Aquella guerra que había empezado por una simple broma que se le fue de las manos había, finalmente, llegado a su fin, los Negros habían conseguido una aplastante victoria sobre los usurpadores del trono, Rhaenyra fue coronada como la verdadera reina, todo el mundo estaba a la espera de que ella acabara con lo que quedó de los Verdes tras la guerra, sin embargo, la reina decidió mostrar misericordia por su familia, fue piadosa pues la condena para Aegon, Alicent y Helaena fue únicamente el exilio, por el otro lado, Otto Hightower no fue tan merecedor de esta piedad y fue condenado a muerte por el crimen de traición a la corona, pero la decisión de la reina que más sorprendió, fue la condena de Aemond Targaryen, el responsable de iniciar la guerra tras el asesinato "accidental" del príncipe Lucerys Velaryon, a él se le fue dado un castigo que, para el resto sonaba extraño, pero que para Rhaenyra y el propio Aemond, sabían que era un destino mucho peor que la muerte.
Mientras permanecía de pie en frente del trono, a la espera de su sentencia, rodeado de personas tan expectantes como él, el antiguo príncipe pensaba que su destino sería morir junto con su abuelo por traidor y asesino, esperaba que así fuera pues se lo merecía, el mundo funcionaba de esa forma, Lucerys le había quitado el ojo, él quería quitarle el ojo a Lucerys para que la deuda fuera pagada, y ahora que él le había quitado la vida a su sobrino, el castigo más obvio y apropiado era ser ejecutado, incluso si Rhaenyra quería asesinarlo de la forma más cruel y dolorosa posible, él no se iba a oponer, si quería torturarlo hasta que rogara para que lo mataran, él lo aceptaría porque era lo que se merecía, mató a su sobrino, dejó que fuera devorado vivo por Vhagar, ningún dolor podría ser comparado al dolor que Luke debió sentir a ser triturado vivo por los dientes del dragón. Fue por esto que, cuando se le fue dictada su extraña sentencia, la palabra sorprendido se quedaba corta para él, pues el castigo que recibió por parte de la reina iba más allá de todo lo que pudo imaginar.
-Aemond Targaryen, por el crimen de haber asesinado al príncipe heredero de Driftmark, Lucerys Velaryon... ¡Se te sentencia a un destino incluso peor que la muerte! – ¿Algo peor que la muerte? ¿Qué podía ser? A Aemond no se le ocurría nada... A menos de que Rhaenyra supiera su secreto – Tus manos serán marcadas para que seas reconocido por todos como un asesino a donde quiera que vayas, no serás torturado por soldados ni verdugo, no... ¡Serás tú mismo quien se torturará hasta el último de tus días!...
Rhaenyra siempre lo supo, era plenamente consciente de los sentimientos que Aemond tenía por su hijo, sentimientos que intentó esconder tras su mascara de odio profundo, era una lastima que mantener aquella mascara costara la vida del príncipe, no había otro castigo más apropiado que este. Aemond únicamente asintió, frente a todos los presentes del salón, él permanecía sereno, con su rostro impasible y con su porte orgulloso, pero por dentro estaba aterrado, destrozado, se sentía fatal, las constantes pesadillas con Lucerys que arruinaban sus noches hasta el punto de no dejarlo dormir ya eran suficiente castigo, que ahora llevara la culpa de haberlo asesinado incluso durante el día era demasiado cruel.
Como lo ordenó la reina, las manos de Aemond fueron marcadas por una pintura tan roja como la sangre, pintura que sin importar cuanto se lavara las manos, cuanto intentara quitársela, jamás se desharía de ella, siempre estaría allí con él, recordándole su horrible crimen. Los días venideros no hicieron más que aumentar su oscuro tormento, los rumores del por qué la reina había escogido ese castigo rápidamente se esparcieron, y en poco tiempo ya todos en la Fortaleza Roja lo sabían y murmuraban a sus espaldas cuando lo veían pasar, no importaba donde estuviera o que estuviera haciendo, siempre recibía miradas por parte de criados y sirvientes, miradas que lo señalaban como un asesino... como el hombre que asesinó al amor de su vida. Incluso cuando intentó de todo para que su amor por Lucerys no saliera a la luz, ya todos lo sabían, por lo menos él ya no estaba vivo como para ser testigo de palabras tan hirientes.
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𝕽𝖊𝖉 𝕳𝖆𝖓𝖉𝖘
FanfictionEn un mundo en el que Los Negros ganan la guerra y Aemond es condenado a sufrir un destino peor que la muerte . . . In a world where the Blacks win the war and Aemond is doomed to suffer a fate worse than death