ÚNICA PARTE

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— La calidad está relacionada con las percepciones de cada individuo para comparar una cosa con cualquier otra de su misma índole o— se interrumpió en su lectura cuando escucho una risa escandalosa del otro lado del salón. — maldita sea...

Aldo se encontraba en el salón de clases, repasando sus apuntes antes del examen de Fundamentos de la calidad, el profesor aún no llegaba y los idiotas de sus compañeros estaban más interesados en perder el tiempo bromeando y gritando que en estudiar.

Frunció el ceño en dirección a Osvaldo cuando lo escuchó seguir riendo y haciendo alboroto junto a Samantha Rivera y las hermanas Garza. La verdad no entendía como ese poste andante podía salir todos los fines de semana de fiesta y mantener ese estatus de "Fuckboy" del campus y al mismo tiempo tener buenas calificaciones, no tenía sentido alguno.

— Ya mejor admite que en realidad te gusta ese cabron, wey. — habló su mejor amigo Juan por un lado de él.

Aldo frunció el ceño aún más y bufó divertido.

— No tengo ningún pedo en admitir eso pendejo, de que me gusta me gusta, el problema es que dudo que yo le guste a él. — expresó el moreno, olvidándose por completo de que estaba estudiando y cerrando su cuaderno con fastidio.

— ¿De qué están hablando? — llegó preguntando Sebastian con las mejillas rojas, cabello revuelto y luciendo recién follado. Lo que más llamó la atención de los otros dos fue el echo que Ivan, el chico Argentino de intercambio también iba llegando a sentarse con el grupito de Osvaldo luciendo desalineado.

— Estábamos hablando de como eres una tremenda puta traga pitos, ¿Con Ivan? ¿En serio? — exclamó molesto Juan, no era un secreto lo mal que le caía el chico argentino.

Aldo se rió mientras Sebastian jadeaba indignado, llevándose una mano a su pecho con fingida molestia.

— Lo siento pero no es mi culpa tener un culote que ni el papasito de Ivan puede resistirse a coger. — Dijo en voz baja Sebastian, defendiéndose.

— Tampoco es culpa de Sebas que tú no tengas vida sexual, idiota. — habló Aldo, sacando una carcajada de Sebastian y un jadeo indignado del colombiano.

— Eres un maldito mal amigo caldo huevo. — expresó molesto, cruzandose de brazos. — De todas formas, ¿por qué soy su amigo par de jotos?

— Por que somos divertidos y asombrosos. — respondió Sebastian sonriendo brillantemente.

— Y por que somos los únicos que soportamos tus excentricidades. — respondió Aldo, haciéndolos reír.

— O sea que somos tus pendejos y te aguantas. — volvió a hablar Sebastian.

— Bien, está bien lo acepto, no digan más.

{***}

Estaban los tres tranquilamente comiendo sus almuerzos y riéndose de una anécdota que Juan les estaba contando cuando Rocio llegó con su bandeja de comida y sonriendo enorme.

— ¿A qué no saben de qué me enteré, chicos? — preguntó a modo de saludo la chica apenas se sentó en la mesa junto a Juan y frente a Aldo.

— Si es el hecho de que le gustas a Comandito déjame decirte que eso ya lo sabíamos, es chisme viejo. — respondió Juan, aún mascando su comida.

— Uy viejísimo ese chisme, amiga. — secundo Aldo, sin prestar verdadera atención por estar viendo a Osvaldo que estaba al otro lado de la cafetería charlando animadamente con sus amigas.

— No es eso-espera ¿qué? — se interrumpió sorprendida la chica.

— Ay ¿apoco no sabías que le gustas a Comandito? — preguntó Aldo, al ver que la chica negaba con la cabeza sorprendida continuó hablando. — No mames Rocio, todo mundo lo sabe.

Fuck boy // Aldoriana OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora