Con la cabeza hecha un verdadero lío, los ojos pesados y sintiendo todo su peso sobre él, Jay pudo sentir por primera vez lo que era ser rechazado. Ser rechazado por el chico que amaba como si fuese el único en su mundo, el único por el que pensaba que su pulso se aceleraba con desenfreno.
Yang Jungwon, ese omega perfecto a sus ojos, con un carácter tan llamativo para su lobo, lo miraba con cierta pena mientras le devolvía la nota y la caja de bombones que, con los nervios de punta, había dejado esa mañana en su casillero como la popular forma de confesión que solían usar en el día de los enamorados.
Trataba de tragarse en sus párpados todas sus lágrimas y ahogar su dolor en las irregulares respiraciones que daba al caminar sin rumbo por los pasillos de la escuela. Las palabras de Yang, que siempre lo conmocionaban, ahora parecían hincarse con más fuerza en su corazón.
"Jay hyung, no se qué decirte, yo de verdad quería ser solo un buen amigo para vos, sabés que no me atraen los alfas."
Y si, lo sabía, pero aún así al tener esos leves acercamientos en los almuerzos que compartían con su grupo de amigos, donde Jungwon parecía realmente disfrutar el contacto físico que el demostrativo alfa usaba con él. En serio creía que había algo más, que aquel omega pelirrojo y a primera vista altanero con aquellos que intentaban propasarse con él por su rango, le prestaba aunque sea una poca de la misma atención que su alfa le daba.
Se mordió sus labios y se tragó un grito desgarrador con algo de esfuerzo en cuanto llegó inconscientemente a su asiento en el salón de clases. Sujetándose con una mano del pupitre y con la otra su boca, cerraba los ojos con tanta fuerza que puntos blancos nublaban su visión.
Respiró, trató de regularse y tomar una gran bocanada de aire para sentarse, aunque prácticamente se había desplomado en su silla.
Miró sus manos vacías, al parecer del resentimiento había botado la caja y el papelito en algún lado sin darse cuenta, nada en él quería mantener consigo aquello que le causaba dolor.
Se mantuvo estático allí, reflexionando todo lo que había hecho ese día para el bonito omega, y ni qué decir ese día, desde hace un mes que en su mente rondaba la idea de que quizás podría confesar sus sentimientos y estos sean correspondidos en cierta medida. Lo había meditado y hablado con su mejor amigo, había esperado y previsto comprar con anticipación esa elegante caja de chocolates con consirable precio que el menor alguna vez se había demostrado con ansias querer probar.
Y al sólo recordarlo lloró.
Soltó sus lágrimas y leves aullidos de lamento mientras trataba de cubrirse con su antebrazo pero no ayudaba de mucho. Porque Jungwon no había probado ni uno solo de esos bombones, le había devuelto la caja intacta. Se sentía quebrado y frustrado. Dejó salir todo aquello que tanto lo presionaba porque aunque no quiera admitirlo, sentía que el omega realmente lo lastimó con su sinceridad. Pero se sentía aún más herido con el mismo, por haber provocado esa incomodidad en el pelirrojo de tener que rechazar a un amigo, de - según él- haber cagado lo que sea que tenían y que lo mantenía cerca de él.
Se encerró tanto en su pesar que no notó como un cuerpo ajeno entraba en el oscuro salón, con el corazón algo inquieto después de ese "gran" día de los enamorados, se trataba de una cabellera patinada que sin dudas llamaba la atención donde sea, más no del dolido alfa.
El chico miró como algo resplandecía en el bote de basura y al acercarse reconoció las caras envolturas doradas de los chocolates que aquel que, tan bien conocía, había llevado esa misma mañana, y no más porque el mismo había intentado robarse dos, fallando y, muy contrario, recibiendo una reprimenda de parte del mayor.
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anti-valentine ; jayhoon
General Fiction(two shot) sunghoon no podía aprovecharse de la mala suerte de su mejor amigo en el amor, ¿o si?