por 1 café

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Siempre he sido una mujer que ha disfrutado lo más que ha podido del se*xo y no ha sido poco; he tenido más de 50 hombres sólo por placer; he disfrutado de sus po*llas en los sitios más insólitos y si les contara como han disfrutado ellos de mi boca y mi garganta, no terminaría nunca.

De haber sentido muchas veces esa cosa que se siente en el corazón cada vez que se desea algo, lo que me pasó fue más allá de lo que para mí es común.

Caminaba hacia mi departamento, como de costumbre lo hago cada vez que voy a visitar a mi abuela, ya que ella vive muy cerca, cuando de repente sentí unos pasos muy apegados a mi y un leve aire se introdujo en mi nuca, levantando mi cabellera larga, negra y ondulada. Miré para atrás y un hombre alto, de contextura grande me dijo...

_La noche va a estar fría parece...-me dijo con una traviesa sonrisa

_Yo creo que si, hay que acostarse temprano y arroparse harto. Si tuviera una estufa personal en estos momentos sería genial...se me escapó de mi boca traicionera, sin pensar en las consecuencias que podría traer.

_Con un café me conformo...-me dijo pasando su lengua gruesa por sus carnosos labios, que por la cercanía que ya teníamos podía detectar muy bien.

_Podría ser...-le dije con un tono muy directo de invitación.

Se acercó a mi lado y sentí con un sólo roce de su calor, como mi vagina empezó a palpitar con tal rapidez, que reaccioné cuando estaba él a mi lado y yo abriendo la puerta de mi departamento.
Entramos, me saqué la chaqueta, ya que me estaba ahogando la excitación de saber que ya estábamos solos y que lo más seguro que café no íbamos a tomar.

Los nervios de sentir su mirada intrusa y también deseosa, me llevaron a encender un cigarrillo, darle una fumada intensa y botar el humo como si estuviera descansando, él en consecuencia, dio un suspiro y de pronto lo tuve frente a frente, con su mano grande agarrando mi nuca, me guió hasta su caliente boca y me empuñó su lengua, abriendo paso para entregarme toda su cálida saliva.

Empezamos a besarnos apasionadamente, como si nuestras bocas se conocieran de toda la vida y a la vez supieran que eran ajenas. Me gustaba su sabor, oh si me encantaba, mi cuerpo se estremecía cada vez más y lo llamaba con tanta fuerza, que los dos empezamos a temblar;

_Te voy a poseer...-me dice, mordiendo mi cuello, haciendo salir de mi boca gemidos desconocidos, casi gritos de placer.

Lo llevé poco a poco hasta el sillón, se sentó y con mi boca sedienta busqué lo que sabía que sería para mi. Su po*lla ya rompía su apretado pantalón, lo liberé y ahí

Bueno esta es la primera historia son muchas mas espero que le guste son cortitas hot .

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