nuestro compañero.

Mi corazón amenazó con saltar de mi pecho mientras miraba a cada oso con los ojos muy abiertos. De acuerdo, había estado esperando que estuvieran interesados en el sexo. Se acercaron más hasta que estuve rodeado por una enorme y abultada fuerza. No pude apartar los ojos de SeHun, su intensa mirada me sostenía.

—¿Compañero? Mierda. —Hice un sonido patético mientras mis pantalones se apretaban. Arqueando una ceja, SeHun arrastró sus ojos hacia abajo a mi obvia erección, sus labios levantándose en una sonrisa. 

—Sabía desde el momento en que te vi por primera vez en ese bar que tú serías nuestro. Era sólo cuestión de esperar el momento adecuado para atacar.

La declaración de propiedad llegó a algo muy profundo dentro de mí y casi me desmoroné. Sí, yo quería que un poderoso shifter me reclamara de esa manera. Como un omega, no sólo era el rango más bajo de mi manada, mis compañeros lobos me prestaban muy poca atención y sólo se me obligaba a aparecer para las reuniones como representación de la manada.

SeHun se adelantó y lentamente me apoyó contra el mostrador de la cocina, su intenso enfoque me hizo temblar. Ahora que sabía lo que esperaban de mí, esa emoción que seguía acompañando al miedo llegó al frente. Mi trasero se encontró con el borde del mostrador y no pude ir más allá.

SeHun se inclinó hacia adelante y olfateo, él corrió su nariz a lo largo de mi cuello, tomando mi olor.

El hombre gruñó bajo.

—Me quieres. Nos quieres. Eso es lo que huelo en ti. Dime que estoy equivocado y puedes irte. Nunca te molestaré otra vez.

No pude apartar la mirada de SeHun. Si hiciera esto –aparearme a ellos− yo sería un lobo sin manada, pero un omega con un compañero. Varios, reflexioné. No era raro que los shifter se aparearan con más de un macho, pero nunca pensé que poderosos shifters osos estarían interesados en mí. El caliente aliento de SeHun se deslizó a través de mi piel e incliné la cabeza hacia atrás, con ganas de sentir sus labios en mi garganta.

En lugar de eso, me agarró el cuello y me sostuvo con una mano firme. Sus ojos brillaron mientras hablaba.

—¿Entiendes que si te apareas con uno, tendrás que aparearte con todos nosotros? Así es como será siempre si eliges aceptar.

Separé mis labios para hablar, pero no salió nada. ¿Qué estaba haciendo? Esto era peligroso en muchos sentidos y, sin embargo, no me importaba.

—Lo entiendo. —Conseguí decir con voz ronca.

𝓽𝓻𝓮𝓼 𝓸𝓼𝓸𝓼 𝓹𝓪𝓻𝓪 𝓬𝓱𝓪𝓷𝔂𝓮𝓸𝓵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora