Riduur

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— ¿Entonces suponen que nos mantengamos tranquilos con un planeta lleno de cazar recompensas y mercenarios? —dijo el senador de Sern mirando despectivamente a los mandalorianos. Paz habría sacado su bláster si Bo-Katan no lo hubiera detenido del antebrazo. Din por otro lado se mostraba imperturbable.

— Mi gente solo quiere paz, créame... estoy aún menos interesado que usted en unirme a la República —dijo el Mand'alor para consternación e indignación de varios senadores.

— El Mand'alor tiene razón ¿por qué ver hacia al pasado? Si lo hiciéramos todos nuestros planetas y nuestra gente tendrían historia de la cual debemos avergonzarnos —dijo la senadora de Naboo quien miró a Din y asintió comprensiva.

El senado estalló de nuevo, muchos criticando su religión y extremismo, otros su falta de diplomacia, por donde lo vieran su gente sería vista como peligrosa. Miro a Leia siendo la Canciller tomando los comentarios de los senadores que acercaron sus cúpulas al centro, aunque fue imperceptible a simple vista, la perspicacia aprendida de Din como cazar recompensas le hizo ver como ella estaba tan fastidiada como él.

— Senador Papanoida —le dio la palabra Leia al hombre de tez azul.

—Puedo proponer que como prueba de buena fe, el Mand'alor contraiga nupcias con alguna persona de la realeza de alguno de los planetas miembros de la Nueva República —eso estalló aún más controversia. Muchos ofreciendo sus planetas y otros reclamando el matrimonio como un acto de barbarie.

Bo-Katan y Paz esperaron con paciencia. Ya podían ver venir lo que diría Din: para un mandaloriano tan rígido como Din, el matrimonio debería ser por amor, un amor profundo porque el matrimonio en Mandalore era tan sagrado como los expósitos; se llevaría un cortejo con piezas de armadura luego de haber sido vencido en batalla por su posible cónyuge y se darían los votos en privado.

El matrimonio no podía ser una unión por conveniencia de esa forma, quien gobernara Mandalore gobernaría solo a gobernar al lado de alguien indeseado.

Cuando hubo silencio por un segundo, Din activó el voceador de su asiento.

— No sería posible, ya estoy casado —la sorpresa recorrió a la mayoría del senado, incluyendo a sus dos guardianes. La pelirroja miró a Paz, ambos sorprendidos hasta que entendieron al mirarse a los ojos.

Estaba mintiendo.

Din nunca había tenido tiempo de casarse luego de haber entregado al niño y desaparecer por tres meses. Un cortejo no podría llevarse en tres meses, era simplemente imposible. Luego solo regresó para unir a Mandalore y únicamente hacía llamadas periódicas para ver a su hijo o viajaba para verlo una semana.

— Oh... ¿y quién es el supuesto Alor? Si se puede saber —dijo el senador de Tarnab.

— No puede, el matrimonio es sagrado entre mandalorianos y no expondré a mi riduur sin preguntarle si puedo hacerlo —Leia incluso sonrió por la conmoción del senador de Tarnab, pero ocultó su diversión con rapidez.

—Bueno, si no hay más que decir. Tengo entendido que ya que no fue aprobado por todo el senado, solo los planetas de Taris, Naboo, Rodia y Mon Cala enviarán recursos para la reconstrucción de Mandalore, sin embargo su incorporación será discutida en otra sesión programada para dentro de un mes, si así lo desea Mand'alore —

Dio un asentimiento con la cabeza a Leia, pero decidió reafirmar su respuesta con el voceador debido a que no todos podrían verlo.

Discutió un tiempo con las senadoras de Taris, Naboo —que ya las conocía previamente —y Rodia, al igual que el senador de Mon Cala sobre los preparativos de las naves con los recursos para reconstruir y víveres para su gente. Acordando protección del ejército mandaloriano a cambio de recursos se cerró su discusión y regresaron a sus habitaciones para prepararse y regresar a Mandalore.

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