Thaly

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Cerca de la casa de Thaly, a unas cinco cuadras, había un asilo abandonado. Estaba solitario hacía ya unos años, dos o tres quizá. Thaly desconocía las razones. Aquel lugar era recomfortante para ella, siempre que quería huir de su triste realidad iba ahí a pasar el rato. Solía pasar horas llorando, leyendo o simplemente pensando sin que nadie se enterara o por los menos sin que lo manifestaran.
Ese día no iba a ser la excepción, Thaly corría llorando hacía el asilo. Lloraba desconsoladamente, ahogandose de vez en cuando mientras corría.
Había sido un mal día, uno de los peores. Su papá estaba enojado y ella tuvo que pagar las consecuencias mientras que su madre solo miraba sin siquiera derramar una lágrima o mostrar una mirada de dolor. Thaly sentía impotencia, qué podía hacer ella? Le dolía, le dolía demasiado.
Llego al asilo, a simple vista solitario como siempre. El asilo tenía dos pisos y era bastante chico, contaba con tan solo diez habitaciones; seis en el piso de arriba y cuatro en el piso de abajo. También había una pequeña recepción-oficina, un baño comunitario y una precaria cocina. Thaly siempre iba al mismo lugar, nunca había recorrido más que dos habitaciones del piso de abajo. En aquel entonces, en su primera visita, entró a la primera habitación y se llevó una desagradable sorpresa: un cuerpo humano en descomposición. No le causo miedo, le causo asco. Más miedo le daba estar en su casa. Continuó a la siguiente habitación y ésta le gusto más, estaba en buenas condiciones comparada con el resto, un poco de olor a humedad pero nada tan terrible. Thaly se dirigió a aquella habitación. El camino era sencillo, todo derecho. Estaba sentada en aquel lugar como habituaba. Ya casi no lloraba pero le costaba respirar. La puerta, anteriormente cerrada por ella, se abrió mostrando a un señor cuarenteno que la miraba con una sonrisa. Un escalofrío recorrió su columna, el hombre tenía una sonrisa macabra mostrando sus amarillos y torcidos dientes, Su mirada penetrante con unos ojos negros fijos en ella le causa miedo. Se levantó sin saber que hacer, la habitación no tenía ventanas y él estaba frente a la única puerta. Mientras el hombre se acercaba, ella lloraba. La tocó lentamente mientras sonreía. Lo último que se escuchó en aquel viejo asilo fue el grito de terror y sufrimiento de Thaly. Tal vez él pondría fin a su miserable vida aunque primero la torturase.