𝗕𝗕𝗕. | ❛ Estamos unidos por sangre❟
la misma que corre en mis venas corre por la tuya.
Estamos unidos por amor❟
lo que siento por ti me hace sentir vivo.
Estamos unid...
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━━ LATE 03 BC, PENTOS . . . ✱ ! •🩸ϟ *
⠀⠀⠀⠀⠀⠀EL SOL SE ENCONTRABA EN EL PUNTO MÁS ALTO DE SU ELEVACIÓN SOBRE EL HORIZONTE. Selaena caminaba por las calles de Pentos con un precioso vestido de dos piezas.
La parte posterior era un top con escote de corazón, de hombros descubiertos pero mangas abultadas en los brazos. El diseño combinaba una tela roja con una rosada creando un contraste perfecto, siendo aquello también era imitado en la falda del vestido, que poseía una abertura a un costado que iba desde el muslo derecho hasta el suelo. Decidió acompañarlo con unas preciosas sandalias doradas planas con cuerdas que se entrelazan hasta en su pierna.
Su cabello rubio platinado ondeaba suelto, acompañado por una diadema de oro en forma de hojas de olivo. A pesar de que era una princesa por simbolismo, su tío había insistido en que su única sobrina presumiera de sus estatus, y aunque tenía años sin pisar Pentos para otra cosa que no fueran visitas cortas, al parecer los comerciantes y pentoshis se encontraban encantados con ella.
El aroma de la calle era cautivador, en el ambiente se podía sentir la combinación de las picantes especias, dulces frutas y deliciosos perfumes que la hacían detenerse en todos los puestos para comprarle pequeños detalles a Visenya, Rhaenys, Aegon, Orys y Carissa.
A la primera le había comprado un ejemplar de tapa dura que contaba sobre todos los tipos de armas y entrenamientos, incluso poseía ilustraciones a color muy detalladas; mientras que a Rhaenys le había conseguido un precioso collar de oro con un dije en forma de R con amatistas incrustadas.
Carissa amaba los pendientes, así que adquirió para ella unos sencillos con perlas auténticas que estaba segura que amaría. Para Orys había encontrado una figurilla de dragón que sabía que iba a adorar, pues constantemente se sentía menos por su estatus de bastardo. Sin embargo, aún no había encontrado el regalo perfecto para Aegon.
En su antebrazo sostenía una cesta en la cual se encontraban sus compras, desde los regalos hasta libros y fruta para ella. Tomó una deliciosa ciruela y le dió un mordisco, deleitándose con su sabor ácido. La calle en la que se encontraba daba hacia la puerta del amanecer, la cuál los viajeros utilizaban para dirigirse al Royne, por lo que tenía que dar la vuelta pronto para volver hacia el palacio.
