Capítulo único.

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Era una noche de invierno, todos los metkayina como Omaticaya estaban alrededor de una fogata, hoy, para muchos era un día de suma tristeza, sobre todo para la familia Sully. Debido a que, hoy, era el día en que el guerrero Omaticaya, Neteyam, falleció, todos estaban en silencio, mientras que Neytiri cantaba una canción que hizo exclusivamente para su hijo e hija.

Todos podían sentir sus dolor, tras esas melodiosas notas, porque de eso se caracterizaban los Omaticaya, ellos no contaban historia, ellos las cantaban. Aonung permaneció en silencio, mirando la hoguera, ardía como los mismos infiernos.

Tuk tenía un semblante apagado, desde la muerte de su hermano mayor, todos en la familia cambiaron de forma radical. Rara vez se les escuchaba reír, aquel luto perduró por más de meses.

Todos se levantaron de sus puestos, yendo cada uno a su marui a dormir, pero por otro lado, Aonung fue al árbol Sagrado, necesitaba ver a su chico, y era urgente. Se sumergió por las heladas aguas de Pandora y nado, nado hasta visualizar un árbol a lo lejos, nado un poco más y llego. Tomo su trenza y la único con este.

Sintió como su mente iba a otro lado, cuando en eso, visualizo a su chico, este estaba sentado en la arena, con su arco entre manos, con una sonrisa de tristeza se acerco al contrario.

- Ma' Sirey... - sus palabras fueron escuchadas por el joven, quien se volteó con una sonrisa. Aonung vio como este corrió a su lado, unos delgados pero a la vez fuertes brazos lo rodearon, con la misma intensidad abrazo a su chico por la cintura.

- Ma' Yawne. Te estuve esperando. - sonrió, sus ojos, aquellos hermosos iris color ámbar lo miraban con amor, se sentía en Na'vi más afortunado por ello.

- Estoy aquí, contigo. - rio, todo entre su manos el rostro de su chico, juntando sus frentes, sentía la respiración de su Sirey. Su corazón palpitar con calma, todo de su chico seguía hay. Y era lo que más amaba.

- Ven, vamos. Te quiero mostrar algo. - la voz de su chico seguía siendo la misma, tan dulce y suave. Sintiendo su corazón latir ante sus palabras llenas de amor. Amor que iba hacía su persona.

- Bien, vamos. - se dejo guiar por su chico risueño, quien tomó su mano con la suya, había un gran diferencia de estatura, siendo su mano más gruesa y grande que la de su chico.

Caminaron por un período no tan largo, llegando al marui de Neteyam, quien lo indicó que pasara, ante eso, se sentó sentó el suelo, viendo a su risueño buscar algo. Lo miro esconder algo tras de su espalda, se veía nervioso, Neteyam camino hasta llegar donde Aonung, sentándose delante de él.

- ¿Puedes cerrar tus ojos, por favor?... - preguntó, Aonung asistió con una sonrisa en los labios, amaba a su chico en todas sus facetas, sus favoritas eran cuando el estaba feliz y nervioso. Se le hacía tierno ver a su chico así.

- Como Ma' Sirey diga... - musitó cerrando los ojos, estuvo así durante unos minutos, hasta que la voz de su chico lo hizo abrir los ojos. Se sorprendió, su chico tenía entre sus manos un collar, este estaba basado en piedra de color blanco, cían y aguamarina.

- Ma' Yawne. ¿Te gusta?... - murmuró Neteyam, sintiendo sus mejillas arder por la sangre acumulada en aquella zona. Aonung miro a su chico, el cual tenia los ojos fuertemente cerrados por el nervioso.

- ¿Gustarme?... mi amor, me encanta. - respondió tomaba las manos de su compañero, quien abrió los ojos con una sonrisa. Amaba, no, adoraba ser quien causará tan hermoso reaccionó en el chico.

- ¿En serio? - sonrió con alegría, el Metkayina asistió repetidas veces, siendo abrazado por el Omaticaya, quien lo hizo recostarse en el suelo, con su gatito encima, mientras movió su cola con emoción.

- Sí. Todo lo que hagas, hasta el más mínimo detalle lo adorare con todo mi corazón... - respondió, besando el rostro del contrario, quien sonrió con felicidad. Poso sus labios sobre los cálidos y dulces de su chico, quien enredó sus dedos en su rizado cabello.

Aquel beso. Eywa. Extrañaba aquella sensación de cosquilleo en su interior, el dulce saber de la miel en los labios de su chico, todo era tan glorioso. Con firmeza apoyo sus manos en la cadera de su chico y profundizó el beso.

Años, años en los que estuvo sumido en la tristeza. Años en los que le rezo a Eywa para que se lo llevara para así poder estar con su chico risueño.

- Te extraño... - susurró Ao'nung. Neteyam lo miro confundido ¿a que se refería?. Pero se preocupó al ver las lágrimas de su Yawne caer como cascadas por su ojos, hasta llegar a su mejillas.

- ¿Por qué lo dices?. Nos vimos ayer... - Y cuando decía que se veían ayer, lamentablemente así no pasaba el tiempo en el exterior. Para Neteyam verse ayer, para Ao'nung era verse cada que podía con el.

- Lo sé. Pero te amo tanto, que sólo verte ayer, para mi en verte casi después de una eternidad... - comentó, Neteyam sonrió con alegría en su mirar. Acarició con sus pulgares los párpados inferiores de su Yawne.

- Tam, tam. Ma' Nung... [Okey, okey. Mi Nung...] - musitó, besando la frente de su amado, quien soltó un suspiro cansado y exhausto.

- Nìltsan... [Bien...] - susurró, hundiendo su rostro en la unión entre en cuello y el hombro de su chico, quien acarició su cabello.

- No debes porque decir esas cosas, Ma' Nung. Siempre estaré a tu lado. - sonrió. El corazón de Aonung se contrago ante eso, siendo como el aire le hace falta.

- Lo sé... sólo... te amo, mi amor... - expresó con felicidad, Neteyam sonrió enternecido por eso. Ambos jóvenes disfrutaron la compañía del otro, pero en eso ya era momento de que Ao'nung volviera a la tristeza y cruel realidad que lo esperaba. Una donde su Sirey ya no estaba.

- ¿Ya te vas?... - preguntó con un semblante triste. Ao'nung acarició su mejilla y repartió un casto beso en su frente, pero asistió.

- Sí. Pero te prometo venir mañana y así jugaremos a todo lo que desees... - respondió. Neteyam soltó un bufido molesto ante eso, pero acepto a regañadientes.

- Te estaré esperando con ansias, se que tiene cosas que hacer. Por el momento estaré aquí tejiendo redes de pesca. - sonrió, estaría tejiendo redes, las cuales su bello y fuerte pareja usaría para sus pescas matutinas.

- Lo que mi bello y tierno gatito diga. - exclamó. Neteyam se sonrojo por el apodo puesto por el Metkayina.

- No soy un gato... - murmuró con pena y vergüenza. Ao'nung rio ante tan bella y hermosa expresión en su lindo gatito.

- lo eres, mi gatito risueño. - rio cuando recibió un pequeño, pero fuerte golpe por parte del Omaticaya, quien lo golpeó en el hombro.

- Ya basta... - exclamó avergonzado de los apodos de su compañero, quien sólo reía por eso.

- Okey... ya es hora. No vemos mañana, mi lindo gatito salvaje. - susurró. Miro los ojos de su chico, los cuales reflejaban tristeza, sabía que el menor no quería que se fuera, pero debía hacerlo. Tarde o temprano se quedaría sin oxígeno.

Ambos amantes de despidieron con un último beso, cuando la vinculación se rompió. Ao'nung miro a su alrededor, viendo la realidad que lo esperaba, una si Neteyam... una sin él amor de su vida.

Nada hasta llegar a la orilla, donde aquella sonrisa característica de él, desapareció.

Sólo sonreía exclusivamente por y para su gatito. Camino por la arena, ya no le quedaba nada en el lugar, las risas, las suaves palabras de su chico, sus caricias, sus abrazos cuando se sentía agobiado de todo. Sus besos, aquellos besos con sabor a miel en ellos.

Miro al cielo por última vez, se iba a reunir con su chico y eso nadie, pero nadie se lo iba a impedir.

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" Me abrazas y siento que tengo todo el amor del mundo."

- Ron Lorent -

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𝗢𝗻𝗲-𝘀𝗵𝗼𝘁 [𝗔𝗼'𝗻𝘂𝗻𝗴 & 𝗡𝗲𝘁𝗲𝘆𝗮𝗺]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora