único.

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Siempre decían que la soledad era una jodida cucharada agridulce de sentimientos, que con ello podrías averiguar lo mejor y lo peor de toda la mierda que las almas desoladas ocultaban con recelo.

Sinceramente..., para Jeongguk era una puta basura que le tocó confirmar de la peor manera posible.

Todo iba bien. Una maravillosa velada de invierno lo había recibido antes de dar la maldita bofetada de toda su miserable vida..., obviamente primero iría el sabor dulce del que tanto sollozaba la gente, pues Jeongguk después de un recorrido incesante como capitán de vuelos, llegaba a Seúl para recibir la navidad en compañía de su actual pareja: Park Jimin.

La temporada alta había irrumpido sus planes de vacaciones con su bonito rubio, pues los vuelos habían aumentado y eso era una putada para Jeon. Sin embargo y después de muchas despedidas que consistían en emboscadas de besos cursis, el azabache inició recorrido a su trabajo.

Evidentemente esto fue hace un par de semanas atrás y ahora iría a encontrarse con su amor, quería darle la sorpresa de su regreso. Jimin no tenía ni idea de que el azabache estaba de vuelta y eso le emocionaba de sobremanera, pues moría por ver su reacción adorable al verlo.

Pfff.

Mirándose al espejo, el azabache arremangó su camisa negra hasta los codos, dejando ver sus característicos tatuajes en su lienzo blanco invernal. Dejó al descubierto su pecho por dos botones rebeldes que ni con las mil oraciones de Jesucristo podrían mantenerse firmes sin explotar, debido al pecho ejercitado que Jeongguk portaba con orgullo. Jimin siempre decía que el azabache se veía caliente con todo el arte en su piel, con el cabello peinado pulcramente hacia atrás y sus piercings adornando su ceja derecha y labio inferior.

Perfume masculino y suave se roció, justamente el favorito de su novio, portó su reloj de muñeca, su gabardina negra y salió de la habitación, rumbo a su auto.

Pero no todo era miel sobre putas hojuelas.

Recibió una llamada, pues su móvil cantaba desesperado el tono que tenía en ella. Namjoon, su mejor amigo.

─ Hey, Namjoon, ¿qué tal?

── ¡Hey, cabrón! ¿por qué coño no me habías dicho que ya estabas en Seúl?

El azabache frunció el ceño mientras abría la puerta de su automóvil.

── Primeramente, ¿cómo putas te has enterado que regresé? Apenas volví hoy.

Namjoon rió casi como si las palabras de Jeon fueran los chistes más divertidos, mientras Jeon tomaba lugar como piloto del auto.

── ¡Por favor, hombre! Se nota que el rubio bonito te trae con la lengua arrastrando el suelo── Namjoon suspiró después de reír──. Acabo de verlos en el puente del Río Han. Tremendos besotes se dieron, hijo de puta.

Jeongguk chasqueó la lengua, sintiéndose confundido.

── ¿De qué mierda me estás hablando, Namjoon?

Mientras hizo la pregunta, su pobre corazón desgraciado latía a mil por segundo.

── ¡Pfff! No me lo puedo creer, el amor vuelve imbécil a uno── Namjoon soltó con un tono divertido en su voz──. Acabo de ver a Jimin y a mi mejor amigo darse unos empalagosos besos en el puente del Río Han.

𝘬𝘪𝘴𝘴𝘦𝘴 蜜 𝖐𝖔𝖔𝖐𝖒𝖎𝖓 𝖔𝖓𝖊𝖘𝖍𝖔𝖙.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora