Park Jimin, un chico solitario y con severos problemas mentales, vive en un mundo en su cabeza donde todos le mienten, encontrándose con voces distorsionadas que lo llevan a la locura una y otra vez sin cesar. Queriendo escapar de aquella oscuridad...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
★
¿Cómo lo haría?
No sería tan fácil...
Necesitaba ayuda.
Y sabía a quién pedírsela. El problema era como localizar a Kim Namjoon, uno de sus viejos amigos.
Se preguntarán y ¿Por qué a él? Kim tenía contactos importantes que podrían ayudarlo a destruir a su familia.
Lo cual lo dejaría en paz el resto de su vida.
Acabaría con la mentiras.
Ahora solo quedaba encontrarlo...
Necesitaba un hacker también, podría ayudarlo a vaciar cuentas bancarias. Los dejaría más que destruidos.
Las voces se habían detenido por lo que el rubio estaba indeciso. Ellas le advertían de todo lo malo que lo rodeaba.
Era algo muy extraño para el.
Al estar metido en sus pensamientos se fijó en la mesa de en frente.
Quedó hipnotizado al ver a una chica de cabellera negra. La cual observaba su laptop seria.
Era... Podía decirse que era realmente linda.
La miraba con disimulo tímidamente.
La chica al sentir una miraba clavada en ella, incómoda miro a sus lados, hasta parar al frente y encontrarse con la mirada fija del pelirubio.
Escondió el carmesí de sus mejillas.
Con su rostro caliente, se levantó para tomar sus cosas y salir de la cafetería.
El joven la observó confundido para suspirar.
No... Jimin, quizás las voces no estén... Pero recuerda lo que te hizo Roseanne... Te engaño. Pensó el rubio por lo que nego.
No estaba en circunstancias para fijarse en alguien...
Se levantó y camino hasta la barra.
—Eh... ¿Hola? ¿Tiene algún libro de números telefónicos de la ciudad? —le pregunta al chico que se encontraba allí, el cual asintió para buscar en algunas gavetas y entregárselo. Dió un gracias para dirigirse al teléfono público que se encontraba allí dentro.
Busco y busco como pudo, hasta dar con el número de Kim Namjoon.
Primer tono... Segundo tono... Tercer tono.
El rubio suspiro para volver a marcar.
Primer tono... Segundo tono...
—¿Hola?
—¿Namjoon? —pregunta nervioso. El contrario se sorprendió.
—¡¿Jimin?! ¡¿Dónde estás?! ¿Que te sucedió? —hacia preguntas con preocupación.
