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El amor, de hombres el mayor domador,

su llama y su precioso fuego

en ellos fijarme nunca llego.

Siempre lo veré como un hipnotizador


Tanto el corazón reblandece

que luego como témpano o piedra

es obligado a endurecerse

pues es venenoso como hiedra.


Toda esta poesía

sale de un corazón que esta amando

y si ello conlleva mi amorosa herejía,

todo esto en papel estoy plasmando.

MetamorfosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora