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Los rizos de la joven danzaban con el viento al caballo galopar. La risa proveniente de su padre la llena de alegría.
Esta vez ganaría, estaba muy segura, pero aquel viejo y amado hombre era muy tramposo cuando se trataba de competir.
—¡Ho, Ho! — grita el hombre una vez más intentando que rayo aquel caballo blanco que montaba la jovencita, se detuviera, pero fracasó nuevamente.
Unos metros después la joven paró y saltó tocando tierra manchando así un poco su vestido inconscientemente.
—¡Annabelle Elizabeth Anthonyson Green! — el grito de su madre la puso alerta, esto costaría una reprendida, pero nada la hacía más feliz que montar en las mañanas junto a su padre.
—Tu no me viste ni me escuchaste Annie. Dios te bendiga y te acompañe hija. — habla su padre pasando por su lado a paso apresurado, no sin antes dejar un beso en su frente.
—Pero tu...— alcanza a decir antes de ver como desaparece por la puerta de servicio santiguándose en el camino.
—Mira como llegas jovencita, deberías estar tomando clases de francés. — señala su mamá con ambas manos la prenda colérica. — pero no, la señorita se escapa a primeras horas, casi a diurnas.
—Pero padre...
—¡Ah! pero el también me va a escuchar. Desperté con las primeras pisadas de esos caballos. Dios me de paciencia, un día me moriré de algún infarto y...
La mañana entera Anne y su padre escucharon los reclamos de su madre.
Para la tarde la joven tomo sus clases de francés y ya en la noche se durmió esperando un día más poder volver a ver al dueño de sus pensamientos.
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—¡Harry no muerdas el brazo de tu hermano! — grita Claire a su hijo intentando separarlos. — Estoy tan cansada. Harry parece un caníbal desde que aprendió a usar sus dientes. Es el menor, pero acabará conmigo. — suspira posando una de sus manos en su cabeza y otra en su vientre.
Anna se ríe bajo mirando a su hermana lidiar con los tres niños mientras trenza los cabellos de la pequeña Bella.
Claire y sus hijos se encontraban en la casa de la familia ya que su esposo se había ido junto a su padre hace tres días a un viaje de negocios según se lo había dicho su esposo antes de partir.
—Tía ¿Por qué mami grita?
—Porque está muy loca. — responde la jovencita a su sobrina que comienza a reírse.
—Espero no estén hablando de mi o le diré a mamá. — amenaza señalándolas con el dedo. Ambas dejan de reírse al instante negando con sus cabezas.
Una vez le dan cuerda a Isabella Anthonyson, nadie la puede parar. Esa mujer portaba un carácter difícil de doblegar.
Una mujer encargada del servicio se acerca y deja sobre la mesa una charola llena de aperitivos, Anna le agradece y ella asiente antes de volver dentro de la casa nuevamente.
Los niños barren la charola inmediatamente antes de volver a jugar. Isabella se une a ellas tiempo después.
—Lily me ha entregado esta carta, dijo que es para ti. — dice la mujer entregándole el sobre a la jovencita que sonríe al darse cuenta que es el mismo sobre y cello de la anterior carta.
—Gracias madre. — murmura la joven tomando el sobre entre sus manos.
—¿De quién es? ¿Por qué sonríes tanto? ¿Te están cortejando ya? — pregunta su curiosa hermana.
Anna niega divertida mirándola. Su madre no hace preguntas, pero aun así Anna sabe muy bien que debe darle explicaciones.
—Lord Darkworth me ha enviado una carta hace unos días y dimos un paseo en la plaza acompañados de sus hombres, jamás a solas. — Aclaró la joven mirando a su madre quien aún no emitía palabra alguna.
—¿Se casarán? — pregunta nuevamente Claire.
—Solo dimos un paseo. — vuelve a decir la joven entre sus dientes.
Todas se miraban esperando que alguien hable.
—Tu padre y yo debemos hablar. — fué lo único que dijo la mujer antes de levantarse y volver dentro de la casa nuevamente.
El corazón de Anna latía apresuradamente mientras presionaba la carta en su vientre.
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La luna y las estrellas iluminaban el cielo.
La joven sostenía una pequeña lámpara a su lado para poder divisar la escritura HD de la carta que antes se le fué entregada.
Deslizó sus dedos por el papel antes de empezar a leer emocionada.
Señorita Anthonyson, es muy grato saludarla nuevamente.
Siento mucho no haber enviado una carta antes, pero he estado viajando contantemente desde hace diez días.
He estado cerrando negocios y visité el palacio. Al parecer están buscando una esposa para el próximo rey. Prométame no contarle esto ultimo a nadie, es totalmente confidencial. Será nuestro secreto.
Como una forma de disculpas a mi falta de cortesía sería justo invitarla a usted y a su familia, a una cena en mi hogar.
También enviaré una carta a su padre dándole aviso.
Una vez más, un par de carruajes irán por ustedes si mi invitación es aceptada.
Sin más, espero verla pronto Anna.
—Henry Darkworth.
Una vez terminó de leer una se sonrisa extendió en su rostro. Su corazón latía emocionado. Sin duda esta noche dormiría muy feliz.
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Holi, volví!
Muchas gracias por leer, no olvides dejar tu voto y comentar.
Nuevamente muchas gracias por seguir aquí y ser paciente.
Nos leemos pronto.
—Mich<3
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Darkworth
Romance«Ahí estábamos, muy lejos de nuestras ambiciones, cada vez más enamorados»