El rugido del león [Trip POV]

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Todos me observan mientras camino por este blanco pasillo. Me miran como si fuese un bicho raro, pero no saben que yo les miro con peores ojos. Este sitio es aún peor que mi casa, a la que ni puedo ni querré volver nunca. Aún recuerdo mis días en ella.


Mis padres se conocieron en el instituto y se casaron muy jóvenes. Todos los días, mi padre le demostraba a mi madre lo mucho que la quería,ya fuera con un simple ramo de flores o una cena romántica inesperada.

No pasó mucho tiempo hasta que yo llegué a este mundo. Mi madre lloraba de la emoción y mi padre gritaba a los cuatro vientos que era el hombre más feliz del mundo. O eso me contaban. Por desgracia para ellos, mi nacimiento no sólo trajo alegría, también un aumento de gastos. Tenían trabajos medio decentes, pero mi madre tuvo que dejar de trabajar para cuidarme y el salario de mi padre nos daba lo justo para vivir.

Entonces ya no hubieron más ramos de rosas ni cenas caras. Mi padre trabajaba el doble tratando de conseguir un ascenso y un poco más de dinero, por lo que apenas estaba en casa. Prácticamente, mi madre me crió sola. Mi padre pensaba en un cambio de aires en otra ciudad y mi madre en mi futuro, mi educación. Padre no estuvo presente en mis primeros pasos, ni en mi primera palabra, ni si quiera en mi primer cumpleaños.


A pesar de todo, madre siempre decía que mi padre era un hombre bueno y trabajador y que debía tomar ejemplo de él. Al ser un niño,y o entendía que debía tener su misma conducta, gestos, forma de caminar...Y eso trataba de hacer.

Antes de que ellos se diesen cuenta, yo ya había cumplido cinco años. Por suerte, habían conseguido que entrara a la escuela a esa edad, para que comenzase a tener una educación. Mamá seguía teniendo que cuidarme, así que siguió sin trabajar.

Papá se llevaba al trabajo el único coche que teníamos, por lo que mi madre venía a buscarme a pie. Un día, mientras caminábamos a casa, vi a mi madre apagada, consumida, triste. Una marca rojiza destacaba en la blanquecina piel de su mejilla.


-¿Qué te ha pasado mamá? ¿Te has caído?-Le pregunté preocupado, con toda la inocencia del mundo.

-Si...me caí...-Respondió ella, con un tono apagado y sin mirarme a la cara.


El resto del camino, mi madre se tapó la mejilla enrojecida, seguramente le dolería. Cuando entramos a casa, mi padre no estaba, como de costumbre. Mi madre respiró aliviada, puede que estuviese cansada.

El resto de la tarde, me quedé coloreando en el suelo del salón, con mi madre sentada en el sofá, mirándome de reojo de vez en cuando. Siempre dibujaba lo mismo: Una casa grande, un jardín y mi familia cogida de la mano delante de esa casa.

Mi padre entró por la puerta a eso de las nueve y poco de la noche. Yo me alegré, de hecho corrí hasta mi padre para abrazarle la pierna. Él solo me removió el pelo y pasó de largo. Dejó su maletín sobre el mueble del salón, aflojó su corbata y se dejó caer pesadamente en el sofá. Miró de reojo a mi madre, como irritado.


-¿Qué coño haces en el sofá?

-Yo solo...-A mi madre le costaba hablar.

-Deja de darle al pico y haz la cena de una puta vez, joder. ¡Siempre igual!-Los gritos de mi padre asustaron a mi madre y, de hecho, a mi también.-¿Tú sabes lo qué trabajo para manteneros a ti y esta casucha de mierda? Lo único que pido es llegar a mi casa y tener la cena hecha. No es difícil,¿verdad?

-N-no...-Respondió mi madre con voz temblorosa.


Mi madre se levantó para ir a la cocina, mientras que mi padre quedó sentado en el sofá. Padre me llamó y me hizo un gesto para que me sentara a su lado. Yo obedecí. Pasó su mano por detrás de mi espalda y habló.

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⏰ Última actualización: May 19, 2015 ⏰

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