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HITOMI ABRIÓ LENTAMENTE SUS OJOS, pues la fuerte luz del día empezaba a molestarle sus sueños. Talló sus ojos y se sentó lentamente en la cama, fijándose en como estaba en su habitación.
Puso su mano en su cabello, y al instante los recuerdos de la madrugada llenaron su cabeza. Sonrió para si misma al recordar cada detalle de lo sucedido.
— creo que anoche soplé más que velas de cumpleaños. —murmuró ella poniendo una de sus manos sobre su frente.
Se extrañó un poco de haber despertado en su habitación, cuando supo que se había dormido en la de Chishiya. Pero al ver que tenía el collar en el cuello, y ella no se lo puso, supo que él la había traído.
Un incesante golpe en su puerta la hizo sobresaltar en su lugar, agradecía mentalmente el hecho de que luego de tomar, nunca le daba resaca. Se paró rápidamente para abrir.
— vamos, sucedió algo grave. —dijo Tatta apenas la chica abrió la puerta.
— pero me acabo de levantar...
Ann, quien venía con Tatta, tomó de la mano a Hitomi y empezaron a caminar. La menor de ellos apenas y lograba seguir el paso.
— perdona, es que según Tatta, es algo muy urgente. —dijo la pelicorto, mientras caminaban/corrían hacia la sala de reuniones. — Feliz cumpleaños, por cierto.
— ¿gracias?
Al llegar a la sala de reuniones, ya estaban todos reunidos. Hitomi miró en toda la habitación, buscando instintivamente a una persona, y al encontrarla, vió que estaba al lado de Arisu. Chishiya le hizo una señal para que se acercara a él, y Hitomi sin demora le obedeció.
Arisu miró atentamente las acciones de Hitomi, y cruzaron miradas al tiempo en el momento que ella quedó entre él y Chishiya.
Todos miraban con un rostro serio al centro del lugar, entonces Hitomi por fin allí lo vió. El cuerpo del sombrerero.
— parece que no logró finalizar su último juego. Los de mantenimiento lo encontraron de casualidad en Shinjuku mientras cargaban combustible.
Ann intentó acercarse al cuerpo del hombre, pero antes de poder tocarlo, Niragi le interrumpió.
— oye, no lo toques como si nada. Maniática de la disección.
Ann aparto su mano, pero aún así quedó apoyada sobre la mesa, mirando el cuerpo.
— le dispararon, ¿su juego requería armas?
— parece que si, los que estaban cerca del lugar escucharon disparos.
Hitomi y Arisu miraron instintivamente a Chishiya ante aquella declaración. El mayor los miró por encima del hombro y negó, dándoles a entender que no debían confiar en esas palabras.
— ¡Vaya, debió haber llevado a los militares con él!
— Mantengamos esto en secreto. Sería un golpe muy duro para todos. —dijo Mira.
