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Cristian sería el mentiroso más grande del mundo si no admitiera que estaba nervioso en su primer día. La humedad de Londres, el idioma desconocido y tener que pasar por las formalidades de reunirse con tanta gente al mismo tiempo lo habían cansado ni bien se había despertado ese día. No lo malinterpreten, estaba agradecido de que le dieran un espacio entre los Spurs, pero estaba seguro de que no se iba a librar de la nostalgia por un tiempo. Nunca le resultó particularmente fácil hacer amigos. A pesar de lo agresivo y fuerte que parecía ser mientras estaba dentro de la cancha, siempre había sido un poco huraño y tímido afuera.

Para ser honesto, fue una sorpresa cuando Heungmin fue el primero en presentarse. Esperaba a Lloris, quizás incluso a Kane, ya que ambos ejercían de capitán y vicecapitán del equipo. Siempre se preguntaba si las cosas hubieran sido diferentes si alguno de ellos hubiera estado ahí en ese momento en lugar de Son.

No creía en el amor a primera vista hasta que lo conoció.

Él y Karen habían estado juntos desde que eran chicos. Ella siempre lo había apoyado durante sus altibajos, sin cuestionar nada. Ella era la única persona que siempre había estado en su vida, la única en la que sabía que siempre podía confiar. Era fácil estar con ella, era a lo que estaba acostumbrado. Ahora, cuando pensaba en eso, se preguntaba si tal vez había sido demasiado joven para saber cómo se sentía realmente el amor cuando pensaba que ella era la indicada. Aunque le resultó difícil admitirlo en voz alta, lo que sentía por ella no era ni una pequeña fracción de lo que sentía cuando estaba con Heungmin.

Le costó darse cuenta de que estaba sintiendo algo por él, no podía entender por qué de repente se estaba comportando como esas adolescentes enamoradas que veía en las películas cada vez que Heungmin estaba cerca de él. Empezó a notar que siempre sentía la necesidad de tenerlo lo suficientemente cerca como para deslizar un brazo alrededor de sus hombros o cintura. A veces se sentía ridículo por la forma en que corría hacia donde estaba él durante las sesiones de entrenamiento y en broma trataba de ponerlo nervioso empujándolo. Eso siempre lo hacía sonreír.

Ver jugar a Heungmin era increíble. Siempre que lo ponían en el la banca aprovechaba para concentrarse de lleno y admirar lo bueno que era el siete. Era rápido, era preciso. Momentos como ese le permitían mirarlo fijamente, pegar sus ojos en él sin que fuera algo peligroso. Sin ser notado.

Era muy consciente de que Heungmin había construido toda una reputación de ser un buen tipo. Lo sabía por la forma en que era amado por cada uno de sus compañeros de equipo y la verdad es que entendía por qué. Empezó a notarlo en los pequeños gestos que tenía, como las veces que se aseguraba de incluirlo en los planes que el equipo había ideado para el día, haciéndolo sentir bienvenido entre ellos. No pudo evitar preguntarse si algo de su amabilidad alguna vez era solo para él. Se preguntaba si el corazón de Heungmin siempre latía rápido cada vez que abrazaba a los otros chicos como lo hacía cuando lo abrazaba a él.

Pasar los dedos por el cabello del coreano se había convertido rápidamente en su actividad favorita en el mundo. Siempre tiraba juguetonamente de su pelo cada vez que marcaba un gol. Si uno fuera a profundizar más, probablemente era una forma de decirle "Estoy acá con vos" cuando todo a su alrededor se ponía demasiado ruidoso y lleno de gente durante las celebraciones. Cristian también se enorgullecía de ser el único en hacerlo. Era algo compartido solo entre ellos dos. Y si a veces se encontraba jugando con el cabello de Heungmin hasta altas horas de la noche, cuando perdían la noción del tiempo durante sus conversaciones casi ininteligibles para todos menos para ellos, nadie más lo sabría. Le traía paz el tener algo tan personal para ellos solos, tener algo que lo mantenía cerca de él, pero no lo suficientemente cerca como para poner toda su vida patas para arriba.

Cristian no era idiota. Sabía que necesitaba replantearse su vida y aclarar todo más temprano que tarde, pero la Copa del Mundo estaba muy cerca y estaba seguro de que no era el momento correcto para terminar una relación de años y mucho menos para confesarse a Heungmin. Solamente tenía que seguir jugando a fingir un poco más y si Karen alguna vez notaba que se estaba alejando con el paso de los días, estaba seguro de que lo iba a atribuir a que estaba cansado después del entrenamiento pesado de Scaloni.

my thoughts will echo your name. ー cutisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora