1. MUDANZA

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Estaba de los nervios. Llevaba ya una semana preparando la mudanza a Madrid y todavía no había acabado de empacarlo todo aun contando con la ayuda de mamá y mi padrastro Javi, ya que mis hermanos no habían podido venir por el trabajo.
- ¡Mamá! –gritó para que la escuchara desde la otra habitación de la casa– ¿¡Has metido ya la máquina de coser en una caja!?
- ¡Sí! –oyó que le respondía y acto seguido aparecía en la puerta con una caja entre las manos–La he puesto en esta caja más pequeña y bien protegida para que no le pase nada durante el traslado. La pondré al lado de la caja en la que hemos puesto las telas y todo el material de costura y patronaje, ¿te parece?
- Sí, muchas gracias mamá, no hubiera sido capaz de hacer todo esto tan rápido sin vuestra ayuda, –y era verdad, no pensaba que hubiera tantas cosas que tendría que llevarse y mucho menos que tardaría tanto en empaquetarlas– creo que esta caja es la última y ya podremos ponerlo todo en la furgoneta.
- De nada cariño, le diré a Javi que vaya trayéndola y así empezamos a meterlo todo ya –acto seguido miró todo el desastre de cajas y paquetes que tenía montado y volvió a dirigir su mirada hacia mi con una expresión divertida en el rostro– Quizá necesites un camión y no una furgoneta –dijo riéndose–.
- ¡Oye, no tiene gracia! Parece mucho pero yo creo que en cuanto esté otra vez colocado en una habitación no ocupará tanto espacio; Además, mucho material se va para el taller –le dije entre indignada y divertida–.
- De acuerdo, de acuerdo no me meto más contigo. Voy a ir bajando cosas –y desapareció por la puerta con un par de cajas–.
Mamá es una mujer extraordinaria. Mi "padre", si es que se le puede llamar así, se largó cuando yo era solo un bebé dejándola sola conmigo y con mis dos hermanos mayores, Marc y Jaime. Pero lejos de derrumbarse como se esperaba, salió adelante junto a nosotros tres trabajando a la vez de criándonos. Trabajaba, y sigue trabajando hasta dia de hoy, como enfermera en el hospital comarcal y aunque hacía mil horas siempre había tenido tiempo para nosotros y nunca nos faltó de nada. Mis abuelos, que vivían a 5 minutos de su casa, fueron uno de los grandes pilares de apoyo cuando éramos pequeños e incluso ahora. Más adelante conoció a Javier, o Javi como solemos llamarle, y fué un soplo de aire fresco en casa, cuida a mamá como si fuera un tesoro y siempre nos ha tratado como si fuéramos sus propios hijos, para mi es como si fuera mi padre y no mi padrastro.

Acabé de meter las últimas cosas en la maleta que iba a llevar más a mano y empecé a hacer viajes a la furgoneta con ayuda de mamá y Javi. Me daba algo de pena dejar atrás la casa donde me había criado y había pasado tantos buenos momentos. La verdad es que soy una persona más bien familiar y me gusta tener cerca a los míos, pero el trabajo que me habían ofrecido en Madrid era una oferta inmejorable. Me habían ofrecido trabajar como aprendiz de diseñadora en uno de los atelieres con más nombre en la ciudad, el del famoso diseñador Álvaro de Miguel, y todo eso gracias a un profesor de la universidad que me había recomendado para el puesto. Después de acabar la carrera me había dedicado a hacer pequeños trabajos sin importancia, y esta era la gran oportunidad que había estado esperando, la oportunidad que le acercaba a su sueño de llegar a ser la diseñadora de su propia marca de ropa algún día. Con ese sentimiento algo agridulce en el cuerpo acabé de meter todo en la furgo que llevarían Javi y mamá hasta Madrid, y me subí a mi coche para ir detrás de ellos.

Tardamos un poco más de lo previsto en llegar a la ciudad por culpa del tráfico que había aquél domingo. Aparcamos delante de mi nuevo bloque de pisos y envié un whatsapp a Martina para hacerle saber que ya estaba allí. Martina sería una de mis nuevas compañeras de piso. Lo cierto es que a mi lado, Martina es increíblemente preciosa, con su pelo ondulado de ese color parecido al fuego y esos ojos azules tan claros como un cielo despejado en verano. Me había puesto en contacto con ella hacía un mes, cuando había decidido aceptar la oferta y buscaba un piso decente. Lo único que yo pedía era que el piso estuviera cerca del trabajo, o al menos bien comunicado, que tuviera mucha luz y que la habitación no fuera una caja de zapatos. Cuando vi el anuncio al principio pensé que era un fraude, pero hablando con ella me pasó un vídeo bastante detallado y se ofreció a enseñármelo cuando quisiera. El piso era absolutamente precioso. Era luminoso, tenía un comedor bastante grande, estaba equipado con todo y la habitación era lo suficientemente espaciosa como para tener una cama de matrimonio pequeña, un armario en condiciones donde meter toda mi ropa, que no era poca, y aun así tener un espacio donde trabajar en mis creaciones de ropa personales. Me enamoré al instante. Quedamos a la semana siguiente para conocernos y que me enseñara el piso en persona. Conectamos al instante. Martina era de aquellas personas de sonrisa contagiosa con la que se podía hablar de cualquier cosa durante horas sin aburrirte. No podría conocer a los otros dos chicos que vivían en la casa hasta que entrara al mes siguiente, pero Martina me habló un poco sobre ellos asegurándome que la convivencia era realmente buena y el ambiente muy agradable ya que ellos eran amigos de hacía tiempo y jamás habían tenido problemas. No me lo pensé dos veces y a los dos días estaba firmando el contrato con la casera, Josefina, una señora mayor de Madrid de toda la vida que cuando se quedó viuda se había mudado a una pequeña urbanización lejos del centro y había puesto en alquiler ese piso. Me había extrañado que un piso tan bien ubicado y en tan buenas condiciones estuviera a un precio tan asequible, pero la mujer, que era un encanto, me explicó que lo único que quería era alquilar el piso a personas confiables y que estuvieran por bastante tiempo así que prefería no sumarse al carro de los alquileres inflados.
Y un mes después allí me encontraba, a las puertas de una nueva vida, de un nuevo comienzo. Martina no tardó más de dos minutos en bajar.
- ¡Hola Em! –Me saludó enérgicamente desde el portal usando el mote que había decidido ponerme, según ella porque siendo tan mona me merecía un mote acorde, en fin –.
- ¡Hola Mar! –Le devolví el saludo con un abrazo, yo también había decidido llamarla así de manera cariñosa– Te presento a mi madre, Miriam, y a su marido Javi –se presentaron con dos besos cada uno e intercambiaron un par de palabras antes de que Mar se dirigiera de nuevo hacía mi –.
- ¿Has traído tus cosas verdad? Si te parece os ayudo a subirlas y así tus padres pueden irse antes que seguro que tienen muchas cosas que hacer –me dijo dirigiéndoles una mirada amable a mis padres –.
- Toda ayuda es bienvenida, esta mujercita parece que se haya llevado toda la casa y nos haya dejado sin nada –dijo en broma Javi, lo que hizo que se rieran todas menos yo, que con cara de indignación fingida le contesté –.
- Hoy todos tenéis ganas de meteros conmigo ¿eh?
- Solo intentamos ocultar un poco lo mucho que te vamos a echar de menos - dijo mi madre cogiéndome la mano para estrechármela –.
- Yo también os voy a echar mucho de menos –y no había nada de compromiso en esa frase, le había costado mucho decidir irse aunque supiera que era lo mejor –.
Después de hablar por unos pocos minutos más, empezamos a subir entre todos mis cosas al piso, que era el octavo del edificio, lo que le daba mucha iluminación y unas increíbles vistas, aunque menos mal que tenía un ascensor bastante grande.
Una vez dejamos todo en su sitio mis padres se despidieron de ambas, no sin unos achuchones de más por parte de mi madre, y se fueron dejándonos a las dos en la puerta de la que sería mi nueva casa. Mar me ayudó a desempacar las cosas y empezar a ponerlas en su sitio, almenos las principales para poder instalarme. Cuando ya eran las ocho y media de la tarde, estábamos exhaustas y hambrientas por lo que decidimos parar y dejarlo para el día siguiente, total todavía me quedaba una semana para empezar en mi nuevo trabajo coincidiendo con la entrada de setiembre.
- Gracias de verdad por toda la ayuda, entre tu y mis padres me habéis quitado el peso de hacer todo esto yo sola.
- ¡Que va, esto no es nada! Al final vamos a vivir juntas, no me costaba nada. Además tampoco tenía nada mejor que hacer hoy –dijo dándome un pequeño empujoncito con la mano y riéndose–. Los chicos van a llegar de aquí poco, habíamos dicho que podríamos pedir algo a domicilio para cenar y así celebrar tu llegada, ¿qué te parece?
- ¡Vaya si lo tenías todo pensado! Me parece una idea buenísima, además me muero de hambre. No me habías dicho que los chicos llegaban hoy, estoy algo nerviosa por conocerlos. ¿Y si no les caigo bien? –Me daba un absoluto pavor no caerles bien a los otros dos compañeros, porqué al final, tendríamos que vivir todos en el mismo sitio –.
- No seas tonta, si yo te adoro ellos lo harán también, y a la primera cara larga les pongo a raya, no te preocupes –me dijo medio en broma medio en serio –.
- No sé si eso me tranquiliza, pero tendré que fiarme de ti.
Nos metimos en la app de comida a domicilio y decidimos pedir comida china para compartir entre todos. Nos sentamos a ver una serie mientras esperábamos a los chicos y la comida.
De repente se oyó el ruido de las llaves girando en la cerradura y no pude evitar el salto de nervios que me pegó el estómago ante la anticipación de conocer a los que serían mis nuevos compañeros de rutina. Me puse de pie como un resorte, lo que provocó una gran risa en Mar que me susurró al oído que me relajase un poco. Y aunque lo intenté no lo conseguí. El primero que entró por la puerta era un chico rubio, de ojos marrones y expresión relajada. Era bastante alto como para llegar justo al marco de la puerta y arrastraba una maleta tras de si. Iba hablando animadamente con alguien que le seguía justo detrás por lo que no se percató de nuestra presencia en el salón. El último en entrar fue el que supuse sería mi otro compañero. Y madre mía. No había visto jamás a dos chicos tan guapos juntos. ¿Pero eso existía? Parecía que se hubieran escapado de un post de modelos de Instagram. Mar era preciosa, eso era indudable, pero es que no había palabras para describirlos a ellos dos. El segundo chico no era tan alto como el primero pero tampoco dejaba indiferente. Tenía el pelo castaño oscuro y unos ojos verdes que le recordaron al instante al bosque que tenía cerca de su casa. Una sonrisa le decoraba el rostro, si es que esa cara podía decorarse más. Se me pasaron por la cabeza mil escenarios en los cuales cualquiera de los dos podría ser el protagonista. Estaba metida en mis ensoñaciones cuando me di cuenta de que ambos estaban mirándome y de que Mar les estaba diciendo algo a ellos y luego a mi. Me espabilé lo suficiente para entender que me estaba presentando y conseguí acercarme sin tropezarme, lo que podría haber pasado perfectamente porque todavía estaba algo aturdida.
- Hola Emma! Yo soy Luís, encantado –me dio dos besos a modo de saludo y añadió:– Y este maleducado que todavía no ha abierto la boca es Álex.
El chico número dos, que ahora sabía que era Álex me miró de arriba abajo y soltó un seco:
- Hola.
No dijo nada más y se metió en lo que deduje que era su habitación. Genial, la contigua a la mía. ¿Dónde había quedado el chico guapo de sonrisa bonita que había visto entrar? Desde luego a mi me pareció un borde sin cuidado. Pero bueno, no me gusta juzgar a las personas por la primera impresión y dado que teníamos que llevarnos bien decidí que le daría una segunda oportunidad.
- Ni caso, ha tenido un mal viaje, no se lo tengas en cuenta, en realidad es buen chico –me aseguró Luís dándome una mirada de complicidad, a la que respondí con una sonrisa–.
- Hemos pedido comida china, espabilad a cambiaros y os esperamos en la mesa –le dijo Mar a Luís– ¡Eso va para ti también Álex y espero que cuando te sientes en la mesa dejes esa cara de mierda que has puesto en tu habitación! –le gritó a la puerta cerrada de la habitación de Álex ganándose una risotada por parte de Luís y una mirada de circunstancias por mi parte–.

Otra cosa no, pero des de luego las risas iban a estar aseguradas en esta nueva casa.

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Buenas! Este es el primer capítulo de la historia, ¿qué os ha parecido? Parece que nuestra protagonista, Emma, va a tener mucho que contar en su nueva etapa en la ciudad, pronto habrá nuevo capítulo: LA CENA.

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⏰ Última actualización: Jan 23, 2023 ⏰

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