†Diez†

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—te debo muchas explicaciones, también una disculpa y tal vez me odies, pero quiero que tú escuches la versión de todo esto —Rose asintió cuando Jungkook le pidió con una reverencia.

Jimin le había quitado todo, las computadoras, sus discos, todo. Lisa estaba sentada en su cama siendo regañada por su padre. No podía decir nada, por qué no quería tener más confusión en su mente.

Ahora la menor dormía en el cuarto de Sunoo, y ella en su cuarto. Era incómodo verla reír con sus padres, pero con ella no había empatía. Simplemente se había fijado que ella a pesar de ser tierna, y dulce, también era cálida y dura. Park tenía lo suyo, y no podía negarlo.

—¿te parece si te compro un pastel?—Preguntó el Blondo. Rose negó, daba gracias por todo, pero no deseaba nada más que dormir a pesar de ser su cumpleaños dieciocho.

Jungkook pasaba horas escribiendo, y eso le hacía pensar a la peli-rosa ¿Cómo, sé suponía qué eran personas peligrosas, si vivían una vida normal? ¿Qué pasaba con el plan, o el movimiento de traer a Sunoo? No comprendía, pero tal ves, llegó a entender que esa era la fachada qué querían demostrarle.

Abrazó los peluches de Sunoo, y se recostó en una de las camas del camarote mirando las luces del techo. Esperaba, no, pidió al cielo qué su amigo estuviera bien.

La puerta fue tocada, no sabía si Jimin llegaría con sábanas; sonrió con ternura, su mayor se miraba tierno con su pancita de cinco meses.

Envidiaba los gestos que la pareja se hacían, esos besos, esos abrazos. Envidiaba eso.

—¿si?—abrió la puerta, y un auto pequeño de carrera le apareció entrando al cuarto—¡Homo!—miro el carrito dar giros—¿Qué, qué sucede?

Lisa lo detuvo con él control mirándola recargada en la puerta. Tenía prohibido siquiera entrar a ver a la menor, o si quiera acercársele. Rose le miró, pero luego la ignoro caminando al camarote.

—¿Vas a seguir ignorándome?—empujó su lengua contra su mejilla—pareces una niña mimada.

Nada, ella simplemente subió recostándose.

—¡Si, eres una niña mimada. Vaya, no me equivoque!—bufó—resentida. Pff ¡já! Como si eso, fuese hacer gran cosa—miro la cama, y nada. Gruñó por lo bajo entrando al cuarto—¡Oye, niña mimada! Si, la niña mimada de mamá, tú rosada, que usa rosa hasta para bañarse.

Rose apretó sus dientes levantándose molesta. Lisa sonrió empujando su mejilla—¿Qué? Te molesta? Ah? Mimada me salió la werita—Jungkook detuvo a su doncel cuando esté quiso intervenir.

—déjala. Esta delirando—Jimin le miró—¿te acuerdas cuando te dije sobre que no me interesabas?

—umh, si, y qué, luego fuiste a mi cuarto y me follaste—el mayor sonrió orgulloso—ya entendí—se acobijó abrazándolo.

Lisa apretó el control en sus manos—¡joder, vas a seguir a si, de mimada!

La menor se levantó. Jeon sonrió autosuficiente, al fin tenía la atención de la menor. Rose bajó caminando con su vista molesta. Lisa se acercó poniendo su mejilla—¡ A ver, pégame, a ver!

—fuera del cuarto.

—no quiero, es el cuarto de mi hermano.

—¡Le diré a tus padres!

—¿Y? Ya me quitaron todo por ti, a si que no me importa—sonrió con sorna. Rose se acercó—¿Qué? Me vas a pegar? A ver, pégame, hazlo.

La menor sonrió por primera ves. Eso le provocó cosas en sus entrañas.

†VENGANZA ERÓTICA † +18  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora