Entró y se desplazó sigilosamente entre los pasillos, procurando hacer el menor ruido posible. Los dueños habían salido hace 10 minutos y no volverían dentro de 2 horas. Eso le daba tiempo para tomarse las cosas con calma y salir de allí antes que regresaran.
Llegó a la habitación que compartían la señora y el señor Martínez y entró. La cama, así como los muebles, estaban en muy buen estado, limpios y ordenados.No perdió mas tiempo y empezó a buscar el dinero. Buscó entre los cajones, la ropa, debajo de la cama y el colchón, por todas partes y no encontró lo que buscaba.
Quizás lo escondieron en otra parte.
Salió del cuarto y se dirigió al dormitorio del pequeño Santiago. Buscó por todas partes, incluso analizó todos sus juguetes, pero no lo encontró. Había tardado 9 minutos en eso, debía apresurarse y buscar en las demás partes de la casa.
Salió de la habitación y decidió ir a la sala. Probablemente lo habían escondido ahí, porque solo le quedaba revisar el baño y la cocina.
De repente, antes de que llegara a la sala, se escuchó un auto estacionar afuera.
Mierda, llegaron.
Se alejó corriendo de la puerta, entró al dormitorio del niño y cerró la puerta. Segundos después, los dueños entraron a la casa, dotándola de vida.
Frank se escondió debajo de la cama. No entendía porque habían vuelto tan pronto. Se supone que se habían ido a la iglesia de Dantids, a 30 minutos de aquí. No había forma de que regresaran 25 minutos después de haber salido.
Se quedó ahí, tumbado boca arriba, rogando porque se fueran y abandonar la misión. Era peligroso continuar.
-Perdón, papi- dijo Santiago, sollozando.
-No te preocupes por eso, es algo que podía pasar- dijo Simón, su padre, mientras le acariciaba el cabello- ¿Me prometes que la próxima vez avisarás con tiempo cuando sientas ganas?
-Si papi, lo prometo
- Bien dicho, campeón. Ahora ve a cambiarte, te espero.
- ¡Vale! Voy
¡Viene para acá!
Se quedó inmóvil y controló su respiración. No hizo el menor ruido.
El niño abrió la puerta y entró. No prestó atención a los sutiles cambios que se habían producido en su ausencia, tales como la ubicación de sus juguetes y las cosas en sus cajones.
Desde abajo, Frank podía ver los pies del niño y la ropa mojada que caía al suelo. El olor a pis que emanaba le hizo entender todo.
Santi se puso ropa limpia y recogió la que estaba tirada en el suelo. Por suerte para Frank, no se agachó tanto como para poder verlo.
Antes de salir, se puso las medias y los zapatos y cerró la puerta.
Eso estuvo cerca.
Sin nadie que lo viera, se arrastró fuera de la cama. Era incómodo estar ahí abajo. Dentro parecía un horno y el polvo no ayudaba. Debía buscar un sitio mejor para esconderse hasta que se fueran. Lo necesitaba.
Se levantó sin hacer ruido y se estiró
Ahora, donde me escond-?
La puerta se abrió. No lo podía creer. No había escuchado los pasos. Si me hubiese quedado dentro...
No creía que volvería. Espero un tiempo prudente y los oyó lejos, en la sala. Se supone que era seguro salir. ¡¡Todo me esta saliendo mal!!
Era muy tarde, Santiago lo vio y llamó a su papá. En un acto reflejo, le tapó la boca al menor, esperando que no le haya escuchado.
- ¿Si, Santi? - dijo Simón acercándose.
-Silencio, no digas nada, me voy a ir. - dijo Frank en un susurro- pero no puedo hacerlo ahora. Ayúdame, no le digas nada a tu papá. Si lo haces tendré que lastimarlos a ambos, y no queremos eso ¿Verdad?No se le ocurrió una excusa en ese momento. Fue lo mejor que pudo decir para convencerlo de que no dijera nada.
Espero que funcione.
Frank se metió debajo de la cama y esperó a que el señor entrara a la habitación.
-¿Que pasó?
-N-nada- dijo Santi mientras miraba de reojo la cama y recordaba las palabras del desconocido. Aquello le había asustado mucho y no sabía como actuar. En todo caso, lo mejor sería obedecerle
-¿Nada?- Observó fijamente a su hijo. Era raro que lo llamara de esa forma y luego no fuese nada. El pequeño estaba agitado, fuera de si, como si hubiese visto un fantasma. En su rostro se notaba el miedo. Algo raro había pasado, y debía saber que fue.
Al no recibir respuesta, se acercó lentamente a su hijo y lo cargó en sus brazos. Este reaccionó abrazando fuerte a su papá.
¿Seguro que no pasó nada?
El niño se limitó a abrazar fuerte a su padre
- Tranquilo, ya pasó. Ya estoy aquí. No dejaré que te pase nada. Puedes contarme, ¿si?
Abrumado por la situación, no aguantó mas y empezó a llorar
-Tengo miedo, papi...
-Lo sé, pero ya no hay nada que temer- le besó la cabeza.- ¿Por qué tienes miedo?
Quería decirlo, avisarle que había alguien escondido bajo la cama, pero las palabras no salían, así que la señaló.
-¿La cama? ¿Hay algo debajo?
¿Un monstruo, quizás?
Había oído de niños que decían haber tenido monstruos bajo la cama, así que esa opción no le parecía rara.
El silencio de su hijo le inquietaba, así que decidió averiguarlo por sí mismo.
Mientras tanto, bajo la cama, Frank escuchaba la conversación de ambos. Se asustó sobremanera cuando escuchó al señor preguntando por la cama.
¡¡Viene para acá!!
No había escapatoria. Solo un milagro podía salvarlo. Se alejó lo más que pudo del borde de la cama y cerró los ojos. Quería desaparecer en ese instante, irse muy lejos de ahí y no volver nunca más, pero era muy tarde para echarse para atrás. Deseaba en el fondo de su alma que no lo viera, pero sabía que era algo imposible.
Simón se agachó y miró debajo, preparado para lo que sea que había asustado a su hijo, solo que no estaba preparado para eso.
¿Que demonios?...
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Livwysh
HorrorLa nueva prisión "Livwysh" abrió sus puertas, con la esperanza de reducir la delincuencia que azota el país. Se trata de una cárcel de máxima seguridad, en donde todos sus presos han sido condenados a cadena perpetua. Es una advertencia para aquello...