Capítulo 1

6 0 0
                                    

¿Por qué debería dejar mi hogar?
A mis 25 años, aún viviendo con mis padres, yo Emilia Sánchez, debo mudarme. Por si lo pensaban, no, no me echaron, solo quieren que pruebe vivir por mi cuenta un tiempo.

— Emi — pronunció alegre mi mejor amiga desde la puerta — ¿Lista con tu equipaje?

—Si Val — suspiré devolviéndole la sonrisa a medias — todo listo, guardado y acomodado, todas las cajas etiquetadas y listas en el auto — enumerando con mis dedos lo que mencionaba.

— Bien, viviré contigo un tiempo — mi cara de confusión era notoria — si te lo dije, no lo recuerdas, ¿Cierto? — dijó con un leve tono de enojo en su voz.

— Val, no te enojes, te ves chistosa enojada— dije provocando una leve risita en ella.

El viaje en el auto, con mis padres en la parte de atrás, fue tranquilo mientras conducía, con música de fondo y conversaciones triviales. Luego de una hora y media de viaje llegamos al tan esperado lugar. Se veía un poco viejo pero no tanto, las ventanas tenían rejas, parece que roban mucho por aquí, el casero se veía muy serio pero era gentil.

Mi departamental quedaba en el tercer piso "algo de ejercicio no me hará mal" pensé casi llegando a mi puerta "308" se podía divisar en un cartel junto al marco de esta.
El departamento no era tan feo, solo le faltaba color o decoración, no me agrada lo blanco que es.

— Emi, cuídate — me abrazo un poco fuerte mi padre — Llámanos si pasa algo — se unió mi madre — Te amamos.

— Yo también los amo, cuídense de camino a casa, los extrañaré — pronuncie acompañándolos a la puerta.

— Adiós Emilia — dijó mi madre sollozando cerrando la puerta tras ella.

Después de unos minutos me dí cuenta de que no se despidió de Val, luego se lo haré saber. Empecé a guardar y ordenar las cosas que trajimos mientras Valeria fue a algún lugar que desconozco.

Golpearon la puerta mientras decidía si la planta iría a la ventana o en la mesita al lado de esta.

—Hola, soy tu vecina del 309 — pronunció una viejita muy dulce con pelo canoso, algo maquillada pero sin cubrir sus ojeras bajo sus ojos — Me llamo Melissa Herrera, un gusto conocerte pequeña.

— Emilia Sánchez, aunque puede llamarme Emi — sonreí de vuelta — la invitaría a pasar pero aún estoy desempacando.

— No te preocupes, solo venía a saludarla pequeña vecina — me apretó la mejilla dirigiéndose a su departamento.

— Adiós, un gusto conocerla — cerré tras de mí la puerta.

Seguí con mi tarea de ordenar sin notar, ni sentir la puerta anunciando la llegada de Val, que venía a ayudarme en lo que estaba haciendo.

Le conté sobre la señora Melissa, que vivía al lado y lo maquillada y amorosa que es, para luego preguntarle dónde había ido, no me respondió, sólo soltó una risita susurrando "es un secreto" , dejándome confundida, pero sin el ánimo de indagar más.

Sin darme cuenta anocheció, fui al refrigerador y milagrosamente había comida en el, en la despensa también, tomando como opción racional comer lo primero que ví, si, pan con manjar, agradeciendo a Dios por la comida que, quien sabe quién la trajo, repito gracias Dios.

Divisé solo una cama, tendré que compartirla con mi mejor amiga, pero no importa, somos como hermanas, desde siempre, desde pequeñas.

Me acosté primero mientras Val se duchaba, escuché ruidos, como golpes siguiendo por gritos desgarradores provenientes del piso de abajo. Tras de mí escuche a la señora Melissa hablando con alguien, debe estar al teléfono con algún familiar tal vez. Esperen, ahora está cantando una canción de cuna... Esta noche será rara.



¿Que tal panquesitos?
¿Todo bien?
Siiii volví con un nuevo proyecto que lo tenía pensado hace unos años y no me animaba a escribir, trataré de actualizar pronto, no prometo nada pero lo intentaré.
Los extrañe y los quiero mucho!!!

No es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora