01. "Ven aquí, y ámame"

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Taeyong revuelve la sopa dentro de la olla para que no se pegará. Suelta un suspiro alto, tocando la parte baja de su espalda. Hoy, después de clases, tuvo que volver a pié desde la preparatoria, que está en el centro y él vive en su pequeña casa del norte.

Niega con la cabeza, echándole un poco de agua a la mezcla. Recuerda como era su viva hace 3 semanas, antes de venirse a vivir con un Alfa que gracias y sabe su nombre. Cuando vivía con sus padres, todo era diferente. No eran ricos, vivían bien, y como era hijo único, todos los regalos iban para él. Cuando le dijo a su madre-beta, que estaba en espera, ella dijo que estaba bien, que el tenía la última desición, sobre quedarse o irse con el Alfa responsable.

En Seúl era así como una costumbre. Cuando un Alfa dejaba en estado a un Omega, el debía llevárselo y arreglárselas solas.
Taeyong estaba decidido a quedarse con sus padres, y disfrutar de las comunidades que ellos le darían a él y a su bebé. Pero no, Jaehyun llegó una noche diciendo que el Omega—ni siquiera se acordaba de su nombre—se iría con él, porque el cachorro que llevaba era suyo. Los padres de Taeyong lo vieron confiable y dejaron a su hijo ir con él. El Omega nunca se quejó.

Ahora desea haberse quejado, pero estaba tan aturdido que nada salió de sus labios, solo empacó su ropa en una pequeña maleta y con la misma, bajó.

Taeyong sabe que Jaehyun se lo trajo a su casa por una razón. Y no era por el bebé, o porque él sea su Omega, no. La simple razón por la que él estaba aquí, ahora, era porque si el Alfa no lo hubiese hecho, su ego de dominante hubiese sido dañado, y se hubiera sentido humillado.

Vuelve a negar, no pudiendo creer que tan tonto fue. O sea, el cortejo de Jae fue el más vergonzoso. Un día la puerta de la casa de sus padres fue tocada, Taeyong abrió, encontrándose con cierto Alfa ahí parado, con la cara seria y mirada sin titubear

––¿Puedo ayudarte en algo? ––Taeyong había preguntado, con medio cuerpo escondido detrás de la puerta, solo viendo como  el más alto asentía.

––Quiero que me ayudes en mi próximo celo –– dijo, tendiendo una caja de chicles de menta. Los ojos de Taeyong brillaron. Eran sus favoritos. Él amaba los chicles.

––Está bien, creo. ¿Cuándo es? ––preguntó, tomando la caja entre sus manos.

––el próximo sábado ––y con eso, se dio la vuelta, caminando lejos de la casa.

Jae era un Alfa que estudiaba en la misma escuela que él. Compartían clases pero Taeyong nunca creyó que supiera de su existencia porque, bueno, nunca volteaba a verlo. Solo hablaba con sus dos amigos Minho—Alfa y Changbin—beta. El era un Alfa muy cerrado, sólo con sus cercanos podía entenderse bien. Ellos duermen en la misma cama, porque en realidad no hay otra. Hay noches en la Jaehyun se va a la sala o simplemente se queda lo más alejado de él. Y, mierda. Taeyong es un Omega embarazo, necesita el calor de un alfa más que nunca, de su Alfa. Ni si quiera sabía si Jaehyun era su alfa en verdad.

Cuando ve que la sopa está lista, apaga la hornilla. Toma el cucharón y sirve un poco en su plato hondo. Se sienta en su silla y suspira. Está otra vez sólo, pero no sé queja, porque Jaehyun estaba trabajando. O al menos eso es lo que él dijo.

Da su primera cucharada, quemando su lengua. Rápidamente, para aliviar el dolor, toma un sorbo de su jugo de uvas, natural. Porque a Jaehyun no le gustaba que tomara cosas sintéticas, por el bebé.

Oye la puerta abrirse, el tintineo de las llaves siendo colgadas en su lugar y unos pasos firmes. La figura grande de Jaehyun aparece por el umbral, con el cabello algo húmedo, y la sudadera manchada.... Sangre.

––¡Jaehyun! ––el pelinegro se para de su silla, yendo hasta el alfa, intenta tomar su rostro para ver de dónde proviene la sangre pero el alto se aleja.

Ven aquí, y ámame [JaeYong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora