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La habíamos jodido. La habíamos jodido pero a lo grande.

Si me preguntabas a mi, Valeria, yo nunca te hubiera dicho que era una persona problemática, mucho menos escandalosa. Pero, sin embargo, todo lo que te pudiese haber dicho hace unas 5 horas, realmente ya no importaba.

Estaba en una casa abandonada, no precisamente muy alejada de todo, junto con 4 personas más, Miguel, mi hermano, Javier, el mejor amigo de mi hermano, Alejandro, mi novio y Anaís, mi mejor amiga.

Estábamos escondiendonos de la policía, habíamos asesinado a sangre fría a uno de los comandantes franquistas.

Aún podía ver la sangre en las manos de Javier, o la cara paralizada de Anaís. No lo habíamos planeado, simplemente surgió.

Estaba entre los brazos de Alejandro, el acariciando mi espalda para calmarme, pues todavía seguía temblando mientras Javier apoyaba la cabeza en el hombro de mi hermano y Anaís estaba cruzada de brazos mirando al suelo.

-Esta claro que vamos a salir malparados de esto, así que, ¿alguien tiene alguna idea sobre que hacer ahora?- Dijo mi hermano, rompiendo el abrumante silencio.

No creo que nadie tuviese realmente una idea, así que hablé yo.

-Podemos y más bien, deberíamos salir de aquí. Por lo que se, el pueblo de al lado todavía no han llegado los sublevados y hay refugio. Lo leí en el periódico la semana pasada. - Hablé.

Estaba algo insegura de mis palabras, realmente no me fijé demasiado en el periódico ese día, no pensé que necesitaría esa información más adelante por lo que simplemente eché una ojeada.

-Bien, ¿alguien más tiene alguna otra idea?- Volvió a preguntar mi hermano.

Hubo un pequeño silencio hasta que Javier habló.

-Creo que primero deberíamos de ir a nuestras casas, a por comida y cosas así. No creo que nos alimentemos de plantas durante todo el camino porque nadie tiene carné de conducir para llevarnos, ¿verdad?- Le escuché decir.

Y tenía razón, nadie de nosotros tenía carné, pero antes de que pudiese darle la razón, Anaís, que estaba un poco alejada del círculo que habíamos creado, habló por primera vez desde que salimos de aquella habitación.

-Pero, si se supone que nadie nos vió entrar, ni nadie nos vió salir de allí, no deberíamos de preocuparnos porque nos descubran, ¿no?- Se podía escuchar el miedo y la frustración en cada palabra que decía.

Y con razón, ella era la más joven del grupo, apenas 21 años, lo suficientemente joven para poder saber que no estaba preparada para esto.

Mi hermano volvió a hablar.

-Claro, pero ya tendríamos que ir buscando ideas por si por alguna casualidad alguien nos hubiera visto, o descubierto. Tenemos que pensar en todo, Anaís.- Le escuché decir.

Su voz aparentaba ser firme, pero había algo más en su voz, miedo, tal vez.

-Anaís, no te preocupes, de todos modos, si nos descubren, nos tenemos los unos a los otros, y más allá de todo, eso es lo que verdaderamente importa.-
Dijo Alejandro, aun acariciando mi espalda.

-Es fácil para ti decirlo, tu tienes una chica que te quiere y te valora a tu lado, nosotros estamos más solos que la una.- Le respondió Javier, sin separar la cabeza del hombro de mi hermano.

Noté como Miguel se tensó al escuchar la última parte, aunque pensé que sería por la situacion.

-Seguro que ya encontrarás a alguien. -
Le afirmé con seguridad.

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⏰ Última actualización: Mar 04, 2023 ⏰

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- A duras penas - Donde viven las historias. Descúbrelo ahora