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"«Pero si hay otros daños, entonces pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe».." Exodo:21-23

—Camilo Franco te toca realizar la práctica con... Maggie Alvarez

Camilo inclinó la cabeza frustrado mientras sus amigos se burlaban y reían. —¿Quieren callarse? —dijo molestó y en voz alta.

Miró al asiento de Maggie y rechistó.

Agh... ¿Por qué con la nerd?

Era una pelirroja de melena indomable, pálida y delgada chica, con el rostro lleno de pecas.

—Esta práctica es la mitad de sus calificaciones de todo el año, esfuércense —dijo el maestro y se retiró.

Maggie se levantó de su asiento y se acercó a Camilo, de inmediato sus amigos empezaron a hacer sonidos de entusiasmo.

—Hola. Soy tu pareja —dijo Maggie seria.

—No soy tu pareja y jamás lo sería —se burló Camilo intercambiando miradas con sus amigos

—Me refiero a que eres mi compañero para esta práctica, ya escuchaste al maestro, es la mitad de nuestras calificaciones, necesito que me digas cuando podemos reunirnos

—¿Me estás pidiendo una cita? —le habló muy de cerca con fingida mirada seductora.

—Te estoy pidiendo una reunión para hacer la práctica

Camilo la miró fijamente con el ceño fruncido, no entendía por qué no se enojaba. Por qué no se iba o lo maldecía. Maggie permanecía de pie esperando su respuesta con notable paciencia.

—Niña, escucha. No estoy ni estaré interesado en hacer esa estúpida tarea contigo, así que puedes hacerla por ti misma ¿De acuerdo?

—De acuerdo —contestó y se marchó.

Camilo la observó irse estupefacto. Esa chica era una rareza. ¿Y Para qué haría la práctica? Él tan solo asistía a la escuela por la mesada que su padre le daba con la condición de estudiar y por sus amigos.

Llegó el día de anunciar las notas de la práctica. Habían pasado quince días de ello ya que la práctica era complicada y extensa. Camilo estaba musitando atrevimientos con sus amigos mientras su maestro anunciaba las calificaciones.

—Camilo y Maggie... —dijo el maestro

La atención de Camilo fue captada por su nombre.

—Cien puntos, La mejor nota del curso. Felicidades. —El curso aplaudió y sus amigos le pitaron y palmearon la espalda risibles al conocer la situación que se había dado.

Camilo giró el rostro hacia Maggie, ella seguía como si nada escribiendo en su cuaderno de matemáticas. Soltó un bufido de incomodidad. Cuando las clases terminaron él la esperó en la puerta, ella atravesó el umbral y al verlo lo saludó y siguió su camino. Ese comportamiento frustraba a Camilo, él la tomó del brazo y la acorraló en la pared, las clases ya habían terminado y los pasillos estaban casi vacíos.

—¿Se puede saber que estás haciendo?

Maggie no se resistió, se mantuvo quieta, mirándolo — ¿A qué te refieres? —contestó.

—¿Por qué me incluiste en la práctica si tú la hiciste sola?

—Porque la asignación era para los dos

—Pero... ¿Eres estúpida o qué? YO NO TE AYUDÉ —dijo alzando la voz

Ella no se inmutó y solo contestó —Lo sé

¡Tú eres la única!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora