♡Nuestro Grotesco Amor♡

🥀♡[cap 1]♡🥀

●♡conocidos amorosos♡●

Michael Lawrence es un chico alto de tez blanquiza con 22 años, cabello negro con tonalidades azules y moradas natural, ojos grises con una mirada fría y seria, un gran ejemplo de la moda y un actor tan joven filmando la primera película que hará su gran debut.

09:25 am del 15 de agosto del 20XX

Él caminaba por la vereda tranquilo escuchando las melodías y sinfonías que le ofrecía el reproductor de música de su celular mientras respiraba lento sin ver a los alrededores solo viendo al suelo hasta que vio a un perrito correr y estamparse contra sus piernas, el trabajador de una tienda de mascotas corría tras el canino, "lo siento es que se escapó" dijo cargando al cachorro en sus brazos y vio a un lado dónde estaba la tienda, habían loros, palomas, perritos, conejillos de Indias, etc.. pero a Michael le llamó la atención dos conejitos, eran regordetes y jugaban entre sí dándose mimitos, ver eso le provocó algo desconocido para él, ternura sintió por primera vez y eso era algo extraño para sí mismo.

Entró al pequeño lugar, adoptó a los dos conejos, compró el alimento para ellos y su casita. Notó que los trabajadores no eran para nada generosos con los animales ya que llegaron a gritarle a las liebres solo por no querer entrar a la caja, él odiaba tener que ver a animalitos inofensivos ser atacados por gente de mierda, repudió siempre a esas personas, Michael desearía que sufran una grave muerte eso sería un gran placer visual, ver sus caras de horror y la sangre brotar de sus cuerpos.

Abrazó a sus criaturitas y los cargó con cuidado luego de salir de la tienda dejó en el suelo la caja, la abrió para darles mimos y disculparse por todo lo que habrán tenido que sufrir por esos estúpidos trabajadores. Volvió a caminar hacía un gran edificio dónde se filmaria algunas tomas de la pelicula, dejó la caja en recepción y caminó por los pasillos hasta llegar a la puerta que dirigía a el set de grabación dio un suspiró largo ya que sabía que iba a estar esa loca para joder todo el dia.

-¡Ahh! Michael eres tú! Cuánto tiempo- gritó la chica saltando y corriendo para brindarle un abrazo pegajoso por el candente verano, -¿cómo estás primo de mi corazón?-.

-primero hola, segundo mal- habló, sabía que Lucía era muy charlatana.

-¿leiste el guión? ¿te sabes la lineas, verdad? Si no te gusta algo del guión dímelo y lo cambiaremos, si?- una gran preguntona y obsesionada con que todo salga como ella quiere y ocultando su odio por el director además de todos.

-ya leí el guión y practique- respondió sin darle mucha importancia a sus cuestiones, ella se comporta como si fuera una oficial interrogando como policía buena.

-¡bien! Ve a cambiarte- lo llevó a arrastras hacía los vestidores, -¡rápido! No tenemos todo el día- gritó Lucía antes de cerrar la puerta de un portazo.

Miró alrededor y de repente chocó
con la mirada de alguien, un chico más bajito que él, estaba parado en silencio, cabello rubio con puntas moradas y ojos con Alejandría pero con una mirada que ocultaba algo extraño, él vestía con una camisa color violeta pastel, jeans celestes y unos tenis azules, perfume fuerte de olor a lavanda y aritos rojos, por qué lo describo? Por que Michael no dejaba de mirarlo, cada momento que tenía miraba de arriba a abajo al sujeto.

-¿quién eres?- él más alto se mostraba confundido.

-soy Tom Hume, tu maquillador personal, estoy a tu servicio- respondió sentándose en un banquito y apunta amablemente a la silla que estaba al lado de el espejo, Michael vio en la muñeca del mencionado una pulsera bonita.

-primero me debo vestir, por favor espera un poco- comenzó a cambiarse sin saber que una mirada amenazante acechaba por su espalda viendo cada centímetro de su piel los ojos de Tom y no se desviaban del cuerpo, se veía exquisito haciendo que él tenga mucha hambre pero no puede darle ni un fuerte mordisco en su cuello.
Michael cuándo supo que el menor de altura estaba viéndolo se avergonzo, espera.. por qué siente eso? El jamás se sintió así, de la nada un rubor se apareció en sus mejillas al ver de reojo que el otro se relamia sus labios, el más alto comenzó a sentir emoción queriendo provocar más al que lo miraba de pies a cabeza.