CAPÍTULO TRES
—Y eso es lo que deben traer para la próxima clase—. Recordaba la profesora Isabella, al terminar de borrar todo lo que había en la pizarra dando por terminada la clase.
Comencé a guardar mis cosas dentro de mi mochila, mientras miraba como mis compañeros salían como pájaros a los que le abrieron la jaula.
Era un lunes normal y corriente. No tenía planeado venir hoy al instituto, ya que no había ningún proyecto importante que entregar pero, como siempre, es preferible ir a cualquier lado que quedarse en casa soportando a Carla.
Después de guardar todo salí del aula y comencé a caminar hacía la cafetería, no suelo comer allí pero siempre es una buena idea ir y sentarse en una mesa con Danna para enterarse de chismes ¿Qué les digo? eso me encanta.
Cuando estoy a medio metro de entrar a la cafetería, la puerta se abre y un reluciente y apuesto Yeik sale de ella.
«No te hagas ilusiones Aura, solo sigue caminando como si no te importara.»
Traté de ignorar a mi conciencia y me concentre en disfrutar a la octava maravilla del mundo venir hacía mi, con su cabello perfectamente peinado, sus manos en sus bolsillos, y una sonrisa encantadora. Si el es la causa de mis sueños mojados, ¿Para que tenerlo?
Noté a las personas mirarme de una manera extraña y comencé a sentirme incómoda negué con la cabeza y alejé mi vista de aquel hombre.
Pasó por mi lado sin siquiera mirarme, típico.
Me decido y le doy un manotazo breve a la puerta para que abra.
Al entrar a la cafetería busco con la mirada a mi amiga pero no la encuentro por ningún lado. En lo que estoy caminando tratando de buscarla, siento mi cuerpo chocar con el de alguien.
—¡Oh, lo siento, lo siento!—.Dice una rubia pasando una servilleta por mi camisa. Maldición, lo que faltaba.
Me distraigo un segundo y ya una niña fresa ha chocado conmigo derramando su jugo en toda mi camisa ¡Fantástico!—No pasa nada, tampoco te ví—Digo mientras quito sus manos de mi camisa.
No dejo que diga otra estúpida palabra y salgo de allí dirigiéndome al baño para tratar de arreglar éste desastre, definitivamente ha sido un lunes de mierda, no creo que pueda pasarme algo peor.
Estando allí dentro, dejé mi bolso en el lavamanos y coloco mis manos a los costados, contra la cerámica. Miré mi reflejo en el gran espejo frente a mi.
—Esto no puede estar pasando.
Quito mi camiseta por encima de mi cabeza, quedando en brasier. Me importa poco que alguien me vea, la verdad, no puedo estar más humillada.
Abro mi mochila buscando mi suéter que por suerte decidí traerlo hoy, pero me detengo al escuchar un sonido.
Guardé silencio por un momento, al fondo de este baño en el último cubículo se oían quejidos ¿Alguien lloraba? Por inercia y curiosidad me fuí acercando poco a poco hasta que se pudo oir más claro. Si, son quejidos, pero no exactamente de los que hace alguien al llorar.
Soy virgen, pero no estúpida.
—Este lugar es muy pequeño—. Dijo una voz ¿Femenina?
—No podemos salir, creo que hay alguien aquí—esta vez, es una voz masculina.
Camino hacía adelante tratando de ver que está pasando.
¿Qué carajos hago? esto no es mi problema.
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Aura: Una Rosa, un Amor
RomanceLo que inquieta de un secreto es: saber la verdad, saber eso que mantienes escondido y por qué no quieres que alguien lo sepa. La mayoría de las veces al descubrir ese secreto, no son lo qué ¿Parece? Sí, lo que parece. Pueden ser lo que esperas o lo...