•||Prólogo||•

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Miguel Harper:

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Miguel Harper:

Iba de camino a la oficina de mi jefe, que hace unos minutos llamó diciéndome que tenía un tema a tratar conmigo y que fuera de manera inmediata hacía allá. Espero que sea algo bueno, he trabajado duro últimamente y lo menos que quiero es que me despidan.

Estando ya en su puerta, paso mis manos por mi traje, en un intento por arreglarlo. Decidido, tóco dos veces la fina madera.

—¡Pase!—Se escucha su voz al otro lado.

Exhalé, para luego abrir la puerta. Mi jefe se encuentra sentado en su silla frente al escritorio, buscando u organizando unos documentos que se encuentran en él.

—Muy buenos días señor Morgan, usted mi pidió que viniera a su ofici...

—Eso es correcto señor Harper, tomé asiento—Dice señalando una silla frente a él.

Terminó lo que estaba haciendo, arregló sus lentes y se enfocó en mí. En el escritorio dejó unos documentos perfectamente ordenados.

Espero que no sea algo malo...

—Lo he llamado para darle una información sobre su trabajo—Dice en un tono serio, tan serio, que asusta.

—Lo he hecho muy bien los últimos meses ¿No lo cree?

—Perfecto, diría yo. Por esa razón, el director principal de esta empresa ha tomado la decisión de hacerle una propuesta.

—¿Propuesta?—Pregunto confundido.

—Así cómo lo escucha, le explico.

—Adelante...

—Esta empresa ha funcionado por muchos años, pero por asuntos privados decidimos extendernos hacía la ciudad vecina, transcurrido los meses hemos enviado trabajadores para que laboren allá, claro, a los mejores trabajadores y por eso, lo hemos elegido a usted para ese puesto.

—¿Me está usted diciendo Hamiltonw?

—Exactamente.

No me lo esperaba, mi rostro de sorpresa es evidente, no es la mejor cuidad pero, sin duda, mejor que esta. Mi pequeña Aura tendrá una mejor vida, mi esposa podría distraerse. Sin pensarlo dos veces, acepto el traslado, ya quiero ver a mi Aura, saltar de felicidad ante está noticia.

—Perfecto, eso pensaba escuchar. Sé que es una gran oportunidad para usted y su familia, sabía que no la iba a desaprovechar.

—En verdad muchas gracias.

La felicidad del momento, me impulsa a abrazarlo, es el mejor jefe.

—No es nada Harper, se lo merece.

Salgo corriendo de su oficina, para llegar lo más rápido posible a mi auto, mientras más rápido llegué, más rápido podre darle la noticia a mi familia.

Aura: Una Rosa, un AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora