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𝙐𝙉 𝙎𝙐𝙀𝙉̃𝙊 𝙋𝙍𝙊𝙁𝙐𝙉𝘿𝙊 era todo lo que había vivido Amanda. Su hermana la había traicionado y por años permaneció en un ataud, lejos del mundo, pero ya era hora de despertar. Sus hijos estaban en problemas al igual que su nieta. Y su hermana Dalia iba tras ellos, no podía permitir eso. Caminaba por Nueva Orleans mientras observaba a Rebekah en el cuerpo de otra mujer. Podía reconocer exactamente a sus hijos. Su cuerpo estuvo dormido por años. Pero su mente sabía exactamente todo lo que pasaba.
Rebekah colgaba su llamada con sus hermanos y veía a un hombre observarla. Caminaba en dirección opuesta y chocaba con otro hombre.
— Oye cuidado — Rebekah lo miraba y el rubio se daba vuelta para mirarla seriamente y Rebekah se daba la vuelta para seguir caminando rápidamente hasta empezar a correr. Unos hombres la seguían
Amanda seguía a los hombres por detrás rápidamente mientras veía a Rebekah correr. Los perdía de vista y posaba su mirada en todos lados decesperadamente. Este nuevo cuerpo le traería problemas a rebekah.
— ¿Están buscando algo? Además de que yo les haga algo — Rebekah se detenía en un callejón y ambos hombres se acercaban a ella
— Morirás por lo que hiciste — Uno de los hombres se acercaba y Rebekah intentaba hacer magia. Pero nada sucedía
— No lo creó — Amanda golpeaba a ambos hombres rápidamente y miraba a Rebekah — Vienen más en camino, tenemos que irnos — Rebekah la observaba confundida — Rebekah —
— ¿Cómo sabes? —
— ¿Podemos hablar más tarde? No tenemos todo el día — Amanda tomaba del brazo a Rebekah y se la llevaba a una velocidad sobrenatural, característica de ser vampiro
Amanda había llevado a Rebekah a donde se estaba quedando hace unos días. Tener a su hija frente a ella hacia que su corazón saltara de alegría. Rebekah no había hablado del unos minutos y eso frustraba Amanda
— No has dicho nada en 30 minutos — Amanda Servía un trago en su bazo y Rebekah daba vueltas por su apartamento— 31, bien hablaré por ti, Gracias por rescatarme Amanda, apesar de que soy una desconocida — La rubia se sentaba en la silla frente a Rebekah y esta la miraba confundida
— ¿Quién eres? Y ¿Por qué me salvaste? — Amanda suspiraba y pensaba unos momentos antes de responder
— Soy tu tía, Rebekah y no, no soy Dahlia si es que te lo preguntas — Tenía que mentir, eso era lo que tenía que hacer
