De día, de noche.

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primer escrito aonunete, corto y algo desprolijo.

Ao'nung podía llegar a ser alguien muy expresivo. Era común ver sus emociones reflejadas en su lenguaje corporal, incluso si había algo que él no deseaba demostrar.

"¿Por qué me miras así?"

Neteyam se sintió curioso cuando, y estando ambos debajo del agua, se encontró con Ao'nung observándolo fijamente, perdidamente.

No estaban haciendo algo más que bucear para entrar en calor, pero el Metkayina parecía estar en las nubes y eso llamó la atención del otro Na'vi.

En tanto Ao'nung pestañeó repetidas veces antes de volver a la realidad, sin entender a dónde se había ido su cabeza segundos atrás. Pestañeó y se recompuso, dijo con señas:

"¿Así cómo?"

Neteyam se encogió de hombros y Ao'nung frunció su ceño. Estuvo a punto de reiterar la pregunta cuando Lo'ak apareció junto con Tsireya y Rotxo, y empezaron algunas tareas en conjunto.

...

El eclipse comenzó a cernirse sobre el par cuando se encontraban paseando a orillas de la costa, lado a lado.

Habían acabado sus labores temprano en el día, así que aprovecharon para relajarse y caminar a solas, en cómodo silencio o tirando tenues comentarios, sin iniciar una conversación completa.

No era la primera vez que hacían esto. Neteyam y Ao'nung habían pasado mucho tiempo juntos desde la llegada de la familia Sully a Metkayina. Y aunque su relación en un comienzo había sido algo así como mentor-aprendiz, más pronto que tarde se convirtieron en compañeros.

Quizás hasta en buenos amigos.

Ao'nung, de hecho, solía sentirse lejano de la vida que llevaba antes de la llegada de los Omatikaya, hará medio año de ello. Se había acostumbrado demasiado a la presencia de los fugitivos, a la compañía de Neteyam especialmente.

Ao'nung había aprendido, a cuestas, muchas cosas de aquel joven. Y así como Ao'nung había conocido a Neteyam, Neteyam también lo conocía muy bien a él.

«¿Por qué me miras así?»

Ao'nung pensó en eso cuando su visión se dirigió completamente a Neteyam una vez más. No comprendía esa pregunta porque no cuestionaba por qué lo estaba mirando. Ao'nung siempre había sido bastante observador, pese a apenas controlar su afilada lengua.

«¿Así cómo?»

Quizás de una manera demasiado inquisitiva. Neteyam no era el más expresivo de entre los na'vis, sus sentimientos solían estar bien resguardados debajo de un rostro sereno o una sonrisa amable.

A Ao'nung siempre le causó muchísima curiosidad todo del otro chico: desde su alargado físico, hasta su forma algo introvertida de ser. En un inicio, tomándolo solo como el hijo mayor de Toruk Makto, hasta entender que Neteyam era muchísimo más que eso.

Era un guerrero fuerte, un gran hermano y amigo.

Quizás de una manera demasiado interesada. No era un secreto para nadie que Neteyam era muy atractivo, y estando debajo del agua parecía salir a relucir todo su encanto. Había algo que causaba duda en Ao'nung cada que lo veía. Una sensación rara naciendo en su interior.

Quizás, puede ser, que incluso ni siquiera él sabía qué sentía al ver a Neteyam.

Y cuando Neteyam correspondió a su mirada fijamente, con esos hermosos ojos ámbar, Ao'nung se sintió perdido de nuevo.

—Lo estás haciendo otra vez, me estás mirando así —Neteyam dijo, divertido ante el gesto del otro—. Amigo, creí conocer la mayoría de tus caras, pero esta que me estás dando es nueva. ¿Qué quiere decir?

Ao'nung pensó en bromear, decir que su rostro era feo o alguna mentira por el estilo, pero no pudo. Simplemente se sinceró frente al otro joven.

—Por Eywa, es que ni siquiera yo lo sé —rio sin gracia, nervioso y un toque cohibido.

—Uh, qué extraño. Tú, que siempre has —Ao'nung lo acuchilló con la mirada, mas no como usualmente, sino para que guarde silencio—. Oh, wow.

Neteyam se quedó quieto en su lugar, pensativo. Ao'nung también detuvo el paso y lo volteó a ver, algo fastidiado.

—¿Qué? ¿Por qué te hace problema el que te mire así? ¿Es que te molesta?

Neteyam negó y caminó los pocos pasos que los separaban, parecía entender algo que el Metkayina no. Abrazó a Ao'nung por los hombros, tirándolo hacia abajo con confianza.

—No, para nada.

Y eso fue un extraño consuelo.
.
.
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—¿Por qué se miran así? —Lo'ak sacó la lengua, asqueado.

—¿Así cómo? —cuestionó Tsireya.

Estaban en la playa, alejados de los otros chicos, pero lo suficientemente cerca como para poder verlos sin interferir.

Lo'ak se encogió de hombros.

—No sé, como si se fueran a besar o algo. Qué asco.

qué mira', bobo.
después de mucho y mucho divagar sobre cuál era el mejor final, finalmente pude dedicarle algo a mis niños. ♡

nos leemos~

Mirada | AonuneteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora